Capitulo 24 ~ Respira hondo y no le prestes atención. ~

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-          Dentro de poco saldrán los sitios y todas las fechas donde vamos a estar, aun no nos lo han dicho a nosotros. – respondió en tono neutro.

-          Tiene que ser genial que todas las chicas te adoren y te vitoreen, ¿verdad?

-          Es agradable, sí. – respondió mirándola, estrechando a Eva un poco más contra él -. Pero es mucho más halagador que te quieran por cómo eres y no por quien eres, como hace Eva, por ejemplo, que aunque sepa que soy famoso, me trata como si fuera uno más.

-          Eso es porque no sabe lo que se pierde tratándote de otra forma. – dijo Natalia sonriendo de medio lado con algo de malicia.

-          O simplemente porque sabe apreciar a las personas por como son y no por lo que tienen, ¿verdad, pequeña? – sonrió mirando a Eva.

-          Cierto. – contestó ruborizada.

Él se agachó un poco y la besó en los labios cortamente y la besó en los labios cortamente, haciendo que se ruborizara más y que él riera por ello.

-          Entonces, ¿no te gusta que te traten como a un famoso? – preguntó Natalia un poco picada.

-          Mis amigos y mi familia saben cómo tratarme y si algún día tengo novio, sabrá que con ser dulce conmigo y tratarme como a otro más, soy completamente feliz. No siempre soy Álvaro Auryn, ¿sabías?  - preguntó mirándola algo serio.

-          Pues lo parece.

Iban caminando por la calle desierta y pasaron por la puerta del edificio del piso de Álvaro, él se iba a parar para que Eva subiera, pero esta le hizo un gesto negativo con la cabeza y siguieron caminando.

-          ¿Vives mucho más lejos? – preguntó Álvaro cansado.

-          A unas cinco manzanas más allá. – respondió Natalia sonriendo picara.

-          Bien, pues camina más rápido, porque algunos tenemos que madrugar por la mañana. – respondió seco, aligerando el paso un poco.

Natalia lo miró confundida y Eva sonrió aun abrazada a él, que no la soltaba en ningún momento, la primera caminó más rápido para llegar a la altura de ellos frunciendo los labios.

Álvaro agachó la cabeza un poco y pegó los labios al oído de Eva para susurrar:

-          Me está poniendo de los nervios.

-          Respira hondo y no le prestes atención. – susurró.

-          Es imposible. – se quejó él.

Eva soltó una carcajada, al igual que él y se rieron un poco más al ver como los miraba Natalia, que parecía molesta de que su amiga estuviera con él y no fuera ella quien fuera en su lugar.

Con un suspiro, Natalia sacó las llaves del bolsillo de su pantalón y se paró delante de un portal, miró a Álvaro con una pequeña sonrisa y dijo picara:

-          Te invitaría a subir, pero tres son multitud.

-          Exacto, así que, sube ya. – respondió él mirándola.

Natalia se acercó a despedirse de Eva con un beso en la mejilla, al igual que hizo con él, aunque en vez de darle el beso en la mejilla, se lo dio en la comisura de los labios, aprovechando también para meter un pequeño papel en el bolsillo trasero de su pantalón. Álvaro se separó rápidamente y la miró enarcando una ceja, le hizo un gesto hacia la puerta para que entrara y se giró con Eva, que la miró para ver si entraba. Álvaro soltó un suspiro y empezó a caminar de nuevo hacia su casa.

-          ¿Por qué no querías subir a casa cuando hemos pasado por la puerta? Podrías haber cogido una chaqueta. – dijo mirándola.

-          ¿Acaso quieres que sepa dónde vives y que te acose? Porque yo preferiría que no, ¿eh? Si quieres, vienes a su casa, pero yo prefiero tener paz en la tuya mientras esté ahí. – respondió mirándolo.

Álvaro soltó una carcajada y abrió la puerta de su portal, la hizo pasar dentro aun riendo y pulsó el botón del ascensor.

-          ¿De qué te ríes tanto? – lo miró con el ceño fruncido.

-          De tus celos. – respondió entre risas.

-          Yo no estoy celosa. – dijo rápidamente a la defensiva.

-          Ah, ¿no? ¿Entonces por que estaba todo el rato suspirando y mirándola mal? – preguntó con una sonrisa.

-          Porque… porque no me gusta que se ponga en plan fan loca, por eso. – dijo lo primero que se le  ocurrió.

-          Ya, claro… - dijo riendo saliendo del ascensor y caminando hacia la puerta para abrir.

-          Pues sí, listillo, es cierto. Pero, ¿sabes qué? Si te has quedado con ganas de más, vive a cinco manzanas mas allá, acabamos de volver de allí, creo que aun te sabes el camino. Ve con ella y haz lo que quieras, no me importa en absoluto. – dijo enfadada, yendo hacia su habitación y cerrando la puerta tras de sí.

Álvaro se quedó en la puerta del piso mirando hacia el pasillo sorprendido por su reacción. Fue a la cocina, abrió la nevera y sacó una botella de zumo, se sirvió un vaso y se lo bebió de un trago, lo dejó en el fregadero y metió la botella de nuevo en la nevera. Con un suspiro, caminó hacia el pasillo y se paró en su puerta, miró hacia la de Eva y se acercó a ella, pegó la oreja y se le escuchaba murmurar cosas que no se entendían y el abrir y cerrar puertas y cajones. Se separó de la puerta, tocó con los nudillos a esta y abrió sin esperar respuesta.

¿Cuándo te volveré a ver?Where stories live. Discover now