¿Lugar seguro?

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Juntos entraron a Alexandria, Naya tomaba de la mano a Carl mientras pensaba en cómo sería su vida de ahora en adelante, sin embargo la decisión de quedarse no recaía completamente en ella, Rick siempre tenía la última palabra y ella iría siempre a donde estaba Carl, no pensaría separarse ni un momento de él. El lugar era enorme, había casas amplias, de dos pisos la gran mayoría, suponía que habían restaurado un viejo vecindario para darle vida a la comunidad, la gente a los alrededores los miraba con curiosidad, como si fueran una nueva atracción del parque de diversiones, incluso los veían de cierta forma despectiva que Naya no pudo lograr descifrar con exactitud. Llevó la mano izquierda hacia el collar que colgaba de su cuello, tomando la letra N que descansaba sobre su clavícula, brillando al igual que sus ojos a la luz del sol.

-Primero, tendrán que dejar todas sus armas.-Dijo Aaron, se le notaba cierto temblor en la voz.

-Aún no sabemos si nos quedaremos aquí.-Respondió Rick en seco, frunciendo el ceño.

-Primero tendrán que pasar con Deanna, es la encargada de todo. Rick, podrías empezar tú.

Estaba incómoda, en cierta parte tenía miedo y estaba sumamente ansiosa, y por la otra, quería pararse en frente de Rick y decirle que bajara la guardia, ya les habían demostrado que eran buenas personas, o al menos eso parecía desde hacía dos días. Soltó un suspiro y frotó su frente, volviendo a sentir entre sus dedos la letra N de plata. Carl la miró un tanto preocupado, apretando el agarre de su mano para que no la soltara.

Rick giró la cabeza nuevamente hacia la reja que los alejaba del exterior, había un caminante cerca.

-Sasha.-Ella lo miró pero sus ojos marrón oscuro se dirigieron hasta Naya, ella reconoció esa mirada, complicidad.

-Déjaselo a ella.-Respondió, dándole la señal a la chica para que tomara el arco entre sus manos y cargara una flecha. Fijó su mirada en la cabeza del caminante, calculando el tiro que debería hacer. Carl la miraba de pies a cabeza y quiso sonreír por lo bella que se veía. En un abrir y cerrar de ojos, la flecha cruzó el aire con velocidad y pasó entre los barrotes, atravesando el cráneo del caminante para que al final este cayera al suelo en seco. Rick fue guiado hacia una casa, la cual parecía ser la principal, los demás, incluyéndola a ella y a Carl caminaron cerca de un minuto por la calle principal hasta llegar a una casa más pequeña, recibiéndolos una mujer con cola de caballo y lentes rectangulares, mantenía una sonrisa amplia y forzada tratando de mostrar amabilidad, estaba parada frente a un carrito.

-Siguen siendo sus armas, pueden tenerlas del otro lado del muro.-Dijo una mujer que bajaba por unas escaleras, parecía ser la Deanna de la que Aaron les habló, y Naya lo supo por su forma de hablar, cierto aire de liderazgo... Aun así, ella pensaba que no sabía ni cómo sostener bien un arma y mucho menos dispararla..-Pero aquí dentro, las almacenamos por seguridad.

-No quiero dejar mi arco.-Masculló Naya chasqueando la lengua, se sentía totalmente conectada con él, había sido su arma principal desde el comienzo de todo, y alejarse de este al menos por un tiempo, era como si estuviera incompleta. Tampoco dejó el cuchillo, en cambio lo dejó dentro de su funda, dejando todas las armas de fuego que tenía encima, dos escopetas y una pistola. Suspiró de alivio al ya no cargar tanto peso, liberó sus hombros y se escondió entre el grupo para no entregar su arco y su daga, Michonne tampoco se sentía muy segura de entregar la katana, todos miraban a los lados alertas a cualquier amenaza. al final solamente dejó el carcaj con las flechas, si no tenía flechas no podía disparar, así que no había riesgo de que pensaran que en cualquier momento pudiera atravesarlos con una en la cabeza. Aaron llamó a Rick y a Carl.

-Ven conmigo.-Le dijo él a Naya tomando su mano preguntándole con la mirada a Rick si ella podía acompañarlos, él asintió con la cabeza y juntos caminaron hacia una de las calles, la gente a los alrededores seguía mirándolos con curiosidad, algunos desde sus ventanas. Aaron los llevó frente a dos casas, estas eran de dos pisos cada una.

Entre el peligro y el amor (Carl Grimes) [EDITANDO]Where stories live. Discover now