Lucia se quedó estática cuando le colgó el móvil, miró a Marta con los ojos dilatados y muerta de miedo, Marta la miró igual al haber escuchado la conversación.
- Le está haciendo algo, creo que le está pegando, tenemos que sacarla de allí. – dijo apresurada, gesticulando mucho.
- Tranquila, primero, vamos a llamar a la madre de Eva, ¿vale? Ella tiene que saber lo que está pasando. – le dijo Marta marcando el numero.
Esperó un poco mientras le contestaban o no, pero tuvo que llamar dos veces para que se lo cogieran.
- ¿Dígame?
- Hola, Ana, soy Marta, la amiga de Eva. – dijo con voz suave pero nerviosa.
- Oh, hola, cariño, ¿Cómo estás? – preguntó con voz dulce.
- Yo bien, su hija no estoy segura.
Lo soltó así de directo esperando alguna reacción por parte de la señora, que pareció ni inmutarse.
- ¿Por qué lo dices? Que yo sepa está perfectamente con Raúl. – respondió distraída.
- Eso no es cierto. Ese chico se la acaba de llevar a la fuerza, la he llamado por teléfono y me lo ha cogido él, se escuchaban llantos y golpes, señora. – dijo seria.
- Estarían viendo una película o algo así, Marta. – respondió irritada -. Lo siento, pero no tengo tiempo para perder con tonterías de adolescentes. – y colgó.
Marta miró su móvil irritada y lo apretó, miró a Lucia.
- Muy bien, ahora sí que vamos a ir a por ella. – dijo Marta seria.
Álvaro se acercó con Carlos, que estaba serio y las saludó con un simple “Hola”.
- He llamado a Eva y creo que tiene problemas, tenéis que ayudarnos a sacarla de allí, por favor. – dijo Lucia suplicante, mirándolos a los dos.
- Tranquila, vamos a ir ahora mismo. ¿Sus padres están cerca? – preguntó Carlos mirándolas.
- Su madre está en no sé dónde y al parecer no le importa lo que pueda pasarle a su hija – respondió irritada – y su padre ya no vive. – añadió con voz más suave.
- ¿Habéis conseguido que os coja el teléfono? Yo lo estoy intentando, pero nada. – dijo Álvaro nervioso.
- Sí, a mi me lo ha cogido, pero era él y se escuchaba a alguien quejarse y llorar y también un golpe. – respondió Marta mirándolo asustada.
- Otra vez… - dijo entre dientes, apretando los puños, respiró hondo y las miró serio -. Dadme la dirección de su casa.
- ¿Qué piensas hacer? – preguntó Lucia mirándolo.
- Voy a sacarla de allí. – respondió serio.
- Vamos contigo. – dijo rápidamente las dos a la vez.
- De eso nada, vosotras os quedáis aquí.
- Es nuestra amiga, no puedes pretender que te dejemos ir solo a por ella. – le dijo Lucia alterada.
- No va a ir solo, yo voy a ir con él. – dijo Carlos mirándolas.
- No, vamos con vosotros. – insistió Marta negando con la cabeza.