Los chicos entraron y se dirigieron directamente hacia donde estaba Piolín haciéndose fotos con unos niños.
- Jo, yo también quiero una foto con Piolín… - dijo Lucia con voz de niña.
- Ven. – dijo Carlos riéndose, tirando de su mano hacia Piolín – Disculpe, ¿le podría hacer una foto con ella? – preguntó educado.
Piolín asintió con su enorme cabeza y le pasó un brazo a Lucia por el hombro, Carlos sacó su móvil y le hizo varias fotos.
- Muchas gracias. – dijo Lucia ilusionada, con una enorme sonrisa, se acercó a Carlos y le dijo – Déjame verlas.
- No, luego las ves en casa. – sonrió guardando el móvil en su bolsillo.
- Venga, no seas malo, enséñamelas. – pidió.
- Ven, vamos con los demás, que sino los perderemos. – sonrió cogiéndola de la mano y tirando de ella.
- Eres malo, rubito, muy malo. – dijo mirándolo con los ojos entrecerrados.
- Que va, si soy un pedazo de pan. – sonrió él mirándola.
- Sí, pero duro… - dijo borde.
Carlos la miró sorprendido, abriendo la boca para esconder una sonrisa, evitando así echarse a reír.
- Uy, no te quieres bien, ¿eh? – dijo mirándola.
- Tengo mis momentos. – se rió ella guiñándole un ojo.
- Pues sigue así, ¿eh? Sigue así, que vas por buen camino. – dijo con ironía.
- Hala, ¿ya te has enfadado? – preguntó mirándolo sería - ¡Pero si lo he dicho de broma!
- Ya, ya… - se giró hacia Álvaro y le dijo al oído: - Ahora venimos, cuando vengan Carol y Blas, mándame un mensaje.
Álvaro asintió con una sonrisa, Lucia los miró con los ojos entrecerrados, mas aun cuando Carlos la cogió de la mano y tiró de ella para andar entre la gente.
- ¿Adónde vamos? – preguntó confusa.
Carlos no contestó, siguió caminando hasta que se paró en la cola de una atracción, la dejó allí mirándolo confundida y fue a sacar los ticket, regresó con Lucia, que le dirigió una mirada de desconfianza al ver su enorme sonrisa y un toque de picardía en sus ojos. Estuvieron esperando unos minutos, avanzando poco a poco hasta que llegó su turno.
- No pienso subirme ahí. – dijo con firmeza al ver la enorme taza con dibujos de Scooby Doo delante de ella.
- Vamos, hazlo por mí. – pidió Carlos poniéndole ojitos.
- Que no. – dijo cruzándose de brazos.
- Si no lo haces seguiré enfadado contigo todo el día. – le dijo mirándola, ella lo miró alzando una ceja y Carlos se rió - ¿No confías en mí?
- Sí, pero…
- Entonces, nada de peros, sube conmigo. – pidió de nuevo, extendiéndole una mano para que la cogiera -. Vamos, no pasará nada, confía en mí. – sonrió.
Lucia aceptó su mano y subió con él en la enorme taza, le dieron el ticket al muchacho que pasaba para asegurar los cierres y dos minutos después, la taza empezó a girar. Carolos la miró con una sonrisa y la vio asustada, le cogió de la mano y entrelazó sus dedos con ella, dejándola sobre su rodilla a la vez que le decía con voz suave: