Capítulo XXI

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Si le hubieran dicho a KyungSoo que dentro de unas horas estaría sentado junto al público dentro de un tribunal de justicia, no se lo hubiera creído. Sin embargo, ahí estaba.

Desde su asiento podía ver a JongIn sentado junto a JongDae y frente a ellos, al otro lado de la sala, estaba un hombre viejo con canas junto a una mujer con un rostro demasiado serio como para llegar a verse femenina.

—Estoy nervioso —comentó ChanYeol, quien estaba a su lado derecho.

—Yo también lo estoy. Además, todavía no llega el juez.—KyungSoo se calló a sí mismo cuando vio al hombrecillo que se sentó a un costado de ChanYeol.

—¡Hola, chicos! —chilló EunSang, quien estaba un poco más allá y de la que nadie se hubiera dado cuenta si no fuera por su voz.

KyungSoo y ChanYeol tenían la vista fija en el hombre que se sentó a un lado de EunSang.

—¿BaekHyun? —preguntó el más alto como un idiota mientras buscaba los ojos del recién nombrado.

—Así incluso te ves guapo —alabó KyungSoo con diversión al ver como BaekHyun se mordió el labio inferior con fastidio, casi avergonzado.

El hombre andaba bien vestido, como nunca antes en todo ese tiempo que se conocieron. Tenía un traje color borgoña, una camisa blanca y unos zapatos negros. No parecía espectacular, pero era distinto y extravagante. Además, BaekHyun se maquilló más que de costumbre, delineándose los ojos con un negro intenso, y su pelo lo desordenó de tal manera que parecía que cada mechón fue cuidadosamente colocado en aquella posición.

—Así que este es nuestro Byun BaekHyun... —se burló ChanYeol cuando salió de su ensoñación—. Con solo verte ya me caes mal.

El más pequeño hizo una mueca y le pegó al otro en el brazo. Justo en ese momento el juez entró en escena y con voz seria dio comienzo al caso.

No pasó mucho tiempo cuando la puerta principal se abrió nuevamente para dar paso a un hombre elegante en un traje negro. Este no dijo nada y caminó directamente hacia el juez, inclinándose con respeto cuando estuvo en frente.

KyungSoo desvió su mirada hacia los ceños fruncidos de JongIn y JongDae, aunque lo hizo sentirse más confundido cuando la abogada de la otra corporación cambió, por primera vez, su expresión para sorprenderse.

—¿Abogado Kim? —preguntó sorprendido el anciano desde lo alto de su mueble.

—Lamento interrumpir, pero tengo algo que le podría interesar. —El hombre elevó un gran maletín y se lo entregó al juez.

—¿Quién es? —murmuró MinSeok al lado izquierdo de KyungSoo.

Para sorpresa de ambos chicos, una mujer se sentó a un costado de MinSeok, parecía sumamente alegre y tenía una inmensa cámara profesional en las manos.

—No importa si me siento aquí, ¿cierto, chicos? —preguntó la mujer, regalándole una sonrisa a ambos.

Ninguno de los dos se atrevió a responder, en vez de eso ambos miraban de reojo como la bella mujer empezaba a sacar fotos hacia donde estaba siendo llevado el caso.

—Lo siento, señora, pero la prensa no está permitida —dijo un hombre que estaba detrás de ellos mientras tocaba el hombre de la mujer. Ella aun así no borró su sonrisa.

—No soy de la prensa. Estoy sacándole fotos a mi hijo.

MinSeok se ahogó con su propia saliva y KyungSoo tuvo que pegarle unas cuantas veces en la espalda para que pudiera respirar. La desconocida se apresuró en busca algo dentro de su inmenso bolso, sacó una lata de néctar sin abrir y se la pasó a KyungSoo. Este, comprendiendo la situación, la abrió y se la entregó a Minseok.

Mr. Kim • || KaiSoo ||Where stories live. Discover now