Capitulo 22 ~ Las tazas giratorias. ~

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Los chicos entraron y se dirigieron directamente hacia donde estaba Piolín haciéndose fotos con unos niños.

-          Jo, yo también quiero una foto con Piolín… - dijo Lucia con voz de niña.

-          Ven. – dijo Carlos riéndose, tirando de su mano hacia Piolín – Disculpe, ¿le podría hacer una foto con ella? – preguntó educado.

Piolín asintió con su enorme cabeza y le pasó un brazo a Lucia por el hombro, Carlos sacó su móvil y le hizo varias fotos.

-          Muchas gracias. – dijo Lucia ilusionada, con una enorme sonrisa, se acercó a Carlos y le dijo – Déjame verlas.

-          No, luego las ves en casa. – sonrió guardando el móvil en su bolsillo.

-          Venga, no seas malo, enséñamelas. – pidió.

-          Ven, vamos con los demás, que sino los perderemos. – sonrió cogiéndola de la mano y tirando de ella.

-          Eres malo, rubito, muy malo. – dijo mirándolo con los ojos entrecerrados.

-          Que va, si soy un pedazo de pan. – sonrió él mirándola.

-          Sí, pero duro… - dijo borde.

Carlos la miró sorprendido, abriendo la boca para esconder una sonrisa, evitando así echarse a reír.

-          Uy, no te quieres bien, ¿eh? – dijo mirándola.

-          Tengo mis momentos. – se rió ella guiñándole un ojo.

-          Pues sigue así, ¿eh? Sigue así, que vas por buen camino. – dijo con ironía.

-          Hala, ¿ya te has enfadado? – preguntó mirándolo sería - ¡Pero si lo he dicho de broma!

-          Ya, ya… - se giró hacia Álvaro y le dijo al oído: - Ahora venimos, cuando vengan Carol y Blas, mándame un mensaje.

Álvaro asintió con una sonrisa, Lucia los miró con los ojos entrecerrados, mas aun cuando Carlos la cogió de la mano y tiró de ella para andar entre la gente.

-          ¿Adónde vamos? – preguntó confusa.

Carlos no contestó, siguió caminando hasta que se paró en la cola de una atracción, la dejó allí mirándolo confundida y fue a sacar los ticket, regresó con Lucia, que le dirigió una mirada de desconfianza al ver su enorme sonrisa y un toque de picardía en sus ojos.  Estuvieron esperando unos minutos, avanzando poco a poco hasta que llegó su turno.

-          No pienso subirme ahí. – dijo con firmeza al ver la enorme taza con dibujos de Scooby Doo delante de ella.

-          Vamos, hazlo por mí. – pidió Carlos poniéndole ojitos.

-          Que no. – dijo cruzándose de brazos.

-          Si no lo haces seguiré enfadado contigo todo el día. – le dijo mirándola, ella lo miró alzando una ceja y Carlos se rió - ¿No confías en mí?

-          Sí, pero…

-          Entonces, nada de peros, sube conmigo. – pidió de nuevo, extendiéndole una mano para que la cogiera -. Vamos, no pasará nada, confía en mí. – sonrió.

Lucia aceptó su mano y subió con él en la enorme taza, le dieron el ticket al muchacho que pasaba para asegurar los cierres y dos minutos después, la taza empezó a girar. Carolos la miró con una sonrisa y la vio asustada, le cogió de la mano y entrelazó sus dedos con ella, dejándola sobre su rodilla a la vez que le decía con voz suave:

¿Cuándo te volveré a ver?Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu