Habia pasado un mes, un mes de encuentros con Blas, de miradas reprovatorias y de situaciones incomodas por comentarios mal intencionados. Carol habia intentado una vez mas hablar con él, explicarle lo que habia pasado, pero una vez mas, Blas no quiso saber nada de lo que ella tenia que decir.
Una tarde de domingo, Carol estaba sentada en el sofá, con las piernas subias a este y tapada con una manta mientras veia una pelicula mala en la television, no le prestaba atencion porque su mente vagaba por los recuerdos que tenia con Blas, por los buenos y por los malos.
Estaba a punto de empezar a llorar de nuevo al pensar que estaba sola cuando entró su madre por la puerta principal con una enorme sonrisa y una caja ena la mano. Entró en el salon sonriendole a su hija, le dio un sonoro beso en la mejilla que la hizo sonreir y fue a dejar la caja en la cocina.
- ¿Qué tal la comida, mamá? Se te ve muy contenta. - sonrió cuando su madre entró en el salon de nuevo.
- Muy bien, cariño, Pedro es un sol de hombre. - sonrió sentandose a su lado en el sofá, tapandose con la misma manta que su hija.
- Me alegra, ya te dije que congeniariais bien. - se rió girandose para mirarla, apagando la television.
- Cierto, fui idea tuya. - sonrió, Carol le devolvió una sonrisa que no llegó a sus ojos tristes - ¿Estás bien, cariño? - preguntó acercándose a ella., cogiendo las piernas de su hija y poniendoals encima de las suyas.
- Sí, mamá, estoy bien. - sonrió forzadamente - ¿Por qué lo preguntas? - preguntó curiosa.
- Estás triste, ya no te ries tanto como antes, no comes como deberias. Ya no sales a ningun sitio, antes no parabas en casa ni un instante, siempre estabas de un sitio para otro con las chicas. - explicó preocupada - ¿Qué ha pasado, carió?
- Nada, mamá, la gente cambia de costumbres. - sonrió encogiendose de hombros.
- De costumbres, vale, pero de sueños, no. ¿Qué ha pasado con tu camara de fotos y con esas fotogracias que ibas a hacer para la tia de Marta?
- No las voy a hacer, ya no quiero seguir con eso. - hizo una mueca bajando la mirada.
- ¿Por qué, hija? ¡Tú adoras la fotografia! - dijo cogiendo sus mejillas y haciendo que la mirara, al ver los ojos acuosos de su hija, se alarmó y se acercó mas a ella - ¿Qué pasa, Carol? Me estás preocupando.
- Hace mas de un mes que lo dejé con Blas. - dijo con voz temblorosa – He dejado de salir porque siempre va con los chicos y no soporto ver como me mira. He dejado de hacer fotos porque lo conocí asi y porque cada vez que cojo la camara, aparece ese momento en mi mente y no puedo soportarlo. - sollozó mirando hacia abajo.
Celia hizo un gesto de comprension y suspiró, haciendo que su hija se sentara sobre sus piernas, la abrazó fuertemente.
- Cariño, sé que te duele porque lo quieres mucho, pero no puedes dejar tu vida de lado por él. Tienes que seguir siendo tú, salir con tus amigos, hacer lo que te gusta. - dijo acariciandole el pelo – Pero sobre tod, ienes que volvera reir y dejar de llorar todas las noches.
- ¿Me has... oido? - preguntó temblorosa, separandose para mirarla.
- Sí, no te he dicho nada porque esperaba que tuvieras la confianza de contarmelo. - le sonrió, quitandole el pelo de la cara.
- Lo siento, yo... - sollozó.
- Shh, no importa... - la abrazó de nuevo.
Carol se apretujó contra su madre, escondiendo la cara en el cuello de ella como hacia cuando era pequeña y lloraba por algun motivo. Celia solamente la abrazaba y le pasaba la mano por la espadal con cariño, sin hacer ningun comentario, solo dejando que se desahogara.
