Detrás del problema

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- ¿Dirán algo?- Preguntó asustada Valentina.

- No creo que digan nada, pero igual no es muy seguro volver a ir ahí.

Chris mintió, conocía a Odonai y a Fhant como para saber que Valentina no correría ningún peligro yendo a ese lugar. Pero sabía que diciéndole eso, Valentina dejaría de querer acudir a ese lugar. Salir con ella todas las semanas solo podía causarles problemas, y no iba a arriesgarse por ella.

Dejó a Valentina en sus aposentos y volvió a su casa como todos los días. Su turno había terminado hace horas y estaba a punto de amanecer. Solo tendría un par de horas para dormir por culpa de los deseos de la dichosa princesita.

Estaba en la cama tumbado cuando comenzó a escuchar los pasos de su madre corriendo por la casa. Subía por la casa y se la oía nerviosa. Entró en la habitación como una flecha despertó a Chris repentinamente.

- Despierta, Chris, tienes visita- dijo extrañamente alterada su madre, sus ojos estaban abiertos como platos y no paraba de morderse el labio inferior- Corre, no hagas esperar.

No se esperaba para nada ese tipo de despertar. Por un momento se preguntó quién podía buscarlo a esas hora, apenas había pasado una hora desde que se había acostado. En cuanto sus pensamientos se organizaron recordó todo lo sucedido la noche anterior y entonces supo por qué lo llamaban a esas horas. Estaba claro, su superior se había enterado y lo iban a echar por culpa de esa dichosa niña malcriada.

Mientras bajaba las escaleras empezó a pensar escusas que decir, y formas de disculparse, pero estaba claro que su puesto de trabajo estaba sentenciado. Se llevó una gran sorpresa al descubrir que quien lo esperaba en el rellano de la pequeña casa no era otro sino Odonai. Este vio su cara de sorpresa y le respondió con una cordial sonrisa.

- Siento haber venido a estas horas, pero era incapaz de dormir pensando en lo sucedido en el bar.

Chris soltó un suspiro de tranquilidad, al escucharlo hablar.

- ¿Qué pasó ayer en el bar, Chris?- preguntó su madre.

- No fue nada- respondió Chris rápidamente mientras salía por la puerta acompañado de Odonai.

Juntos caminaron hasta la tasca de la noche pasada. A estas horas estaba impoluta y no había ni rastro de ningún hombre beodo.

- ¿De qué querías hablar? No tengo mucho tiempo- Preguntó Chris temiendo la respuesta que Odonai fuera a darle.

- Sabes perfectamente lo que te voy a decir, Chris.

Y tenía razón, Odonai había visto una oportunidad en lo que sucedió la noche anterior. No es que Chris fuera a desaprovechar esa oportunidad, pero sabía que podía acarrearle problemas. Prefería mantenerse en su área de conformidad sin cambiar apenas nada. ¿Era eso ser un egoísta?

- Quieres utilizarla, ¿Verdad?

- Exactamente- dijo entusiasmado Odonai- aún no he pensado como, pero podría ser una oportunidad para protestar sobre nuestros derechos. Tendríamos que ponerla de nuestra parte y todo sería pan comido.

- O secuestrarla- dijo Fhant inmiscuyéndose en medio de la conversación.

- Un poco drástico ¿No crees, Fhant?- respondió Chris.

- Tan mala idea no sería, esta noche la vuelves a traer y la secuestramos. Los reyes deben tener una barbaridad de dinero, y por un pequeño susto que se lleve la chiquilla no le va a pasar nada.

La casa de muñecas (En edición)Where stories live. Discover now