Capítulo 5

22.2K 1.4K 28
                                    

Esa era su oportunidad de conseguirlo. Había pasado solo un día desde que Natalie sabía su secreto y ahora todo había cambiado. Ahora ni siquiera tenía que ocultar sus ganas de voltearse a mirarlo, y poder hacerlo libremente sin que su amiga se metiera en medio era increíble.

Esa tarde, el mismo grupo de siempre estaba fastidiándolo, y a la pelirroja le estaba saliendo humos por las orejas. Tenía los puños apretados, se sentía impotente, estaba desesperada de no saber cómo intervenir.

Se dedicó a doblar la cucharita del almuerzo para todos lados. No era que tuviese súper fuerza, pero el servicio era de mala calidad. Todos se habían dado cuenta ya de eso.

—¿Estás bien?

—Están con él. —Vanesa se puso de pie rápidamente, agarrando su bandeja con tantas fuerzas que se le pusieron los nudillos blancos.

Mientras avanzaba dejaba salir gruñidos a quien se atravesaba. Natalie no supo qué hacía, así que se levantó para seguirla.

—No podemos hacer nada al respecto.

—Oh, eso es lo que crees, Nat. Ya verás de lo que soy capaz.

Cuando Vanesa sonrió maléficamente ella se detuvo y la miró avanzar, sin entender qué pretendía hacer. La vio emprender rumbo hacia el agredido, dejándola con la boca abierta.

—¿Qué? ¡Vanesa! ¡¿Adónde vas?! No te metas en… ¡Vanesa!

Todo el mundo se giró para ver a la chica. Lo de Tom se había convertido en una costumbre, y el escándalo de Natalie llamaba más a atención que cualquier otra cosa. Pero como ella estaba llamando a su amiga, pronto se concentraron en Vanesa, que se detuvo junto a Tom y cruzó los brazos.

—Hola, bonita.

—Adam, ¿cierto? —Vanesa ladeó la cabeza en un intento por parecer coqueta. El chico asintió inmediatamente, olvidando a Tom por unos momentos.

—Nunca me había atrevido a decírtelo, pero…

—¿Pero? —Adam se acercó lentamente hasta donde estaba la chica. Sonrió de manera exagerada.  

—Pero, bueno, no sé si deba decírtelo.

—Oh, vamos, no seas tímida —la alentó—. ¿Hay algo que pueda hacer por ti?

—Sí, creo que sí podrías —dijo Vanesa, manteniendo su bandeja firmemente agarrada. Dio un nuevo paso hacia él y sacudió su melena exageradamente, pero él parecía creérselo—. Tú podrías hacer algo por mí.

Adam, sin dejar de sonreír, se le volvió a acercar. Ella se lamió los labios de forma sugerente.

—Escúpelo. Podríamos salir si quieres.

Vanesa lo fulminó con la mirada inmediatamente, pero él no comprendió a qué se debía y se quedó esperando.

—¿Qué vas a decirme? —insistió.

Él lo entendió cuando Vanesa derramó toda su comida extraña y liquida (asquerosa, por cierto) sobre su cabeza.

—¡Que te metas con apestosos como tú y dejes a los demás en paz!

Se oyeron las carcajadas de todos por el recinto, especialmente cuando él se sacudió y la comida caliente y mal oliente manchó su ropa por completo.

—¡¿Qué te pasa?! —Vanesa retrocedió cuando él se acercó furioso—. De ésta no te vas a salvar, pelirroja de mierda.

Natalie corrió intentando ayudar a su amiga. Lamentablemente, Adam fue mucho más rápido que ella y la cogió por los hombros para darle un empujón. Vanesa se quejó por el golpe cuando cayó de trasero, pero él todavía estaba enojado. Aún furioso caminó hacia ella. Vanesa sintió pánico.

—¡Adam! —gritó su amigo, pero él lo ignoró—. ¡Adam! ¡Suficiente!

Tom no supo cómo reaccionar, así que se levantó y agarró el cabello de Adam para jalarlo hacia atrás con fuerzas, intentando apartarlo del camino.

Vanesa jadeó cuando vio al pelinegro dar media vuelta y golpear  a Tom en pleno rostro.

—¡No te metas en mi camino! —Todos guardaron silencio—. Debes de agradecer que no te rompa las costillas ahora mismo. ¡Eres un perdedor! —gritó Adam. Tenía las mejillas totalmente sonrojadas por la furia, y escupió hacia el suelo, justo al lado de Tom. Adam se volteó hacia Vanesa rápidamente—. Esto no se queda así, maldita estúpida —murmuró con los dientes apretados, y prefirió marcharse antes que algún profesor llegara.

Vanesa contuvo la respiración y se obligó a mantener la calma, pero con todos encima intentando ayudarla fue bastante difícil.

Se levantó en silencio, intentando apartar a Natalie para ver a Tom.

Ahogó un sollozo al verlo. Él estaba llorando, y nadie, ni siquiera Georg, estaba ahí para ayudarlo. Todos se habían preocupado de ella, pero no de él, y se puso de pie en silencio para salir del lugar.

Ella no lo iba a permitir.

—¡Vanesa! ¿Estás loca? —Natalie intentó cogerla del brazo, pero ella se soltó y corrió detrás del chico hasta que desapareció de la vista de los demás.

Mi Nerd Favorito.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن