Reto número 23

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- Escribe una historia en la que la vida de una mujer cambia drásticamente en solo 3 minutos.

El día había empezado maravillosamente, Raúl me había llevado el desayuno a la cama, el clima era de lo mas favorable; estábamos empacando todo para nuestra excursión a la montaña y todo era risas y bromas. El viaje en auto había sido tranquilo y sin ningún incidente. Llegamos al claro dónde nos esperaban Liliana y Andrés, y rápidamente habíamos tomado lo necesario para salir a caminar. Cuando nos internamos en medio del bosque, fue cuando comencé a sentir que algo no iba bien. Mi respiración era superficial, mi corazón parecía correr desembocado, era algo que jamás me había sucedido; mi condición física era perfecta, siempre me he considerado una persona muy activa, y el ejercicio nunca ha faltado en mi vida. Raúl me miraba de reojo, alcancé a percibir la preocupación en su rostro, pero le sonreí, tratando de restarle importancia a la situación. Íbamos a medio camino de nuestro viaje, nos paramos a descansar en un área donde podíamos ver el lago debajo de nosotros. Fue cuando sucedió, mi vista se nubló y un dolor punzante subió de mi vientre hasta mi pecho, sentía como si me estuvieran partiendo a la mitad. Caí de rodillas y rápidamente Raúl y Andrés me sujetaron y me recostaron. Recuerdo a Raúl gritar mi nombre y también recuerdo las lágrimas que me surcaban el rostro. Todos estábamos nerviosos, no sabíamos que estaba sucediendo. Liliana trató de llamar a una ambulancia, pero los celulares no tenían señal ahí. Después un líquido caliente comenzó a recorrer mi entrepierna, temí que me estuviera desangrando. Raúl se dio cuenta y rápidamente me quitó el pantalón para ver si estaba herida.
Pum-pum, escuchaba mi corazón, algo estaba haciendo presión fuertemente en mi vientre; Pum-pum, el dolor de nuevo me atravesaba, quería que terminara, ¡que terminara ya! y un primitivo instinto me dijo que debía pujar; pum-pum un silencio nos absorbió antes de que un agudo llanto se escuchara.
El dolor se había ido, sentí como todos mis músculos se relajaban, mi vista se aclaró y me incorporé de a poco para ver que había sucedido; Raúl estaba sonriendo y sostenía entre sus brazos a un bebé. Liliana se encontraba a mi lado, sosteniéndome y ella también sonreía y Andrés estaba buscando algo dentro de su mochila. Escuché el llanto nuevamente y rogué a Raúl que me entregara a mi bebé. Fue el momento más feliz de mi vida, ver su pequeño cuerpo entre mis brazos, su carita bañada por la luz del sol, y sus pequeñas manos buscando las mías. Era mió, él era todo mió; miré a Raúl y ambos sonreímos, acabábamos de comenzar una nueva etapa en nuestra vida.

52 retos de escritura 2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora