Carl...

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Después de haber disfrutado la que probablemente sería la primera y última comida de su día, el grupo emprendió camino nuevamente hacia su destino, Terminus... ¿Cuánto tiempo más les llevaría y por qué a Naya le parecía tan eterno el camino? Pensaba que, por alguna razón, tal vez ir en busca de ese lugar era una mala idea, por donde fuera que lo viera, no creía que nadie quisiera atraer a tanta gente hacia un destino en específico por más seguro que fuera. Tenía un mal presentimiento, sin embargo se lo guardó y evitó sacarlo y hablar, ya que no quería provocar desconfianza con su nuevo grupo, no le gustaba molestar a los demás.

Con el paso de las horas el sol fue moviéndose de su lugar y poco a poco fue hundiéndose entre los árboles para ocultarse y no salir hasta la mañana siguiente, dando paso a la luna, la cual comenzaba a alumbrar la oscuridad que había comenzado a dejar la puesta de este. Durante su camino, Naya y Carl compartían miradas que no solamente expresaban complicidad, si no que irradiaban algo más que eso, pizcas de ternura e inocencia; nadie de los dos decía nada pero claramente sabían que aquellas miradas no eran como las que Rick le dedicaba a Michonne o viceversa, había algo especial en ellas... algo que hacía que las mejillas de ambos chicos ardieran en llamas y sus corazones latieran con fuerza, casi a la misma sintonía. Reían de vez en cuando, les gustaba bromear acerca de lo que ocurría en su entorno, quizá para no sentirse tan miserables del mundo que les rodeaba, después de todo, aun eran unos niños, unos niños que habían sido obligados a crecer sumamente rápido.

-Creo que deberíamos parar.-Dijo Rick después de varias horas caminando, mientras miraba el cielo que comenzaba a llenarse de estrellas.-No tarda en anochecer, busquemos un lugar.-Prosiguió, emprendiendo camino de forma más precavida que antes, sus ojos azules miraban a todas partes y parecía que no se perdía ni el más mínimo detalle.

Michonne, Carl y Naya asintieron con la cabeza indicando que estaban de acuerdo. Después de unos cuantos minutos encontraron un lugar fuera de las vías del tren que parecía estar tranquilo y seguro, y tampoco muy alejado de lo que sería su camino por... no sabía cuánto tiempo más. Era un auto vacío y varado, habría discreción en aquel campamento improvisado, ya que ningún caminante podría hacerles daño ahí dentro... ¿O sí? a la ojiverde le gustaba pensar que bajo la vigilancia de los adultos, Rick y Michonne estarían a salvo, confiaba en ellos. 

-Michonne, cuida a Carl y a Naya, que descansen por la noche... mientras tanto, yo haré guardia.-Ordenó con actitud de líder, cosa que Naya admiraba y hasta cierto punto, pensaba que le gustaría tener aquel liderazgo sobre un grupo cuando fuera un poco más mayor. 

-Claro, cuídate.-Respondió Michonne, antes de dar un pequeño recorrido por los alrededores junto a Naya y Carl, los cuales encontraron caminantes, mismos que asesinaron al instante. Por suerte, Naya no había gastado ni la mitad de su reserva de flechas ni habría tenido que hacer nuevas, lo cual le reconfortaba. Después de ello los tres entraron al auto, Michonne se sentó en el asiento del copiloto mientras la parte trasera habría quedado destinada para que Carl y la joven de cabellos negros descansaran por la noche. Rick había encendido una fogata, la cual despedía una flama débil pero que servía para producir calor y alumbrar al menos unos metros alrededor, el sonido de la leña crujiendo ante el calor abrasador del fuego, entraba por las ventanas del carro y le traían a la chica cierta relajación. Carl se había sentado junto a ella, lo suficientemente lejos para que ninguno de los dos sintiera que estaba molestando al otro por acortar distancia.

Naya había posado su mano al costado de su pierna derecha, apoyándose en ella y mirando la noche esperando a que el sueño le ganara, no tenía muchas ganas de hablar esta vez, solo quería estar callada, disfrutando de la agradable compañía que le daba el de ojos azules. Sin embargo, Carl se acercó a Naya, acortando la distancia que tenían de forma inconsciente, colocando su mano izquierda junto a la de ella... por un momento todo estuvo bien puesto a que no estaban tan juntos, sin embargo un movimiento en seco hizo que ambas manos rozaran entre sí y causaran que Naya quisiera retirarla, pero el contacto físico con Carl era tan... cómodo, cálido. Su mano temblorosa y nerviosa se movió por un momento y su pulgar derecho acarició el dorso de la mano izquierda del castaño, para después retirarla y colocarla sobre su pierna. Ambos chicos desviaron la mirada y volvieron a sus pensamientos. 

Entre el peligro y el amor (Carl Grimes) [EDITANDO]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ