Capítulo 75

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Durante la mañana, Vanesa se despertó más temprano que de costumbre. Aprovechó sus minutos para darse una ducha y secar su cabello con calma.

Hacía mucho tiempo que no lo alisaba por falta de tiempo. Así que mientras Diana preparaba el desayuno, que esta vez alcanzaría a comer en casa, tomó la plancha y ató su cabello para alisarlo por capas.

No podía negarlo, sentía muchos nervios. Sabía que tendría que enfrentar a Tom y le aterraba el no saber cómo hacerlo. Qué decir, cómo actuar frente a él. 

Al bajar, su mamá ya estaba sentada en la cocina comiendo tranquilamente mientras miraba la pequeña televisión que ahí había.

—Hacía tiempo no te veía el cabello así. —Vanesa se encogió de hombros y se sentó frente a ella para poder comer.

—Desperté más temprano de lo normal —Diana no dijo nada más, simplemente observó a Vanesa comer en silencio hasta que terminó y se levantó de su puesto para poder tomar sus cosas y marchar.                   

Tenía que hacerlo, aunque no se sintiese psicológicamente preparada para ello, Tom estaría esperándola para poder aclarar todo entre ellos.

Estaba aterrada por lo que pudiese suceder, por lo que él pudiese decirle, y sin dejar de pensar en ello, Vanesa avanzó por la calle hasta que se encontró, demasiado rápido para su gusto, fuera de la escuela.

Frente a ella, todos pasaban sin poder ver el temor en su rostro, todos avanzaban y sin querer le abrían el paso hasta su sala. Natalie de seguro estaría esperándola junto a Michelle, pero ni siquiera a ellas quería ver, simplemente estaba deseando dar media vuelta y regresar a su casa.

—Vanesa —cuando oyó una profunda voz llamándole, todo su cuerpo tembló de puro pánico... pero no era su voz, y pudo por fin respirar tranquila cuando Georg se posó en frente con el ceño enormemente fruncido.

—Ah, eres tú.

—Claro, ¿acaso esperabas a alguien?

—No.

—¿Y has visto a Tom? —Vanesa tragó saliva y buscó con la mirada a los lados para asegurar que, realmente, ese día la suerte estaba de su lado. Tom no estaba en ninguna parte.

—No lo he visto, de seguro llega un poco más tarde hoy.

—Tom no llega tarde —ella se encogió de hombros, no teniendo ninguna otra explicación para justificar el retraso de su amigo—. ¿De verdad crees que puede haberse convertido en alguien normal? —Georg se rió, pero Vanesa no comprendió qué quería decir realmente él con eso.

—¿Normal?

—Es una broma. Digo, Tom nunca llega tarde a ningún lugar, y que yo sepa es casi imposible que pueda quedarse dormido cuando siempre se acuesta demasiado temprano. Tanto que llega a ser patético... pero quizás...

—No estoy entendiendo nada de lo que dices —Georg bufó, jalando a Vanesa del brazo para que avanzara de una vez por todas de la entrada.

—¿Qué pasó? ¿Por qué estás distraída?

—No me pasa nada... Además, ¿qué haces tú aquí? Deberías ir a tu sala —Georg hizo un gesto de desprecio y continuó jalándola como si no la hubiese oído. Vanesa no dijo nada más hasta que vio avanzar hasta ellos a Natalie y a Michelle—. Mira, vete con ella y mejor déjame en paz. Si Tom llega, le dices que quiero hablar con él ¿vale?

—Vale —el castaño le soltó de inmediato el brazo y corrió para encontrarse con la rubia, quien parecía hasta ilusionada al verlo nuevamente. Bueno, ella podía comprender a su amiga, a veces le sucedía eso con Tom, y ni siquiera eran novios como ella y Georg. 

Tantas cosas habían sucedido ya, que no sabía cómo debía llamar a la relación que tenía con el rubio. No quería seguir ilusionándose así, pero era demasiado complicado, ella no dejaba de pensar en Tom, de dejar de querer estar con él. Ella no quería continuar así luego de todo lo que había sucedido, quería simplemente ir a su lado y besarlo. Sabía que era correspondida, y aún así nada era tan simple. Tom no quería cooperar, y eso estaba matándola. No era justo, no lo era para ella. Ni siquiera lo era para él, aún así las cosas se habían complicado innecesariamente entre ellos. Todo se había vuelto de cabezas a tal punto que le aterraba hasta acercarse a él para poder hablar sobre lo que estaba sucediendo.

—Vanesa...

—No, no lo he visto... mierda —Michelle frunció los labios y esperó que Vanesa dijese otra cosa. Realmente no había comprendido bien lo que trataba de decir, tampoco a quién no había visto, pero no alcanzó a preguntárselo cuando Vanesa se alejó de todos para entrar a la sala de una vez por todas.

Tres minutos más tarde, Natalie y Michelle ingresaron a la sala sin preguntar nada. Natalie a su lado, no había amanecido de buen humor para que además se le contagiara lo de Vanesa. Michelle no se sentaba lo suficientemente cerca como para poder hablarles sin necesidad de gritar, así que simplemente optaron por quedarse en silencio el resto de la hora que, ésta vez, Vanesa agradeció pasara muy lentamente. Realmente lo único que deseaba era saltar por la ventana y marcharse a casa, encerrarse en su habitación y ocultarse bajo las mantas de su cama para dormir, esperando despertar y que todo volviese a ser como era en un comienzo.

Poco le estaba importando ya todo, es por eso que cuando el primer timbre del día sonó, Vanesa tomó sus cosas para marcharse sin importar que las clases aún no hubiesen terminado.

Natalie no la detuvo, pero Michelle le advirtió un par de veces que iban a verla, y eso sería mucho peor que cualquier cosa de la que hubiese estado huyendo.

Vanesa se encogió de hombros, e intentando no ser vista, llegó hasta la entrada. La señora que siempre se mantenía en la puerta hablaba distraídamente con uno de los alumnos que acababa de llegar.

Se apresuró para salir con el bolso bien sostenido y a sus amigas vigilando que nadie pudiese encontrarla, pero realmente su suerte había llegado hasta ahí.

Al abrir la puerta, se topó con quien menos deseaba hacerlo.

Tom, por primera vez en años, había llegado tarde, y los mensajes que la noche anterior se habían mandado habían sido los culpables. Luego de eso, él no había sido capaz de dormir.

Mi Nerd Favorito.Where stories live. Discover now