Batalla inminente.

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Las horas pasaron y la ansiedad permanecía en Carl e Iris, quienes patrullaban los alrededores de Alexandria sin salir de los muros.

-¿Crees que sea verdad? ¿Lo que dijo Jesús sobre su comunidad?-Le preguntó Carl a Naya. Ella enarcó una ceja y miró al suelo pensativa.

-Es difícil de saber... muy dentro de mí cabe una esperanza de que lo sea, y que tal vez ahí pueda encontrar a papá y a Aiden.-Respondió ella tomando con su diestra el collar de plata con la letra N colgante.

-Debiste haber ido para buscarlos ¿No crees?-Dijo Carl, contando las balas de su arma.

-No iba a dejarte solo cuidando este lugar. Veo más seguro que ellos sepan primero si es verdad o no, antes que arriesgarme.

-Verás que los encontrarás, ahora sabemos que existen más comunidades.

La chica sonrió levemente y asintió con la cabeza, Carl tenía razón. Al saber que habían más asentamientos cabía mayor posibilidad de que su familia restante no estuviera muerta. Su padre era fuerte, un hombre corpulento que no se dejaba intimidar con nadie. Su hermanastro Aiden era una historia a parte, pero si tenía la suficiente determinación para enfrentarse al nuevo mundo, ella entonces dejaría de creer que él era más débil que su padre.

Horas más tarde, cerca del atardecer, los chicos almorzaban en la cocina mientras escuchaban música en unos parlantes viejos de la sala de estar. Carol les había llevado galletas que le habían quedado deliciosas.

-¿Te parece salir en un rato?-Le preguntó Iris con una sonrisa juguetona a su novio.-Michonne no está.

-No lo sé, ¿Y Judith?-Respondió Carl con duda, chasqueó la lengua y bebió un trago de agua.

-Podemos dejarla a cargo de Gabriel.

-Deberíamos volver justo antes de que el sol se ponga.-Advirtió el chico.

-Está bien, me gustaría correr contigo. Podemos despejar el área de caminantes ¿No crees?-Preguntó Naya jugando con las puntas de su oscura cabellera que descansaba sobre sus hombros.

Carl asintió con la cabeza y juntos recogieron sus cosas, tomaron municiones de la armería para estar seguros, mientras caminaban por la calle principal, se topó con su amiga Sasha, quien sostenía un rifle y mantenía una expresión calmada, sus ojos marrones se enfocaron en la chica y le sonrieron. Iris le dedicó una mirada a Carl.

-Espérame ahí.-Le susurró ella al oído, los vellos de la nuca de Carl se erizaron al sentir tan de cerca el aliento de su novia, se ruborizó levemente y asintió con la cabeza, dándose la vuelta para tomar un camino poco sospechoso.

-¿Cómo va todo con Carl?-Le preguntó su amiga con una sonrisa, dejando que la complicidad femenina resonara a sus alrededores. Naya sonrió apenada mientras su corazón se aceleraba y sus piernas parecieron perder el control de sus propios movimientos. Estaba sorprendida pero se sintió aliviada a la vez, por poder compartirlo con alguien que no fuera Enid.

-Yo... bien, supongo. Es... complicado, supongo... por todo lo que ocurre, pero sé que él está acompañándome.

Sasha sonrió y colocó una de sus cálidas manos sobre el hombro de la adolescente, quien suspiró suavemente y le devolvió la sonrisa.

-Entiendo. En estos tiempos es complicado encontrar a alguien que esté ahí de esa manera para ti. Si me preguntas a mí, jamás pensé que te gustaría él, siempre decías que no ibas a necesitar a ningún chico, y que jamás te gustaría uno.-Soltó una risa ante sus últimas palabras con una pizca de nostalgia en ellas.

-Vamos, tenía diez.-La chica soltó una risita avergonzada y llevó un mechón de cabello detrás de sus orejas. Y hasta ahora mismo, pienso que no necesito a nadie para mantenerme a salvo, con Carl es diferente... Somos cómplices.

Entre el peligro y el amor (Carl Grimes) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora