Frialdad

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Durante las próximas horas Iris no tuvo ni la más mínima idea de qué había pasado con ella ni con los demás, estaba hundida en un sueño tan profundo que no había fuerza ni manera que pudiera despertarla. Se había desmayado con un intenso y punzante dolor de cabeza que poco a poco fue dejando de sentir, como si por fin descansara después de semanas de no hacerlo.

Carl estuvo al pendiente de su novia cada segundo y cada minuto desde que subieron, llegaron a Hilltop y la examinaron junto a Maggie, quien se quedó en la comunidad con Sasha por decisión propia.

-Cuida bien de Iris, Carl, por favor.-Le suplicó Sasha, colocando una mano sobre el hombro para después despedirse de su amiga con un beso sobre su frente.

-Lo haré.-Afirmó el ojiazul asintiendo con la cabeza sintiendo pesadez en sus hombros, aunque claramente cuidar de su amada no era una tarea fácil, siempre estaba dispuesto a hacerlo.

En el camino de regreso él la observaba con una mezcla de amor y preocupación, su cuerpo y su rostro que en esos momentos se veía tan frágil contrastaba con su fuerza física y mental, como si ella le hubiera extendido con las manos su lado más vulnerable para que lo sostuviera con fuerza y lo cuidara con su corazón. Unos kilómetros después de el camino de Hilltop hacia Alexandria, Iris reposaba plácidamente en donde Maggie anteriormente estaba recostada, Carl estaba de rodillas y tomaba su mano mientras que con la otra acariciaba su fina cabellera color azabache, la cual ya no tenía rastros de su sangre, una media sonrisa se le escapó de la boca y depositó un beso sobre sus labios resecos que todavía conservaban aquel rosado que tanto le encantaba, comenzaba a recobrar el color y a pesar de que siguiera viéndose decaída, sabía que se estaba recuperando. Ella rodeó la mano de él con sus dedos, Carl soltó un suspiro de alivio después de experimentar la ansiedad más abrumadora de todas, no tendría el valor de atravesar el cerebro de su amada para que evitara convertirse, y si lo hacía, se iría junto con ella.

La conciencia de Naya regresaba gradualmente con el paso de las horas, poco a poco, la luz del atardecer resplandeció entre su piel pálida y le dio color a sus pecas marrones, quería moverse pero su cuerpo pesaba más de lo habitual. El traqueteo de la furgoneta y los leves murmullos que escuchaba a lo lejos le indicaron que estaba despertando, intentó abrir los ojos, pero la luz filtrada por las opacas ventanas era demasiado fuerte para ella, parpadeó varias veces hasta acostumbrarse nuevamente y comenzó a divisar las figuras y sombras con claridad. Frente a ella estaba Carl, cuya silueta se aclaró antes que todas las demás. El chico se sobresaltó y volvió a tomar la mano de su chica, acercándose a ella, una llama de alivio se encendió en su corazón.

-¿Cómo te sientes?-Le preguntó.

El recuerdo del desmayo y el golpe otorgado por su padre en la parte trasera de su cabeza recobraron imagen en su mente, ella se palpó la cabeza y la incomodidad que sintió poco a poco se volvió un dolor sordo, casi nulo.

-¿Qué pasó?-Preguntó, desorientada y preocupada, incorporándose rápidamente para sentarse y buscar a sus amigas con la mirada.-¿Dónde están Maggie y Sasha?.-La chica frunció el ceño y se dio cuenta de que lo ocurrido la noche pasada no era solamente un sueño, realmente había ocurrido, la ansiedad y la incertidumbre no tardaron en volver a su cuerpo. Sollozó con miedo, mientras Carl la tomaba con firmeza para detenerla y recostarla nuevamente en su lugar, limpiando posteriormente una lágrima que cayó por su mejilla.

-Te desmayaste. Ya fuimos a Hilltop, Maggie y Sasha están bien, y tú también lo estarás si te quedas ahí. Debes descansar, el doctor dijo que no era nada grave, pero necesitas reposo ¿Entiendes, cariño?-Le respondió Carl.

"Cariño"

Naya abrió sus ojos con sorpresa y terminó por ceder y recargar la cabeza nuevamente en el asiento, sus mejillas se tiñeron de rojo al instante después de escuchar la última palabra ¿Cómo a pesar de todo eso Carl era capaz de permanecer tan calmado? Sabía que no lo estaba, pero la calma que emanaba era suficiente para ella. Asintió con la cabeza y soltó un suspiro pesado. Carl la miró con compasión, pasó suavemente la yema de sus dedos por la frente de la chica y se acercó a unir sus labios en un dulce beso, Iris correspondió al instante moviendo los suyos con debilidad.

Entre el peligro y el amor (Carl Grimes) [EDITANDO]Where stories live. Discover now