Habían pasado cuatro días y parecía que Natalia se había instalado en casa y vivía con ellos dos también, por lo que el miércoles por la mañana, un rato antes de la hora de comer, tras pedirle permiso a su jefe para salir un poco antes a la hora de comer, Eva fue a casa de Álvaro acompañada de Carol y empezó a recoger sus cosas para marcharse. Cuando terminó de meter toda su ropa en la maleta que había llevado Carol en su coche y las cosas que la madre de Eva hacia mandado con su amiga en las cajas que aun no había tenido tiempo de vaciar, las metieron en el ascensor y Eva buscó una libreta pequeña que había junto al teléfono fijo y escribió:
Álvaro, sé que sería mejor decírtelo en persona, pero ya no puedo más, no soporto verte todo el tiempo con ella y ver como ella se aprovecha de ti, por eso me voy a vivir con Carol. Sigue con tu vida como si no me hubieras conocido nunca y como si no hubiera vivido contigo durante dos semanas e intenta ser feliz con Natalia, si es que eso es posible. Siempre podrás contar conmigo si alguna vez necesitas una amiga para hablar, pero nada más. Las llaves se las daré a Blas cuando lo vea para que te las devuelva, no te preocupes por eso.
Que te vaya todo bien. Un beso, Eva.
La dejó en la pequeña repisa del perchero al entrar con un suspiro, donde él siempre dejaba las llaves cuando llegaba. Salió de la casa entristecida y se metió en el ascensor que su amiga mantenía abierto para que ella entrara.
Carol la miró y la abrazó al verla a punto de llorar, acariciándole el pelo con cariño al escucharla empezar a sollozar sobre su hombro.
- No llores, no es el fin del mundo, Eva. Volverás a verlo.
- Sí, pero él está con ella y yo estoy sola. – dijo llorando.
- ¿Sola? ¿Y yo que soy, un pedazo de piedra? – se quejó mirándola.
- Sabes a lo que quiero decir, Carol. – la miró seria, llegando abajo.
Metieron las cosas en el coche y pusieron rumbo a la casa de Carol, lo dejaron todo en la habitación de esta y salieron de nuevo para llevarla de vuelta al trabajo.
- Dile a Blas que venga luego para darle las llaves, por favor. – pidió antes de bajar.
- No te preocupes por eso, anda. – le sonrió.
Eva se bajó y se metió en la cafetería directa al trabajo de nuevo. Carol se metió entre el trafico y cogió su móvil, puso el manos libres y llamó a Blas.
- Hola, cuchi cuchi. – sonrió.
- Hola, fresita. – se rió él -. Dime que hoy comemos tú y yo solos, por favor. – pidió entre risas.
- Para eso te llamaba, ¿paso a por ti? Voy en el coche y puedo ir si quieres.
- Vale, ¿sabes llegar al estudio de grabación? – preguntó.
- Sí, llego más o menos en veinte minutos, ¿quedamos en la puerta?
- Vale, allí te espero, cari. – se rió él.
- Hasta ahora, tontito. – se despidió colgando.
Colgó y le subió el volumen un poco a la música que llevaba. Al ritmo de la música que sonaba, llegó a la puerta del estudio, donde estaban los chicos en la puerta hablando con un hombre, Carol tocó el claxon y Blas se despidió de todos con una enorme sonrisa caminando hacia el coche, se subió y lo primero que hizo tras cerrar la puerta fue a acercarse a ella y poner sus manos en su mejillas, la acercó un poco a él y aun sonriendo, la besó tiernamente.
