Capitulo 37. ~No quiero ir sola, acompáñame. ~

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Álvaro se levantó de su silla y se sentó a su lado, abrazándola.

-          No llores, por favor. – le pidió pasando su mano con cariño por el pelo, suspiró y añadió: - Seguramente querrá saber porque llegó así y todo eso, es normal.

-          ¿Crees que se lo haya dicho a la policía? – preguntó separándose de él.

-          Puede que sí, pero no lo sabremos hasta que hablemos con él. – respondió acariciándole la mejilla.

-          Espero que sí lo haya hecho, porque yo sola no me atrevo a poner una denuncia. – dijo mirándolo, respirando hondo para intentar calmarse.

-          ¿Cuántas veces tengo que repetirte que no voy a volver a dejarte sola? – preguntó mirándola con ternura.

-          No lo sé, es difícil acostumbrarse a todo esto que me está pasando. – respondió cogiendo la mano que él aun tenia sobre su mejilla.

-          Venga, termínate el café y vamos a buscar al doctor. – le sonrió besando su mano.

Eva sonrió de medio lado como pudo y se bebió lo que quedaba de su café de un solo trago, al igual que él, se levantó y la cogió de la mano, caminando hacia la pequeña sala de espera que había delante de los despachos. Álvaro se sentó junto a ella, quien apoyó su cabeza en el hombro de él y suspiró.

Esperaron unos largos minutos hasta que vieron al doctor salir, Eva se levantó de la silla seguida de Álvaro, que se puso detrás de ella y se acercó a él.

-          Doctor. – lo llamó a su espalda, él se giró para mirarla y ella añadió con voz preocupada: - Me ha dicho la recepcionista que esperara para hablar con usted.

-          Hola, Eva. Sí, de hecho iba ahora mismo a preguntarle si habías venido. Ven, hablemos mejor en mi despacho. – dijo con una pequeña sonrisa, haciendo un gesto con su mano para que pasara primero.

Eva entró al pequeño despacho al que había entrado el día anterior y se estremeció al recordar lo que el médico le había dicho. El doctor Gazquez le hizo una señal para que se sentaran en las sillas y ella, tras cruzar la mirada con Álvaro que asintió con la cabeza, apartó una de las sillas y se sentó, mirando preocupada al médico.

-          ¿Ha ocurrido algo? Pensé que me podría llevar a mi madre hoy para enterrarla. – dijo con toda la entereza que pudo.

-          Lo sé, pero verás. – suspiró – Al ver cómo llegó, una compañera dio parte a asuntos sociales y vino la policía. Cuando salí de la operación, una enfermera me llamó y estuve hablando con ellos, me han dicho que debo denunciar el caso.

-          Me imaginaba que diría algo así…

-          Eva, tengo que saber si tú también sufres maltrato. – la miró serio.

Eva titubeó y bajó la mirada hacia sus manos, que estaban sobre su regazo, la mano de Álvaro se posó sobre ellas y les dio un pequeño apretón, ella lo miró y respiró hondo.

-          Su marido nunca me ha pegado, pero el hijo de él sí. – dijo con voz temblorosa.

-          Hace unos meses tuvimos que ir a por ella y llevárnosla de allí, estaba golpeada, pero no quiso decir nada a nadie. – intervino Álvaro mirando al médico.

-          ¿Desde cuándo pasa esto, Eva? – preguntó mirándola serio.

-          Desde hace tres años, cuando se casó con él después de fallecer mi padre. – respondió mirándolo.

¿Cuándo te volveré a ver?Where stories live. Discover now