Salvadores (FINAL DE TEMPORADA)

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Los días siguientes al enfrentamiento del bosque en el que Iris y Carl se vieron envueltos tras salir con la excusa de despejar el área se basaron en el grupo de los adultos negociando con Hilltop, veinticuatro horas después de la primer batalla contra los Salvadores en su torre de control y que sus compañeros hubieran ganado, el trato se hizo realidad: La mitad de sus provisiones fueron hasta Alexandria, Iris visitó a Enid durante los viajes de Rick y el resto del grupo y le contó lo sucedido, su amiga preocupada le asintió respondiéndole que había escuchado disparos a lo lejos esa noche. Ese día, Rick había salido junto a Morgan en busca de Carol, quien huyó de la comunidad dejando solamente una carta. Naya se sintió impotente.

Por otro lado la relación con Carl se iba intensificando cada vez más, ella se alivió de que después de lo ocurrido él no se haya enfadado con ella, aunque sabía que estaba resentido por las decisiones que tomó, para él lo más importante en ese momento fue escapar, mientras Naya pensaba en acabar con todos lo más rápido que pudo, aunque era inútil, los sobrepasaban en número y fuerza.

-Iris.-La llamó Carl por la mañana después de que ambos jóvenes despertaran. La bella adolescente de ojos verdes se encontraba en el baño cepillándose el liso cabello negro que caía por sus hombros, las hebras de este se deslizaban perfectamente por las cerdas del cepillo y ella cantaba una melodía que se había inventado. Cuando Carl la llamó, se dio la vuelta y apoyó sus manos sobre el lavabo antes de adelantarse y caminar hacia él, rodeándolo con sus brazos y recargando la barbilla sobre su pecho.

-¿Qué pasa?-Preguntó ella al mismo tiempo que Carl colocó las manos a cada lado de su cintura, tomándola con la misma delicadeza con la que escogería sus palabras para hablar del tema.

-¿Puedo preguntarte algo?-Inquirió Carl buscando con su ojo azul la mirada de su novia, la cual estaba posada sobre él. Ella asintió con la cabeza con serenidad y acariciándole la espalda con una de sus manos, frías y suaves.

-Sé que estás lidiando con algo dentro de tu cabeza. Esa noche, cuando nos atacaron los Salvadores, señalaste algo pero yo no vi qué era lo que estaba ahí, sé que hablas de una sombra, y hace un tiempo me contaste que escuchabas voces dentro de tu mente ¿Puedes contarme más sobre eso?-Al terminar su pregunta un suspiro pesado escapó entre sus labios, Naya los acarició con su dedo pulgar mientras fruncía el ceño y pensaba en cómo contarle...

-Ella es una sombra que nunca desaparece, me dice a quiénes debo matar. Sus manos son muy frías, escurren sangre. Desde que maté a mi hermano ella está ahí, a veces me ayuda pero la mayoría de las veces no lo hace. Le tengo miedo.-Los ojos de la chica poco a poco se volvieron vidriosos y las esmeraldas de estos se cubrieron de lágrimas, que escurrieron por sus mejillas. Carl pasó su mano derecha por las suaves y pecosas mejillas de ella y limpió cada una de sus lágrimas, escuchándola con atención.

-Ella es la líder de todas las voces que escucho en mi cabeza. Y no es como la voz interior que todos tenemos, son voces ajenas, de hombres, mujeres, niños. Me susurran al mismo tiempo, me cuestionan cosas, me advierten de amenazas... ellas son las que me controlan cuando mato. Estoy loca, si eso es lo que piensan los demás, debo estarlo.

Carl escuchó con empatía tratando de comprender la complejidad de las palabras y la situación de su novia, acariciaba sus mejillas y enjugaba cada lágrima que salía de los brillantes ojos de ella. Sus mejillas se tiñeron de rojo y ella sorbió por la nariz, su voz se quebraba con cada palabra.

-¿Puedo ayudarte a hacerlas desaparecer?-Preguntó él.

Iris negó con la cabeza y suspiró recargando la cabeza completamente en el pecho del chico, quien la rodeó con los brazos y acarició su cabellera azabache. En medio de aquel momento vulnerable para ella, quien siempre se mostraba fuerte, determinada y sobre todo una de los miembros más valientes del grupo cayó en los cálidos brazos de Carl como único lugar seguro para mostrar aquella debilidad. Carl tomó el rostro de la joven con la necesidad de mostrarle su apoyo tangible para juntar sus labios en un beso tierno que no solo le hacía saber a su novia el inmenso cariño que sentía hacia ella, también la protección que él silenciosamente había prometido darle.

Entre el peligro y el amor (Carl Grimes) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora