Capítulo 49

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-¡Vanesa, ven aquí y no huyas! -Tom estaba gritándole histérico desde el borde de la piscina, intentando disimular su estado para que nadie fuese a jugarle otra broma. Ella sabía que nadie le ayudaría y realmente era demasiado gracioso verlo de aquella manera. Quizás si alguien que no hubiese sido Georg y Chris hubiese desnudado a su amigo en ese lugar, ella no dudaría en ayudarle, pero Vanesa sabía que Tom no estaba realmente enojado y a ratos lo veía reír, aunque no se sintiese realmente cómodo.

-Yo no voy a entrometerme en sus asuntos, además, yo no tengo tu ropa.

Ella se encogió de hombros y a paso lento regresó. Michelle había decidido salir por un rato del agua y estaba comiendo tranquilamente cerca de la cabaña con el resto de los estudiantes. Vanesa temblaba de frío, su toalla estaba empapada y llevarla encima quizás era mucho peor que no llevar nada, pero el viento era demasiado fuerte y sentía los pies congelados por la nieve.

-Dame mi toalla, está detrás de ti.

Ella se dio media vuelta y la observó. Efectivamente, ella podía dársela para que Tom se cubriera y saliera, pero por cierto lado, el verlo de aquella manera, suplicando que lo ayudara, le provocó un placer inmenso.

Era muy mala.

-Bueno, debo pensarlo.

Avanzó hasta la orilla y Tom de inmediato retrocedió, cubriéndose por debajo del agua. Vanesa, dejando la toalla de lado, entró de un salto y cuando sus pies tocaron el fondo, nadó rápidamente hasta la orilla.

-¡Vanesa!

-No seas llorón, si voy a ayudarte, solo espera. -Tom suspiró, pero cuando la vio nadar hasta él, abrió exageradamente los ojos y se volteó.

-Qué haces, no te acerques a mí.

Ella ladeó la cabeza, pero no se detuvo. Deseaba besarlo, era en lo único que Vanesa pensaba. Le daba igual estuviese o no vestido, no había ahí nadie más que ellos. Debía volver a intentarlo.

-Cállate, llorón.

-¡No te acerques a mí! ¡No estoy vestido! -Tom, por primera vez sintió deseos de salir corriendo, y no le importaba tener que enseñar su blanco trasero a su amiga con tal de no sentirse tan atrapado y exhibido. Ya lo había hecho antes, incluso fotos de él corriendo desnudo por la nieve tenía. Pero ahora era todo completamente distinto. Nadie estaba viéndolo a parte de Vanesa.

-¿Quieres o no mi ayuda? -Ella le preguntó.

Vanesa se mordió los labios.

Solo uno, solo uno y eso era todo, nunca más lo haría, con un beso en la boca bastaría. No quería nada más.

La espalda del rubio dio con el borde de la piscina y ahí se quedó, viéndola de cerca. Cada vez la distancia entre ellos se acortaba un poco más.

No iba a negar que se sintiera intimidado por ella, y que por cierto lado, verla así, como si lo necesitara, le agradaba mucho. No sabía el por qué de todo ello, no sabía qué pasaba. Pero lo que realmente le extrañó fue la manera en que su cuerpo completo esperó a que ella acabara con el espacio que los separaba y atacara su boca sin pensárselo demasiado.

Tom se aferró a la cintura de su amiga, y de pronto se sintió en las mismas condiciones que ella al tocar la piel desnuda que ahí había.

-Huh... -Vanesa sintió que estaba flotando. No había sido tan complicado, y Tom parecía no quejarse mucho por su atrevimiento. Sus manos cálidas la acercaron incluso más, y le rodeó el cuello con los brazos.

Tom ya no temblaba tanto como las veces anteriores, y ya no parecía tan torpe al besarla. Era incluso agradable sentir el ritmo de sus labios.

Lo hubiese seguido besando, pero siempre algo debía interponerse entre ellos.

-¡Las piscinas no son para tener sexo, qué asco! -Georg aún estaba sorprendido por lo que presenciaba, pero esa era la única forma de mantener la calma, la única que a él le funcionaba.

-¡Cállate, estúpido! -El castaño retrocedió de golpe. Vio cómo Tom le miraba molesto, entonces supo que ahí él estaba estorbando.

De la misma forma como había llegado, se marchó, entonces Vanesa volvió a mirar a Tom. Se hubiese quedado un rato más, pero sintió como un pecesito le hacía cosquillas en la pierna.

Luego se dio cuenta que ahí no habían peces y retrocedió de golpe.

-Voy por tu toalla, no hagas preguntas -dijo ella y lo único que el rubio fue capaz de hacer fue asentir.

Mi Nerd Favorito.Where stories live. Discover now