Capítulo 12

19.8K 1.3K 35
                                    

—Gracias por la compañía, pero no es necesario ir a tu casa. —Tom estaba un poco arrepentido de haber aceptado la invitación.

No porque no quisiera, pero se sentía avergonzado.

—Ya has aceptado. ¡Tarde! Conmigo no se juega, Kaulitz. —Ella lo jaló del brazo cuando ya estaban a media cuadra de la casa de la pelirroja, que por cierto, estaba muy cerca de la de Tom.

—Sabes que no es eso.

—¡Entonces qué! —Ella alzaba los brazos, chillando de indignación. —¿Tú puedes invitarme y yo no a ti? Estás loco.

—Otro día… ¿Vale? —Vanesa lo volvió a tomar.

—¿Tienes compromisos con tu mamá? Ya fuiste a dejarle sus cosas y no te dijo nada. ¿Cierto? Y tampoco tienes tarea y… estás evitándome. —Ella se cruzó de brazos.

—¡No! ¡Claro que no!

—Entonces te da pena. Ven, no seas vergonzoso. No tengo hermanos ni hermanas, papá no está y mamá no come. ¿Ya? Vamos. Diana es una mujer muy simpática, te lo prometo. —Finalmente, Tom acabó aceptando la invitación, por segunda vez.

Caminaron hasta la casa de la pelirroja en silencio.

Tom se había dado por vencido. A Vanesa no se le decía una cosa y luego se cambiaba por otra. No le convenía, así que aceptó seguirla y sintió su cuerpo tembloroso cuando ella golpeó la puerta de entrada con rapidez.

—Y si tu mamá…

—Y si mi mamá nada, Tom —Vanesa lo interrumpió. —Te quedas.

La puerta acabó abriéndose luego de medio minuto más.

Ni siquiera alguien se asomó a mirar, simplemente esta se abrió y quien estaba dentro regresó a lo que hacía.

—¡Estoy aquí, mamá! —Gritó ella mientras entraba, aún con Tom tomado del brazo.

—¡Lo sé! Te oí. ¿Con quién hablabas? —La mujer salió de la cocina con una taza de café en manos. Se quedó mirando confundida cuando vio al chico rubio que acompañaba a su hija—. Hola.

—Hola, señora. —Saludó Tom cordialmente y ésta le sonrió.

—Hija…

—¡Oh! Sí, sí… mamá, él es Tom. —A Diana casi se le cae el tazón de las manos cuando supo de quien se trataba ese niño.

¿Era él a quien Vanesa le gustaba?

Al fin lo conocía.

—Mucho gusto, Tom. —Volvió a saludarlo. Ésta vez se acercó a él y le dio un pequeño abrazo amigable, dejando al chico confuso.

Vanesa bufó, su mamá era demasiado evidente.

—¿Qué…?

—Lo invité a comer pizza. —Vanesa no dejó a su mamá terminar de preguntar. Supuso que sería algo relacionado a la presencia de él ahí.

—Yo… Vanesa insistió y… —La mujer rió para sus adentros.

Se notaba a metros lo nervioso que estaba él.

—No hay problema. Ya pedí la pizza y creo que es demasiada. —Diana caminó de vuelta a la cocina.

.

—Ignora el desorden, ¿vale?—. Ambos entraron a la habitación de la pelirroja.

Ella aún estaba un poco extrañada por la situación. No entendía y no creía cómo era que el chico había llegado hasta ese lugar junto a ella, sin apenas conocerse.

Al parecer, la idea de haberlo ayudado con Adam había sido la más inteligente de todas.

Natalie de seguro se volvía loca cuando se enterara.

—Está bien… supongo que mi habitación está peor.

Ya había oscurecido y Tom había decidido avisar a Simone que tardaría más de lo esperado.

El repartidor de pizzas había tenido un inconveniente durante el viaje camino a la casa de su entrega, por lo que tardaría más o menos media hora más en llegar.

Mientras tanto Tom hablaba, Vanesa había aprovechado la situación y se había dedicado a esconder en los cajones, ya de por sí con ropa desordenada, algunos calzones que estaban a la vista.

Lo demás, lo había pateado bajo la cama.

Mi Nerd Favorito.Where stories live. Discover now