Capitulo 9

24.9K 1.4K 30
                                    

—Emm... —Vanesa tosió forzosamente, pero luego se arrepintió de ello, aunque ya era un poco tarde ya que Tom y Georg se voltearon a mirarla.

Tom sonrió, pero su amigo la miró mal.

De seguro pensó que era otra tonta más que intentaba acercársele. Aunque se llevó una gran sorpresa cuando vio a su amigo caminar hacia ella.

—Vanesa… Hola —la saludó un poco tímido, pero ella no se quedaba atrás.

—Hola. ¿Molesto?

—No, claro que no. —Georg se acercó despacio hasta posarse al lado de su amigo—. Estaba… Georg, mira, ella es Vanesa, de quien te hablé. —Georg ladeó la cabeza un tanto confuso, pero luego sorprendió a la nueva “amiga” de Tom dándole un cálido abrazo como saludo.

—¡Que gusto! Así que tú eres esa tal Vanesa. ¿Sabes que todos comentan tu gran hazaña del almuerzo el día de ayer? —Tom y ella se sonrojaron.

—Georg.

—Muchas gracias. —El grandulón sonrió sin tomar muy en cuenta a su amigo, quien se había avergonzado.

—No te preocupes. —Ella encogió los hombros y rió cuando vio la cara de su amiga a los lejos.

Vanesa estaba cerca de su Geo y ella no. ¿Cómo podía pasar eso? Simplemente era inaceptable, así que corrió a toda velocidad, incluyéndose en el grupo.

—Nat.

—¿Molesto? —Preguntó, y Tom fue el único que negó—. ¿Cómo estás, Tomy?

—¿Tomy? —Georg comenzó a reír, y Vanesa le dio un golpe en el brazo a su amiga.

—Soy Tom, solo Tom —éste también terminó riendo—. Y creo que estoy bien, muchas gracias. —Pero luego de pensarlo unos segundos no entendió por qué una chica que no conocía se tomaba la libertad de llamarlo así, ¿Por qué sabía quién era él?

—Oh… Tom, mira, ella es Natalie, una amiga, y Natalie, él es… —Georg ladeó la cabeza, esperando a que la chica hablara, pero de inmediato se dio cuenta que no lo conocía.

—Yo soy Georg Listing.

Los cuatro terminaron presentándose de una manera extraña.

Vanesa tenía planeado preguntarle a Tom qué tal estaba y volver con su amiga, pero al parecer las cosas se habían complicado un poco.

—¿Ustedes son amigos? —Georg preguntó refiriéndose a la pelirroja y al rubio, sin notar cómo la recién incluida en la conversación no dejaba de mirarlo.

—Ah… conocidos —comentó Tom, rascando su cuello.

—Sí, algo así —Vanesa asintió, y Georg volvió a sonreír.

Era un chico risueño, al parecer no era tan desagradable como Vanesa creía.

*  *  *

—Vamos, no se marchen, siéntense con nosotros dos a comer. El día de hoy creo que estaremos Tom y yo solos… —Georg insistía en que ambas se sentaran a comer con ellos. Natalie estaba feliz, pero Vanesa no podía dejar de sentirse incómoda, aunque la verdad, su amiga había congeniado extrañamente con el castaño de larga melena, por lo que hablaban tranquilamente ignorando cada uno a sus respectivos amigos.

—Está bien. —Nat se acomodó al lado de Georg, cosa que resultó bastante extraña, pero sin darle mucha importancia continuaron hablando.

—Son un poco… extraños —comentó Vanesa con tono bajo mientras se sentaba al lado de Tom, frente a su amiga y de Geo.

—Creo que sí. Tal para cual. —Tom sonrió y ella no pudo evitar sentirse cohibida.

De cerca y sin lágrimas ni ojos rojos, claro, era mucho más apuesto.

—Tom… —Lo llamó.

—Dime.

—Ya… ¿Ya estás bien? —Él asintió, estaba un poco desganado—. ¿De verdad? —Vanesa miró de reojo por si alguien la miraba, pero en ese momento Georg y Natalie estaban en su mundo, solo eran ellos dos.

—Sí, supongo. No te preocupes… Te dije que estaba acostumbrado.

—Es que ayer no te veías bien. —Tom suspiró—. Bien, perdón, no te vuelvo a preguntar nada.

Ella sacudió sus manos y luego se concentró en su bandeja.

No comió casi nada y con su amiga buscaron una manera de dejar la bandeja sin que nadie se diera cuenta, mientras que Georg y Tom hacían guardia.

Ellas no habían notado que habían estado bajo la atenta mirada de todos durante el almuerzo.

Cada una se encontraba en su mundo.

Por otro lado, Georg ya estaba acostumbrado a eso, Tom igual.

*  *  *

—Hum… —Georg ya había regresado a su sala de clases, Natalie había hecho lo mismo, aunque no de mucha gana.

Ahora Tom buscaba algo para decir, o más bien, palabras para poder explicarse bien.

—Supongo que ya es hora de entrar. —Tom asintió—. ¿Nos vemos?

—Sí… pero antes. —La pelirroja acarició su brazo, estaba un tanto nerviosa.

—Georg… a la salida se irá con un amigo para terminar una tarea—. No podía entender cómo estaba costándole tanto trabajo pedirle algo a ella.

Nunca le había resultado tan difícil, no tenía esa dificultad ya que resultaba ser bastante amigable y, por extrañas razones, siempre encontraba tema de conversación, pero Vanesa estaba poniéndosela difícil.  

A Tom no le parecía mala idea hacer una nueva amiga, de hecho, hacía tiempo que estaba solo con Georg, y una amiga nunca le vendría mal.

Pero no podía, no sabía por qué.

 

*  *  *

—Claro.

Finalmente lo había conseguido. De una manera extraña, pero lo había hecho.

A las cuatro debía pasar a casa de una tía para buscar unas pequeñas muñequitas de porcelana que ésta le tenía guardadas a su madre.

A su manera, algo avergonzado, le había preguntado si quería acompañarlo, y de paso la invitaría por un helado ahí cerca.

Vanesa había aceptado complacida. Ni siquiera se había hecho mucho el rogar. Ella lo haría fascinada. 

Mi Nerd Favorito.Where stories live. Discover now