Capítulo XVIII

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—Gracias, JongIn. Fue muy agradable que me invitaras a comer —confesó KyungSoo mientras miraba por la ventana del vehículo.

Ambos estaban sentados en el fabuloso auto del moreno. La noche ya se hizo presente y KyungSoo estuvo a punto de tomar la perilla del auto para bajarse cuando JongIn lo sujetó de la mano.

—KyungSoo —susurró el contrario, haciendo que él se volteara para prestarle atención.

En un movimiento rápido JongIn se acercó para posar los labios sobre los suyos. Al principio le sorprendió, sin embargo, y por mucho que no quisiera contradecirse, deseó que su jefe continuara besándolo. Incluso su mano se fue hasta la nuca de JongIn para atraerlo más hacia sí y profundizar el beso.

—¿Quieres acompañarme a casa? Podemos beber unas cervezas.

KyungSoo aguantó las ganas de sonreír y solo asintió. El transcurso a la casa de su jefe fue mucho más rápido de lo que esperó y se cuestionó si el contrario pisó un poco más fuerte el acelerador para llegar antes a su departamento.

Para su sorpresa, JongIn tomó su mano cuando ambos estuvieron en el ascensor. Fueron los únicos que estuvieron entre las cuatro paredes metálicas, lo que hizo que JongIn moviera sin vergüenza sus manos entrelazadas de delante hacia atrás. Su jefe no soltó el agarre hasta que tuvo que poner el código de seguridad de la puerta de su departamento para entrar, esta hizo un sonido automático y ambos entraron a la vivienda.

—Puedes sentarte. Traeré algo para beber —avisó JongIn antes de adentrarse a la cocina y después de apuntar hacia los sofás.

El departamento era bastante amplio y estaba limpio. KyungSoo tomó asiento en un sofá anaranjado mientras veía a su alrededor, dándose cuenta de que los tonos dorados y cafés eran la base de la decoración. A KyungSoo le recordó las hojas en otoño.

JongIn se dejó caer a su costado mientras le alzaba una lata de cerveza y con la otra mano apretó el control remoto para encender la gran televisión que estaba frente a ellos. KyungSoo recibió el envase sin mucho problema, pero no lo abrió de inmediato, en vez de eso lo dejó sobre la mesilla de madera que estaba delante de ellos para así sacarse el abrigo. Dejó la prenda a un lado, tomó la lata para abrirla y bebió un trago de cerveza. Miró la televisión encendida y luego sus ojos viajaron hacia su costado para encontrarse con JongIn, quien tomaba de su cerveza y miraba hacia el frente.

—¿En serio me trajiste hasta aquí para tomar una cerveza? —preguntó KyungSoo, dejando la lata sobre el pequeño mueble de madera.

—¿Qué? ¿Por qué? —cuestionó su superior y se volteó a mirarlo, dejando la lata junto a la suya—. ¿Quieres hacer otra cosa?

—No soy estúpido, JongIn —comentó KyungSoo, quien se cruzó de brazos y aparentó enseriarse—. Sé que me trajiste aquí para... —Fue interrumpido por una mano contra su boca, callándolo. KyungSoo frunció más el ceño y buscó con los ojos a JongIn, notando como este se aceraba cada vez más.

Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, tanto así como para rozar sus labios, JongIn decidió correr la mano hasta su nuca para atraerlo hacia sí y besarlo, generando un beso profundo donde lo dientes chocaron por el descontrol de sus acciones. Ante lo mismo giraron sus cabezas en un intento de buscar un ángulo aún más cómodo, un ángulo para llegar cada vez más profundo. Los cuerpos se juntaron y JongIn no pudo evitar apretar su cadera para apegarlo más contra su cuerpo y aún así sintieron que debían apegarse más, por lo que su jefe lo tomó entre sus brazos para sentarlo sobre su regazo. Las manos de KyungSoo, decididas y enérgicas, se escabulleron hacia el primer botón de la camisa color crema del moreno, todo sin romper el contacto de sus bocas.

Mr. Kim • || KaiSoo ||Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt