Cap 74

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—¿Chris?—subo los escalones del yate, encontrando a mi esposo manejándolo—. ¿Qué es esto? ¿Cuánto tiempo dormí?

Ríe, y pasa su brazo sobre mis hombros cuando me acerco y abrazo su cintura, apoyando mi mejilla en su pecho.

—Diez horas aproximadamente—dice y jadeo horrorizada—. No te preocupes, estamos llegando.

—¿A dónde?—pregunto, pero me ignora—. ¿Chris? ¿En serio no me dirás a dónde vamos?

Sin respuesta alguna.

Eso me enfurece, y me lleva a tomar su mandíbula y tirar de él hacia abajo, uniendo nuestros labios en un beso que yo guío, acariciando su lengua con una furia y un deseo contenido que solo lo hace gruñir.

—No me ignores—siseo—. Jamás vuelvas a ignorarme, Christopher, o no vas a tocar mi cuerpo en un tiempo muy largo, ¿me oyes?—amenazo

—Amanecimos de buen humor—su mano se desliza por mi abdomen—. ¿Qué tal si por fin te quitas ese vestido? No quise quitarte el derecho a la sorpresa.

—Oh—llevo mi mano a mi espalda y bajo el cierre, agradeciendo el corte bajo de la parte trasera—. ¿Cuál sorpresa?—me burlo, acercándome a los escalones, sujetando el vestido contra mi cuerpo

—Adeline—me advierte Christopher

—Oh, no—me doy la vuelta para verlo—. Mi esposo acaba de ignorarme y no me dice dónde estamos. ¿Cree usted, coronel, que mi esposo merece disfrutar esto?—dejo caer el vestido a mis pies, revelando el bralette sin tirantes de encaje rojo que deja ver mis piercings dorados a través de la tela

Mis bragas, ligueros y tirantes rojos adornan la parte de abajo, y le lanzo una mirada de satisfacción a mi esposo cuando traga grueso, mirándome con el más puro y crudo deseo.

»Piénsalo dos veces la próxima vez—salgo del vestido, bajando los escalones para entrar en el camarote

Sus brazos me rodean y me pega contra su pecho, restregándome su erección en el trasero mientras respira agitado.

—¿Sabe que creo, soldado?—murmura en mi oído, mientras una de sus manos se desliza por la curva de mi cintura—. Que mi esposa quiere toda mi atención hoy—se presiona contra mi—. Toda.

—Tu esposa quiere que no la ignores.

—Tu esposo no te ignora—besa mi cuello, haciéndome estremecer—. Pero eres una mujer inteligente, y sé que usarás todo lo que puedas para sacarme la información.

—No te equivocas—me burlo, alejándome de su agarre para sentarme en la cama y abrir mis piernas para él—. Pero justo ahora tu esposa está muy adolorida y necesita alivio—llevo mis manos mis pechos, apretándolos suavemente, gimiendo cuando el dolor se opaca

—Lo que mi esposa desee, lo tendrá—me toma entre sus brazos, uniendo nuestros labios en un beso profundo y apasionado mientras una de sus manos tira del bralette hasta descubrir mis pechos

Comienza a magrearlos mientras su boca me devora. Juega con mis adoloridos pechos y comienza a presionar su erección contra mi, haciéndome soltar un gemido necesitado.

No lo pienso dos veces, llevo una de mis manos a su pantalón mientras con la otra hago mis bragas a un lado, saco su polla y la posiciono en mi entrada mientras él se empuja dentro de mi con una estocada profunda que me hace gemir ruidosamente.

—Tan mojada y necesitada de su esposo, soldado—comienza a estrellarse contra mi y asiento desesperada, moviendo mis caderas a su ritmo para encontrarme con sus embestidas deliciosas—. ¿Duelen?—roza uno de mis pezones con sus labios

Flames of passionWhere stories live. Discover now