"Deseo ser la persona de la que habla"

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- ¿Qué se supone que haces?- pregunto observando los extraños gestos de Leila.

- ¿No sientes nada?

Comienza a mover los brazos con impaciencia delante de mi cara mientras me mira fijamente a los ojos. Mira al techo y me agarra la cabeza con fuerza.

- Tendrías que ser capaz de recordar algo- me mira desolada- aunque sea un pequeño resquicio de algo de tu vida pasada. A lo mejor me he equivocado, no puede existir un bloqueo mágico tan fuerte que impida que recuerdes algo.

Verla de ese modo me hace sentir triste, sé que la causa de su tristeza soy yo y no puedo evitar sentirme mal.

- Si te sirve de consuelo- dudo si es la mejor opción contarle algo de esto- de vez en cuando tengo sueños extraños.

- ¿Sueños?¿Has dicho sueños?- se abalanza sobre mí y me abraza con fuerza, esta celda parece pequeña para albergar la felicidad que siente en este momento- Val, necesito que recuerdes quien eres, necesito que sepas todo lo que te hicieron, necesito que pares todo lo que se está formando y sobre todo necesito que mi hermana mayor vuelva.

La abrazo con más fuerza sin saber muy bien de qué habla. En el fondo deseo ser la persona de la que ella habla, pero ciertamente no sé si realmente tiene razón o se equivoca.

Ha pasado bastante tiempo desde que nos encerraron y ya se ha hecho de noche. Leila echa humo, la idea de que su hermana la haya encerrado no le es muy agradable.

- Madre no debe estar al corriente de esto- murmura- Pero casi lo prefiero, no está muy bien de salud como para llevarse un disgusto.

- ¿Qué le sucede?- Sé que no es de mi incumbencia pero decido preguntar.

- Se siente culpable por lo que te pasó. Cuando te fuiste entró en depresión, últimamente se estaba recuperando, pero tu vuelta solo le causará más dolor. Así que hasta que demostremos que de verdad eres Valentina, será mejor dejarla apartada de todo esto.

Porque me siento culpable por todo esto. No tengo nada que ver con los problemas de esta familia, pero realmente me siento como si todo esto fuera conmigo, y no es así.

Me levanto para caminar por la celda, tengo las piernas entumecidas de estar tanto tiempo sentada. Miro por la pequeña ventana que se alza un par de palmos sobre mí. Se ve la noche estrellada. Contemplo la gigantesca luna en el cielo, tiene un color azul claro demasiado puro para este mundo tan corrupto. Quizás otra persona desde otro lugar este observando la misma luna y pensando lo mismo que yo.

De repente se escucha un tremendo estruendo que hace temblar todo el suelo. Parece como si medio castillo se hubiese hundido como por arte de magia.

YURI

- ¡¡¡Despierta!!! Corre- grita Penélope aceleradamente.

- No grites, vas a hacer que me explote la cabeza- suplico levantándome de la cama.

Me pongo la camiseta, no sin antes contemplar mi escuálida figura en el espejo. Utilizar tanta magia acabará por matarme.

- Es Valentina- exclama Penélope.

- ¡¿Qué pasa?!- su forma de hablar me avisa de que no es nada bueno lo que tiene que contarme.

- La han intentado matar.

Salto de la cama sin pensarlo dos veces. Cojo mi abrigo y salgo de la diminuta casa en la que llevo escondiéndome todo este tiempo. Pensé que Marian tendría controlado al sicario que La Señora Voleur había contratado, pero al parecer no ha podido.

La casa de muñecas (En edición)Where stories live. Discover now