Capítulo XXXII

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Las pisadas de JongIn fueron rápidas, por lo que KyungSoo tuvo que echarse a correr para quedar a la altura de su jefe. Solo se detuvieron cuando llegaron al final de un pasillo desolado, donde, arriba de las puertas automáticas, se podía leer «sala de operaciones» en un letrero luminoso.

Había un hombre de espaldas a ellos que se mantuvo mirando hacia las puertas. Su cuerpo parecía débil y tenso.

—Papá. —El hombre de inmediato se volteó ante la voz de JongIn.

Ambos se abrazaron con ímpetu, buscando apoyo en el otro. No pasó demasiado para que volvieran a separarse y JongIn se acercó a KyungSoo con una sonrisa triste.

—Él es mi padre —murmuró su jefe para no hacer notar demasiado lo rota que salió su voz. JongIn miró a su padre y apuntó hacia KyungSoo—. Él es mi compañero de trabajo.

El hombre hizo una pequeña inclinación de cabeza y le dedicó una sonrisa sin mostrar los dientes, a lo que KyungSoo respondió de igual manera.

No supo si sentirse ofendido o no por ser llamado «compañero de trabajo». KyungSoo ahora se guiaban por la opción número uno, lo que significaba que no eran nada más que eso, compañeros de trabajo. Sin embargo, a pesar de que intentó regirse por eso, de igual manera sintió el pinchazo en su pecho.

—¿Cómo está mamá?

El hombre mayor no lloraba, pero se podía notar lo brillantes que estaban sus ojos, especialmente cuando su hijo le preguntó por su mujer.

—Aún no sé nada —musitó el hombre con la voz rasposa.

—¡Padre! —Un nuevo chico se incluyó a la escena.

KyungSoo lo vio pasar y se sintió un tanto extrañado, especialmente por no ver el rostro gracias a la capucha de su chaqueta. Solo cuando saltó sobre el padre de JongIn vio su rostro.

—Padre, ¿qué haces aquí? —El pelinegro volteó la mirada hacia donde se dirigió su jefe.

Otro hombre se incluyó en el desolado pasillo. Gracias a las canas que salían por los costados de su cabeza, KyungSoo dedujo que era más viejo que el padre del moreno, quizás solo por unos pocos años.

KyungSoo se volvió a cuestionar quién era toda esa gente.

—LuHan. —Gracias a la voz del menor pudo vislumbrar al chico encapuchado que temblaba continuamente.

LuHan se separó del padre de JongIn y se acercó al moreno hecho un mar de lágrimas. Pasó sus brazos en torno al cuerpo del menor y ambos se apretaron con fuerza. El pelinegro frunció el ceño, porque definitivamente no entendió nada de lo que sucedía.

—KyungSoo... —susurró LuHan casi sin voz al reconocerlo.

—¿Qué...? —se calló a sí mismo y esperó que alguien le explicara de una vez qué sucedía.

—Ven, te lo explicaré —dijo el moreno, quien lo tomó del brazo y lo hizo avanzar.

Antes de que pudieran alejarse por otro pasillo, KyungSoo se volteó para hacer una pequeña venia hacia las personas que lo miraron atentamente.

Cuando escuchó el suspiro de JongIn fue que se dio cuenta que ambos se detuvieron en otro pasillo despoblado.

—Tú... ¿Conoces a LuHan? —murmuró el moreno y él se apoyó en la pared, preparado para recibir la noticia, independiente de cuál fuera esta.

—Sí. ¿Tú lo conoces? —preguntó sin dejar de fruncir el ceño.

—Es mi hermanastro.

KyungSoo abrió la boca en busca de aire y luego se agachó un poco a la vez que apoyaba sus manos sobre sus rodillas flexionadas, respirando por fin.

Mr. Kim • || KaiSoo ||Where stories live. Discover now