Pelo zanahoria

658 46 5
                                    

Las cosas se han complicado más de lo que en un principio pensaron. Sail corría sin saber muy bien a donde dirigirse con Valentina a aún medio adormecida en su hombro. En cuestión de minutos el silencio que reinaba en el castillo desapareció. Se oían voces de alarma, y para su desgracia unos pasos se acercaban cada vez a mayor velocidad.

- Viene alguien- murmuró Sail.

Valentina aún seguía un poco adormilada por la tremenda descarga que ese desconocido le había propinado. Sail la colocó cuidadosamente en el suelo. Sail se colocó en la esquina con ambos puños preparados para enfrentarse a quien quiera que viniese por ese pasillo. Solo tardó unos segundos en ver su cara, pero sus reflejos fueron más rápidos. Sin pensarlo dos veces estampó su puño en la cara de Chris, dándose cuenta luego de lo que había hecho. Este cayó de bruces al suelo.

- Huy, lo siento- dijo Sail intentando ayudar a que Chris se levantara.

- Pero que cojones- mascullaba Chris tratando de frenar la hemorragia de su nariz.

No tardó ni dos segundos en percatarse de la presencia de Valentina. Se agachó a su lado y comprobó que esta se encontraba bien.

- ¿Qué ha pasado?- preguntó alarmado al ver letargo en el que estaba Valentina.

No tuvieron apenas tiempo de contestar. A lo lejos del pasillo vieron cómo se acercaban corriendo un par de guardias. Sail volvió a cargar en su hombro a Valentina y echó a correr con Chris detrás de él.

Era imposible salir por la puerta por la que habían entrado. Parecía que todas las salidas estaban completamente selladas ahora que los habían descubierto. Ya no sabían a donde dirigirse, cada vez que recorrían un pasillo a la vuelta de la esquina se encontraban con más y más guardias.

Estaban atrapados, la misión había fallado, y tendrían que pagar las consecuencias.

- Ya no podemos hacer nada- murmuró Chris mirando nervioso hacia los lados.

Todo parecía perdido, pero Sail no se rendía tan fácilmente. Dio un par de pasos y se plantó frente a una ventana. Sin pensarlo dos veces estampó su puño contra el cristal, este se partió en mil pedazos y apenas unos segundos después Sail estaba saltando por ella. Chris se quedó conmocionado ante aquella locura. Se asomó por la ventana asustado ante lo que podía encontrarse, pero Sail no era tan estúpido como para tirarse por una ventana y caer desde aquella altura. Esa ventana daba a un tejadillo de lo que parecía un establo. Chris siguió el mismo camino y sin ningún problema pudieron salir por fin del castillo.

Corrieron por las calles de la ciudad, la noticia de la incursión al castillo podía correr como la pólvora y causarles serios problemas. Tardaron unos minutos en llegar al callejón con la puerta a Etisse. Allí esperándolos se encontraba Félix.

- ¿Qué ha pasado?- preguntó atropelladamente.

- Nos han pillado- contestó Sail.

- ¿Dónde están los demás?- preguntó Chris.

- Han debido cruzar ya.

La ciudad que hacía unos minutos estaba en completo silencio parecía comenzar a despertarse junto con el amanecer. Primero fue un pequeño murmullo y más tarde el sonido de pasos y voces acercándose cada vez más. Afortunadamente el rosetón en la pared comenzó a brillar mostrando su color violáceo. Cruzaron el portal precipitadamente.

Ya con el portal cerrado y todos de vuelta pudieron tomarse un respiro. Valentina seguía aún un poco entumecida pero ya era capaz de caminar. Miró a su alrededor en cuanto Sail la descolgó y descubrió que no todos habían vuelto de su misión fallida.

La casa de muñecas (En edición)Where stories live. Discover now