Dirección: Lo mas recóndito de mi corazón(Capítulo 14)

1.1K 76 1
                                    

  

- Venga inténtalo otra vez- me insta Armin- Sé que puedes hacerlo.

Pese a su contagioso entusiasmo soy incapaz de hacer el encantamiento más sencillo. Pese a ello, yo sigo pensando en lo de ayer. Me asombra su forma de ignorar lo que casi pasó. Quizá fueran imaginaciones mías y sus intenciones no eran las que yo pensaba.

- Hey Val, regresa a la tierra- dice moviendo la manos delante de mi cara.

- Estoy, estoy

Estoy cansada y no se el porqué, me parece como si hubiese estado haciendo deporte durante horas, pero apenas me he movido del sitio. Hemos comenzado muy temprano y pese a que ya se está acercando la hora de comer sigo sin ser capaz de hacer nada.

- Si me explicases que pretendes que haga quizás lo entendiera mejor- digo con los nervios ya a flor de piel.

- A ver- dice acercándoseme y colocando sus manos en mis hombros- con tu anterior profesor probaste la levitación ¿No es así? Pues intenta hacer lo mismo que con él, levanta esa manzana.

- Pero con mi otro profesor tampoco conseguí hacer nada, me hacía aprender palabras extrañas y ya está.

- Creo que tenías razón cuando decías que eres nula- dice tocándose el pelo y riendo- Mira fijamente esa manzana e imagínate que en vez de estar apoyada en la mesa está volando unos centímetros por encima. Piensa que tu mano se puede alargar y agarrar la manzana y levantarla.

- Hazlo tú, y así veo como se hace- le insto.

Comienza a reírse a carcajadas. No entiendo la razón de su risa. Acaso este truco es tan sencillo que el simple hecho de hacerle hacerlo es una ofensa para él. Si mi paciencia se estaba terminando al verlo actuar así me saca por completo de quicio. Me giro y le doy la espalda. Por si fuera poco además tengo que ver cómo la gente se desespera conmigo al ver que todo ese "poder" que supuestamente habían visto en mi era mentira.

- No te enfades- dice Armin riendo- No me estoy riendo de ti.

Se abre la puerta y entra Odonai, quien se sienta sin decir nada y comienza a observarnos. Nos hace un gesto con la mano indicando que continuemos con lo que estábamos haciendo sin importarnos que él esté ahí.

- Acaso no tienes suficiente cuando recojo la mesa por todos, todos los días.

Tiene razón, él lo hace como si fuera tan sencillo como respirar. No le cuesta ningún esfuerzo, y en cambio yo aquí estoy sudando la gota gorda para levantar de la mesa una estúpida manzana.

Odonai se levanta de su sitio y avanza hacia donde está la maldita manzana, la agarra y le da un mordisco. Adiós manzana.

- Déjala Armin, está claro que es una inútil- dice con toda la tranquilidad del mundo- Deberíamos mandarla no sé quizás a hacer de meretriz al castillo de los reyes.

La ira comienza a consumirme, no es simplemente por lo que ha dicho, es por algo dentro de mí que sabe que lo ha dicho por algo. Una sonrisa sobresale bajo su bigote. Comienzo a notar una sensación eléctrica por todo mi cuerpo. Por un momento veo una imagen en mi cabeza pero pasa muy rápidamente y a lo que quiero fijarme ya ha desaparecido. ¿Qué era? ¿Yo en una cama? Solo al intentar recordarlo la electricidad de mi cuerpo se hace más intensa. Miró con todo el odio del mundo a Odonai y sin apenas intentarlo la manzana viaja de su mano a la mía. Le doy un mordisco mirándolo con aires de superioridad, hasta que veo la cara de Armin ¿Qué acabo de hacer?

La casa de muñecas (En edición)Where stories live. Discover now