Capítulo VII

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Se miró otra vez al espejo mientras se acomodaba el cabello negro. Suspiró para intentar relajarse y salió del baño a la vez que se abotonaba las mangas de la camisa blanca.

—KyungSoo —Levantó la cabeza para encontrarse con JongIn, quien le tendió una tarjeta plateada—, es la tarjeta de la habitación.

Asintió y tomó el pequeño objeto. Buscó en el bolsillo trasero de su pantalón de vestir su billetera y puso la tarjeta dentro.

—Deberíamos bajar.

KyungSoo le obedeció sin problema a su jefe, quien abrió la puerta del dormitorio que compartían para salir al pasillo del hotel. Mientras bajaban por el ascensor el teléfono de KyungSoo sonó dentro de su bolsillo y este con rapidez lo alzó hasta su oreja.

—¡Hyung! —Sonrió al escuchar a su hermano y se apegó más a un costado del ascensor para dejarle espacio a las personas que entraban al cubículo.

—¿Qué pasa, SeHun? —Le dio una rápida mirada a JongIn, quien estaba a unos pasos detrás de él.

—¿Cómo enciendo la lavadora?

—¿Para qué la necesitas? —KyungSoo frunció el ceño, pensando en el desastre que pudo causar su hermano.

—¿Para qué crees? —dijo el chico en tono irónico desde el otro lado de la línea.

Las puertas del ascensor se abrieron para dar paso a más gente que ingresó al pequeño espacio, logrando que KyungSoo se fuera hacia atrás y empujara a alguien a sus espaldas. Le sonrió levemente a JongIn a modo de disculpa.

—Es el botón que está abajo a la derecha —contestó, retomando la conversación con Sehun. A través del aparato escuchó a la maquina funcionar y su hermano soltó una pequeña risa—. No te olvides de echarle detergente.

—¡Mierda! —KyungSoo frunció el ceño—. No le eche. ¿Qué hago? ¿La apago?

Se llevó una mano a la ceja para rascársela. Cerró los ojos y suspiró.

—Aprieta el mismo botón con el que la encendiste —ordenó y crispó los labios.

Para su sorpresa, alguien puso unas manos en torno a su cintura y lo balanceó levemente hacia adelante.

—Lo siento, alguien me empujó.

KyungSoo se quedó estático aún con el teléfono alzado cerca de la oreja. Pudo escuchar que SeHun le habló y gritó desde el otro lado del aparato, pero eso fue lo que menos le importó, puesto que no tuvo que hacer mayor esfuerzo para encontrarse con la cara de JongIn casi rozándole la mejilla con la suya propia. Su voz ronca retumbó en su cabeza y puso al máximo su sentido del olfato para percatarse de lo rico y varonil que era el perfume de su jefe.

—Deberíamos bajar —sugirió JongIn y se alejó de él sin dejar de tomarlo por la cintura.

Fue empujado hasta la salida del ascensor, donde la puerta ya estaba abierta. El elevador quedó casi vacío exceptuando por una pareja que se comía a besos en una de las esquinas. KyungSoo se dejó llevar hasta afuera del ascensor y no entró en razón hasta que la calidez de la mano de JongIn sobre su cintura se fue.

—Estabas... hablando por teléfono —dijo su jefe y apuntó hacia el aparato que estaba su mano.

KyungSoo no se dio cuenta antes, pero se quedó mirando al moreno todo ese rato, por lo que pestañeó unas cuantas veces y le mostró una tímida sonrisa.

—SeHun —habló hacia el aparato a la vez que los dos retomaban el rumbo hacia la piscina del hotel, donde se celebraba una elegante fiesta—. ¿SeHun? —KyungSoo alejó el teléfono de su oreja para mirar el aparato con el ceño fruncido, dándose cuenta que su hermano cortó la llamada hace un rato.

Mr. Kim • || KaiSoo ||Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin