Nada (Capítulo 6)

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Bajo corriendo las escalera y me encuentro con Issa.

- ¿Me he metido en un lio?- le pregunto con miedo a la respuesta.

Ella simplemente me responde colocándose el pulgar en la garganta y desplazándolo diciéndome te van a cortar el cuello. Lo sabía, la Señora Voleur odia a los holgazanes, y con los años he ido comprobando como de verdad los odia. Intento escabullirme, si me pongo a hacer mi trabajo ahora quizás no se dé cuenta de que he llegado tarde, por la noche me quedaré más rato y lo remediaré. Pero como siempre mis planes no salen nunca como yo quiero que salga.

- Hola Valentina- oigo que dice una voz detrás de mi, y al instante la reconozco, la Señora Voleur- Tengo que hablar contigo, te importaría venir conmigo.

El estómago se me encoje, y me alegro por no haber cogido ninguno de esos deliciosos bollos que Yuri me había ofrecido.

- Po..por supuesto- contesto con el corazón latiendo a mil por hora.

La sigo por toda la casa con mi cabeza cavilando sobre que puede ser lo peor que me haga. A lo mejor Issa tenía razón y me iban a cortar la cabeza. Igual me despedía, pero al pensar eso no podía hacer otra cosa más que reírme, si me despedían ¿Qué me iban a hacer?¿Hacerme volver a casa? Si fuera tan fácil.

Dejo de pensar en todo eso cuando llegamos a una puerta, hacía mucho que no la veía pero la recuerdo como si fuera ayer. La Señora Voleur la abre y entonces veo el montón de muñecas que tiene ahí colocadas en el mostrador. Ahí empezó todo, yo hice un trato con la dueña de la tienda y nunca más pude salir. Una lágrima, pienso, por una simple lágrima estoy aquí atrapada. Y entonces caigo en la cuenta, desde que llegué la Señora Voleur lleva el botecito con mi lágrima, si consiguiera quitárselo ¿Seria libre?

- No te asustes pequeña- dice maternalmente- no voy a echarte la bronca ni nada por el estilo por llegar tarde, simplemente quería preguntarte sobre lo que pasó ayer.

- ¿Ayer?- pregunto confusa, ¿se refiere a lo del espejo?, está claro que si- eh bueno, no se a lo que te refieres.

Da un golpe contra la mesa y yo doy un pequeño saltito por el susto.

- No te hagas la tonta Valentina, sabes perfectamente de lo que estoy hablando- esta vez su voz no es tan amistosa.

Me pongo nerviosa y no sé qué contestar, ni yo misma sé que paso anoche. Como si fuera mi príncipe azul al rescate entra Yuri por la puerta, y en ese instante siento menos tensión. Pero se por su cara que no está aquí para ayudarme sino para interrogarme junto a la Señora Voleur. Eso hace que me enfade, no quiero mirarlo más y miro hacia el escaparate. La gente pasa y parece obviar lo que está sucediendo a unos metros de ellos. Y entonces lo veo. Mi padre.

Está muy desmejorado y mucho más viejo pero lo reconozco igualmente. Sin pensarlo dos veces me abalanzo contra la puerta, nadie me detiene, y con razón, soy incapaz de traspasar el umbral de la puerta. Comienzo a hacer movimientos con los brazos y a gritar, pero mi padre pasa de largo. Siento un gran pesar en ese instante. La primera vez en 10 años que lo veo y ni si quiera me ha visto.

Alguien me agarra del brazo y me obliga a levantarme, sé que es Yuri, y aunque es lo único que deseo sé que no me va a consolar ni secar mis lágrimas.

- Bueno después de este numerito- prosigue la Señora Voleur- Cuéntame con pelos y señales lo que sucedió.

No me encuentro especialmente bien, pero me obligo a contarle todo lo que sucedió entre sollozo y sollozo. Parece no ser suficiente para la Señora Voleur, ya que se enfada y me manda el doble de trabajo que tenía para hoy. Salgo de la tienda con la moral por los suelos, Yuri pasa a mi lado pero ni siquiera me dirige una mirada, debe haber alguien mirando.

Me han hecho limpiar cada uno de los baños de esta casa concienzudamente, y teniendo en cuenta el tamaño de esta casa puedo asegurar que son más de los que pensaba. Son ya pasadas de media noche y tengo un sueño que me muero, pero la curiosidad me puede. Y el hecho de haber visto a mi padre hace que mis ganas de encontrar una salida lo antes posible aumenten.

Empiezo por el sótano, está completamente a oscuras, y la única iluminación que tengo es la de una vela que rezo porque no le dé por apagarse por arte de magia. Está muy sucio y me da mucho asco estar aquí, pero parece el lugar idóneo para esconder algo. Tardo un rato en cerciorarme de que ahí no está el espejo, y junto con el hecho de que creo que algo se ha movido cerca de mí y espero sea una rata y no algo más grande decido buscar en otro sitio.

Repaso una a una todas las habitaciones de invitados vacías, y compruebo que como Yuri decía, Penélope no ha vuelto. Nada, absolutamente nada. Los baños también están registrados, pienso riéndome de mi misma. No se me ocurren más sitios en donde pueda estar ese dichoso espejo. Entonces caigo en la cuenta, la Señora Voleur y Yuri debieron esconderlo en un lugar donde tenían seguro yo no podría encontrarlo, más que nada porque no podría entrar sin permiso. La habitación de Yuri o la de la Señora Voleur. Teniendo en cuenta de que no tengo ni idea de donde duerme la Señora Voleur, nunca la he visto estar más de diez minutos fuera de su tienda, decido empezar a buscar al día siguiente en la habitación de Yuri.

Parece que hayan pasado apenas unos segundos desde que me acosté cuando me toca levantarme. Me paso toda la mañana pensando en el modo de convencer a Yuri para que me deje entrar a su habitación, y entonces caigo en la cuenta. Sus clases de magia, le pediré que me dé un par. Pero será bastante sospechoso, pienso, odio esas clases no puedo cambiar de opinión de un día para otro. Aunque parece bastante sospechoso decido arriesgarme. Hago mi trabajo lo más rápido posible, limpio el polvo mal y decido fingir un encuentro con Yuri.

Oigo pasos que se acercan a mi posición, es él. En el momento en el que estoy dispuesta a salir y chocarme con él me doy cuenta de que no está solo, alguien camina a su lado.

- Sabes que es lo que tienes que hacer ¿No?- es la Señora Voleur

- Si, el espejo ya está bien escondido- responde Yuri- Pero me da miedo que le entre curiosidad y comience a buscarlo.

- En ese caso sabes que es lo que tienes que hacer. No creo que te resulte tan duro, ya me he enterado de lo que hacer con nuestras inquilinas en tu habitación.

- E...esto Señora, yo...- tartamudea Yuri.

- Me da exactamente igual lo que hagas con ellas- ruge la Señora Voleur- solo quiero que mantengas a esa niñata lejos del espejo, no quiero que descubra más de lo que debe.

- Si Señora.

Me quedo petrificada, estaban hablando de mí. Aunque sigo consternada me obligo a moverme, si me ven ahí sabrán que los he oído y no quiero saber que serán capaces de hacerme.

Ya lejos de ellos, recapacito sobre lo que han dicho. La Señora Voleur le ha dicho a Yuri que me mantenga entretenida aunque tenga que meterme en su cama para ello. Por una parte no me importa, pero pensándolo bien, no soy nada para Yuri. Él sigue órdenes todo el rato, no significo nada para él. Quizás nuestra amistad sea toda una mentira para conseguir información, o para conseguir mantenerme lejos de ese secreto que están intentando ocultarme.

La tristeza deja paso a la ira. Durante mi vida he intentado no interferir en el trabajo de Yuri ni provocarle problemas, pero ahora eso me da igual. Voy a conseguir salir de aquí, voy a conseguir volver con mi familia, y olvidaré todo esto.

La casa de muñecas (En edición)Where stories live. Discover now