Hacia unas semanas que Vero habia vuelto a Madrid y que habia empezado a trabajar en la clinica, David iba todos los dias a recogerla para volver a casa o para salir todos juntos a dar una vuelta por ahi.
En esas dos semanas, Celia hacia estado muy apegada a Pedro, él practicamente vivia con ellas en casa y las trataba como si fueran sus hijas.
Esa tarde, Carol se estaba arreglando junto con Eva para salir a dar una vuelta junto con sus chicos cuando escucharon unas risas desde el salon. Eva salió la primera de su habitacion y se asomó por las escaleras, escuchando a Celia decir llena de felicidad: “¡Sí! ¡Claro que sí!”
Curiosa, fue a por Carol y ambas bajaron las escaleras despacio, riendo al escuchar a su madre reir encantada. Se acercaron a la puerta del salon y tocaron antes de entrar, Celia reia sentada en el sofá junto con Pedro, que sonreia abrazandola de medio lado.
- ¿Estais visibles? - preguntó Carol sonriendo desde la puerta.
- Sí, cariño, pasa. - se rió su madre.
Eva se rió cogiendo a Carol de la mano para entrar al salon, al hacerlo, su madre se levantó del sofá y las abrazó efusivamente a ambas, haciendolas reir extrañadas.
- ¿Qué te pasa? ¿Y este abrazo? - preguntó Eva mirandola confundida.
- ¿Qué estabais haciendo, eh? - se rió Carol mirandolos a los dos.
- Yo, pedirle matrimonio a tu madre, ella no lo sé. - se rió Pedro pasando un brazo por la cintura de Celia, que sonrió ampliamente apoyando la cabeza en el hombro de él.
- Supongo que le habrás dicho que sí, ¿verdad, mamá? - preguntó Carol ilusionada, mirandola.
Celia sonrió ampliamente alzando su mano derecha para enseñarle el anillo que ocupaba su dedo anular en ese instante, Carol sonrió al igual que su madre y los abrazó feliz, al igual que Eva.
- Ya estaba bien, ¿no? - se rió mirandolos – Lleva como un mes pensando en como pedirtelo, incluso fui con él a comprar el anillo. - sonrió Eva mirandolos, siendo abrazada por los hombros por Pedro.
- Pero no se lo digas, era nuestro secreto. - se rió él estrechandola entre sus brazos.
- Somos familia y en las familias no hay secretos. - sonrió mirandolo a la vez que pasaba los brazos por su cintura.
- Tiene razon, cariño, somo una familia. - sonrió Celia abrazando a su hija y guiñandole un ojo a Eva.
Ella sonrió con un poco de tristeza apoyando la cara en el pecho de Pedro, que besó su pelo sonriendo.
Iban a quedarse con ellos para celebrarlo cuando el timbre de la puerta sonó, Eva se levantó del sofá con una sonrisa para ir a abrir y los dejó a los tres riendo en el sofá, hablando de cualquier cosa. Abrió la puerta y sonrió al ver a Álvaro tras ella, sonriendole al verla, Eva lo abrazó dandole un corto beso en los labios y lo hizo pasar seguido de Blas, que le dio un beso en la mejilla.
- Tu nubecita está en el salon con su madre y Pedro. - sonrió señalando hacia alli.
Blas sonrió y se acercó al salon, tocó la puerta primero y despues entró contagiado por sus risas.
- ¿Y esas risas? - preguntó Álvaro curioso, pasando un brazo por su cintura.
- Celia se va a casar con Pedro. - sonrió encogiendose de hombros.
- Genial, asi podré secuestrarte en casa y no dejarte salir nunca mas. - sonrió abrazandola por la cintura.
- ¿Como? - preguntó confundida, poniendo sus manos sobre los brazos de él.