Mi Nerd Favorito.

Capitulo 11

Tom aún no reaccionaba.

Ya hacía más de un minuto que habían salido de esa casa y la verdad era que lo que había dicho la chica de último lo traía medio aturdido.

Estaba clarísimo para él que Vanesa lo había ayudado otra vez, pero no entendía por qué.

Le resultaba tan complicado asimilar que eso pudiese salir algún día de los labios de una chica, que se deprimió. Era imposible.

—Tom. —Ésta lo llamó, pero él estaba hundido en pensamientos.

Por un lado, estaba confundido, pero por otro, estaba completamente dolido y avergonzado por lo que había sucedido con su tía frente a Vanesa.

Últimamente estaba hecho un llorón, y esa mujer había dado en su punto débil.

¿Por qué había nacido tan feo?

—Am…

—Kaulitz. —Insistió la chica dejado de lado esa timidez que adoptaba al estar al lado de quien le gustaba.

Tom era mucho peor que ella.

—Dime… perdón. —Se aclaró la garganta y restregó los ojos. —Mejor dicho… gracias, otra vez. —Vanesa sonrió, pero no por mucho tiempo.

Tom no estaba bien. Otra vez.

Ésta lo cogió de un brazo y lo jaló para llevarlo consigo.

—Me contarás mientras comemos un helado —Tom asintió. —Oye… y sé que es muy extraño que lo ofrezca, pero mamá pedirá pizza y papá no estará… ¿Luego te gustaría ir conmigo… a mi casa?

Para Tom todo estaba resultando muy nuevo.

Con suerte cenaba en casa de Georg. La mayoría de las veces era él quien lo invitaba a comer, y cuando estaban solos, por lo que no conocía muy bien a los padres de su amigo.

¿Por qué de la nada una chica lo invitaba a comer pizza con su madre? Como si de verdad ya fuesen amigos.

No iba a perder la oportunidad, así que asintió.

—Gracias.

.

Vanesa llevaba un cono extra grande entre las manos. Un helado sabor a Vainilla bañado en pulpa de frutilla con dos de ellas a los lados.

Por su lado, Tom estaba comiendo uno con sabor a chocolate.

Aunque no le gustasen mucho, ese era el que más prefería.

—No suelo visitarlas muy seguido. —Había comenzado a hablar Tom. —Pero eso no significa que me salve, ya que Jacqueline tiene muy buena relación con Gordon, mi padre… por lo que la vemos muy a menudo rondando por la casa.

—Tus… Tus padres. ¿Ellos saben? —Tom negó. —¿Por qué no se lo has dicho? Quien sabe y así las cosas cambian.

—No me gustaría hacer pasar un mal rato a mi familia. Antes, la mayor parte del tiempo tenía la ayuda de Bill, que es mi hermano, pero está estudiando en otra ciudad. Fue un poco dura la separación, pero viene de visita muy seguido. —Vanesa suspiró—. Eso no viene al caso. El problema es que no es solo Jacqueline quien tiene algo contra mí, que por cierto, no sé qué mierda es. —Tom apretó los puños, molesto—. Christina pareciera sentir fobia hacia mí. Cuando pequeños, su madre le metió cosas en la cabeza. Nos llevábamos bien… pero las cosas comenzaron a cambiar. No la culpo a ella…

—Tom…

—No te preocupes. —El rubio sonrió forzadamente. —Creo que ya estoy acostumbrado.

—Las personas no se acostumbran a cosas así. O por lo menos, tú no lo estás… porque se nota mucho que te importa lo que digan, que te afecta. No te puedes acostumbrar a ello. —Vanesa suspiró —Y eso está bien. Nadie podría hacerlo… sería realmente tonto. Y no me hace falta conocerte mejor para darme cuenta de que tú no lo eres, Tom. —Él chico sonrió un poco cohibido. —Y por eso, aún no puedo comprender bien las cosas. En la escuela… Tom. ¿Cómo lo soportas? ¿Cómo dejas que seres tan… insignificantes, puedan dañarte así? Creo que yo ya me hubiese vuelto loca.

—Solo espero que éste año pase rápido. —Fue lo único que él comentó acerca del tema. —Odio las reuniones familiares. Siempre acaban en discusiones cuando algunos de mis tíos más lejanos terminan un poco tomados y van contra mí. Mamá y Gordon siempre deben sacarlos para calmar las cosas… por eso esas reuniones ya no se hacen tan a menudo, y cuando se hacen, yo prefiero ir con Georg, o si está Bill con nosotros, me quedo con él.

Vanesa intentó juntar fuerzas para no llorar frente a Tom.

Tenía la mala suerte de ser una chica sensible… y no podía con el rubio.