Capitulo 39. ~Solo una, por fa... ~

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¿Se puede saber a dónde nos lleváis? – preguntó Marta curiosa.

Dani la llevaba cogida de la mano y sonrió encogiéndose de hombros, señalando a los demás.

-          ¿Esto es alguna clase de secuestro o algo así? Lo pregunto para empezar a gritar ya y esas cosas… - dijo Lucia mirando a su novio divertida.

-          Mientras que no grites que estamos por aquí, no pasa nada. – sonrió él.

-          ¿Y qué pasaría si lo gritara? – preguntó Vero divertida.

-          Que moriríamos en una estampida. – se rió Blas exagerando.

Las chicas se miraron entre ellas con una sonrisa maliciosa y empezaron a gritar: “¡Aaah, son Auryn! ¡Están aquí!” como si estuvieran locas.

Antes de doblar la esquina, un grupo de chicas apareció delante de ellos, al verlos, se pusieron a gritar también y corrieron hacia ellos, quienes tirando de ellas cinco, salieron corriendo.

-          Creo que ahora sí tendré mi autógrafo, ¿no? – preguntó Lucia a Carlos riendo mientras corrían.

-          Tú por ahora corre y ya hablaremos luego. – se rió él tirando de su mano.

Iban corriendo cuando Verónica de repente se paró al notar que le faltaba algo, David, al verla parada y buscando algo, se dio la vuelta y la cogió por la cintura, levantándola en el aire y empezó a correr con ella a cuestas.

-          Pero, ¿Qué haces? – preguntó divertida y avergonzada.

-          Salvarte de un aplastamiento. – respondió sin dejar de correr -¿Por qué te has parado?

-          Porque he perdido una zapatilla. – se rió.

-          Bueno, ya veremos cómo arreglamos eso. – se rió con ella.

-          Yo de ti correría mas, se acercan y te van a coger. – sonrió mirando hacia las chicas que estaban a apenas unos metros de distancia de ellos, saludándolas con la mano.

-          Sujétate fuerte o te caerás. – sonrió él.

-          ¿Y no es más fácil dejarme en el suelo y que corra yo sola?

-          No, si me paro, nos cogen. ¿Quieres morir aplastada? Porque yo no. – se rió.

Verónica se abrazó a él entrelazando sus piernas en su cintura para que no tropezara con ellas al correr y se agarró a su cuello, escondiendo la cara en él. Cuando quiso darse cuenta, estaban parados en una calle solitaria, ella se incorporó y  lo miró confundía, él le hizo una señal para que no diera nada y la bajó. Cuando no escucharon ningún ruido ni nada por el estilo, David la cogió de la mano y salieron de esa calle, caminando rápido.

-          ¿Cómo hemos llegado aquí? Ni me he dado cuenta. – preguntó confundida mirando a su alrededor.

-          Ya lo he visto. – sonrió él refiriéndose a algo que ella no llegó a entender.

-          ¿Dónde vamos?

-          A mi casa, nos están esperando en la puerta. – sonrió acelerando el paso para llegar.

Entrando en la calle vieron casi al final de esta un grupito de gente parado enfrente de una de las puertas del bloque. David se dirigió a ellos y les sonrió sacando las llaves de su bolsillo y abriendo sin soltar a Vero.

¿Cuándo te volveré a ver?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora