El pardillo

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Ambos se encontraban en medio de la habitación tras el beso, ninguno de los dos decía nada. Valentina se mantenía con las manos en y la cabeza apoyadas en el pecho de Chris, este la rodeaba protectoramente con los brazos. Valentina seguía sin creerse lo que acababa de suceder.

Ha sido tan intenso, ha sido un sentimiento que me ha roto completamente por dentro. Ha sido tan placentero que quiero repetirlo una y otra vez. Sin apenas hablar de ello, sin apenas conocernos, repentinamente los dos hemos sabido lo que queríamos. ¿Cómo puede ser eso? ¿Cómo puedo sentir que quiero pasar toda mi vida con él? ¿Es esto a lo que llaman amor?

Chris besaba cariñosamente la cabeza de Valentina mientras esta seguía absorta en sus pensamientos. Finalmente alzó la cabeza y sus miradas se cruzaron. Lo único que pudieron hacer fue sonreír. Valentina agachó la cabeza avergonzada ante la idea del momento tan íntimo que acababan de tener juntos.

- ¿Me tienes miedo o qué?- Preguntó riendo Chris

No había palabras que pudieran salir de su boca, no sabía describir lo que sentía, pero sí que sabía lo que quería. Colocó su mano detrás de la nuca de Chris y acercó lentamente sus labios a los de él. Otro beso como el anterior. Era todo tan natural, sus cuerpos se apretaban y encajaban como piezas de un puzle. Su corazón parecía derretirse cuanto más rato pasaban unidos, era un sentimiento tan placentero que Valentina deseó que nunca terminara.

Acabaron ambos tumbados sobre la cama, abrazados.

- ¿Por qué?- preguntó de pronto alzando la cabeza Valentina.

- ¿Por qué? ¿Qué?

- Porque ha sucedido esto, bueno, no sé, me refiero- Dentro de su cabeza todo lo que quería decir estaba completamente ordenado, pero en cuanto las palabras decidían salir por su boca dejaban de tener sentido y no sabía expresarse- ¿Por qué yo?

Chris quedó serio por un momento por la pregunta.

- Ni yo mismo lo sé. Poco a poco empecé a sentir cosas, cosas que ya había sentido antes, pero nunca así. Siempre odié a la gente rica, y pensé que erais todos iguales, luego vi que no era así. Fue entonces cuando me di cuenta de que eras distinta. Quería verte, pero a la ver odiaba esas ganas de querer hacerlo. Por otra parte no soportaba la idea de que no fuera mutuo. Bueno, ya sabes, no creo que este bien visto que la princesa este con un guardia.

Valentina quedó conmovida ante esa muestra de sentimientos tan repentina. Ella también había estado dándole muchas vueltas a lo que sentía, pero no era comparación. Nunca había experimentado esto, y ahora se declaraba adicta.

Pasaron toda la noche juntos, realmente no se conocían apenas pero simplemente con estar a su lado se sentía mucho más segura.

Los días y semanas pasaban a toda velocidad, todo parecía sacado de un cuento de hadas para Valentina. Las cosas se habían calmado desde su nombramiento como sucesora al trono, recibía un mejor trato por parte de La Resistencia y de sus súbditos, y además disfrutaba de la compañía de Chris todas las noches.

- Te toca, dime algo más sobre ti- dijo Valentina tirada en la cama observando cada milímetro del cuerpo de Chris.

- Veamos. Vivo con mi madre y mis tres hermanos. Tengo dos hermanas y un hermano pequeño. Es por él, porque estoy en La Resistencia.

- ¿Por él?

- Es portador del Don y necesito protegerlo- Decía esas palabras con pasión- Ellos me necesitan, y no solo necesitan que haga de figura paterna para ellos y que lleve dinero a casa. Tengo que protegerlos y si para ello tengo que meterme en líos no dudare en hacerlo.

La casa de muñecas (En edición)Where stories live. Discover now