Capítulo 5: Conociendo a los leones

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-Sabe tan bien como yo que la creación de nuevas reglas lleva de 5 a 7 semanas. Incluso si el propio Ministro la calificara, debería explicarle porqué el motivo de la nueva regla y exponerle mis argumentos. Los funcionarios del Ministerio se confundirían y también se cuestionarían porqué Slinkhard se contradice a sí mismo. Por no hablar de la molestia de los padres cuando sus hijos les cuenten que están estudiado a un autor tan conflictivo. Mandarían miles de cartas y no tendría tiempo de leerlas a todas, lo que llevaría el asunto a manos del director. El Ministerio podría perder prestigio, imagine el escándalo.

La sala entera quedó boquiabierta. Umbridge abrió y cerró la boca varias veces, sin palabras que decir. Alice se levantó de su asiento, se colocó la mochila al hombro y se giró hacia la puerta al mismo tiempo que el timbre sonaba. Hermione juntó sus cosas a toda velocidad y la siguió.

-¡Alice!

La mencionada se detuvo al oír el llamado. Granger llegó corriendo a su lado.

-Gracias, por defenderme.

-No es nada, sólo necesitas exponer bien tus argumentos y cualquier hipótesis se vuelve real. En Ravenclaw lo hacemos todas las noches, para practicar.

-¿Quieres almorzar conmigo?

-Claro, será un placer.

Una vez en el Gran Salón, Ron y Harry se reunieron con ambas chicas.

-Hola.- dijeron ambos, sorprendidos por la presencia de Alice.

-Harry, Ron, ella es Alice Moon. 

Los mencionados se saludaron y después ambos chicos se sentaron a almorzar.

-Harry, quiero que sepas que los Ravenclaw te creemos. Al menos la mayoría de nosotros.

-¿De verdad?- preguntó Potter, sorprendido. 

-Sí. Luna puede ser muy persuasiva, ¿sabes? Y los que sabemos cómo es perder a alguien a manos del Innombrable y sus seguidores sabemos que no dirías que regresó sólo para buscar fama. El Ministerio debería recordar eso.

Harry se sorprendió. Agradeció las palabras de la chica, con una sonrisa sincera.

-¿Eres amiga de Luna?- preguntó Ginny, sentándose al lado de su hermano. Fred y George se sentaron al lado de Alice. 

-Es mi compañera de habitación desde su segundo año.

-Moon, dicen que una elfina te llevó las cosas de Pociones. ¿Porqué tienes una elfina?- preguntó Fred, curioso. Los demás también esperaron la respuesta, especialmente Hermione.

-Jules es mi elfina, mi amiga. Es tradición en mi familia regalar elfos cuando alguien nace. Jules me cuida desde que tengo memoria y le tengo mucho cariño. 

-Regalar elfos no es una buena tradición que digamos.

-Oh, no es tan malo como suena, Hermione. Nuestros elfos son parte de la familia, tienen derecho a usar lo que quieran y van a donde nosotros vamos. Por eso Jules está en Hogwarts. La visito en las cocinas cada vez que puedo.

-¿Sabes como entrar en las cocinas?- preguntó George, sorprendido.

-Bueno...

-Señorita Moon.

Todos giraron para observar a Severus Snape, quien estaba acompañado de un sonriente Draco Malfoy.

-¿Señor?

-¿Qué hace en está mesa? Le recuerdo que las reglas dicen que debe comer con sus compañeros de casa, es decir en Slytherin.

-Entiendo, señor, pero no hay regla que prohíba que acepte la invitación a almorzar de alguien de otra casa. 

La sonrisa de Draco desapareció. Estaba seguro de que la chica iba a ser castigada, podría haberse librado de Umbridge, pero no de Snape.

-Bien. Tiene clases en cinco minutos, no llegue tarde.

-No lo haré, señor.

Snape se fue y Malfoy miró furioso a Alice.

-¿Cómo demonios...?

-Te lo explicaría, Malfoy, pero dudo que lo entiendas. Debemos irnos, tenemos Botánica.

Draco se fue, enfurecido. Se juró a sí mismo que lograrían que la Ravenclaw fuera castigada, no importaba cómo. El asunto se había vuelto personal. Le escribiría a su padre, él se enteraría de esto.

-Bueno, fue un placer conocerlos. Debo irme, los veré por ahí.- dijo la chica, despidiéndose de todos. Se levantó de la mesa y comenzó a caminar. Harry dudó un momento, escribió algo en un pergamino, y corrió tras ella.

-¡Alice!- dijo, y se lo entregó cuando la alcanzó- Quémalo tras leerlo. Sería un placer que vengas.

Potter se retiró de nuevo a su lugar y la chica abrió el papel, que decía: "Mañana, séptimo piso, frente al tapiz de Barnabás el Chiflado. Ocho en punto." Alice no sabía lo que era, pero era interesante. Y los Ravenclaw aman lo interesante.

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Espero que les guste, gracias por leer :)

Intercambio de Casa {Completa}Where stories live. Discover now