Eva miró a Carol y le hizo un gesto de “Te lo dije” con la cabeza, a lo que recibió una mirada de disculpa por su parte y otra de confusión por parte de Blas.
Llegó la hora de comer y todos salieron del agua, como no habían llevado nada, pidieron unas pizzas y mientras llegaban, Eva se ofreció a ir a comprar las bebidas a una tienda que estaba en la siguiente calle.
- Vuelvo enseguida. – dijo vistiéndose rápidamente y saliendo sin esperar respuesta de ninguno.
- ¡Eva, espera!
Eva se giró antes de cruzar la calle y se giró, teniendo la esperanza de que fuera Álvaro, pero se desilusionó cuando el que la llamó fue Carlos.
- Espérame, voy contigo. – le sonrió llegando a su lado.
Empezaron a caminar en silencio, un silencio incomodo.
- Oye, ¿te encuentras bien? – preguntó Carlos mirándola – Desde que hemos llegado a por vosotros estás seria.
- Sí, no es nada. – le sonrió.
- ¿Seguro? Puedes contarme lo que sea, ¿eh?
Eva suspiró y caminó más despacio, lo miró y dijo:
- Estoy… ¿Cómo decirlo? Saturada, agobiada…
- ¿Por qué?
- Se me junta todo, Carlos, y no son cosas buenas precisamente. – suspiró.
- Explícate mejor porque no te entiendo. – pidió confundido.
- No se lo cuentes a nadie, ¿vale?
- Tranquila, seré una tumba, con lo que me cuentes ahora y con lo que quieras contarme después. – le sonrió.
- Vale, pues… - respiró hondo – Estoy enamorada de Álvaro desde que lo vi por primera vez y creía que podría haber algo entre nosotros con eso de vivir juntos y tal, pero de pronto aparece Natalia y…
- Y no te hace caso como antes, ¿no? – dijo compresivo.
- Sí, eso. Ella lo sabe y anoche, cuando nos la encontramos “por casualidad”, – hizo las comillas en el aire – Álvaro y yo estábamos genial, pero llegó ella y de repente, quedé apartada de todo, ella tomó mi lugar y cuando quise darme cuenta, estaba con su lengua metida hasta la campanilla de él. – dijo exasperada, llegando a la tienda.
Carlos se rió al escucharla decir eso y la ayudó a coger las cosas que habían ido a comprar.
- No te rías porque no le veo la gracia, ¿sabes? – lo miró seria al salir.
- Es que me ha hecho gracia como lo has dicho. – sonrió.
- Ya, bueno… Y para colmo, coge y se presenta aquí, que seguro que se habrá auto invitado ella sola, como suele hacer. – dijo irritada.
- Eva, lo primero que deberías hacer es relajarte. – le dijo sonriendo - ¿No has pensado que su le prestas atención a lo que hace, lo seguirá haciendo para molestar? – le preguntó lógico.
- Sí, pero es que no sé como dejar de hacerlo. – se quejó – Cree que soy su sirvienta o algo así cuando estamos juntas.
- Lo primero, haz como si no estuviera, ignórala.
Capitulo 29 ~Creo que no ha sido buena idea. ~
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