Cap 41

2.3K 356 40
                                    

—¿Despierta todavía?—la voz de Parker me sobresalta cuando sale al balcón que se extiende por las dos habitaciones sin división alguna

La brisa fresca y la hermosa vista a la playa son testigos de mis pensamientos cada noche, y hoy no fue la excepción.

—Que esté cansada no significa que no pueda disfrutar de la noche—me encojo de hombros, mirando la marca de la aguja del tratamiento de hoy—. ¿Tú qué haces despierto?

—Me cuesta dormir—se sienta a mi lado, y cuando dirijo mi vista hacia él, mi piel se eriza.

Dios...

El Alemán es, sin duda, algo digno de ver. Un pecho con un par de cicatrices aquí y allá, músculos marcados y una piel dorada exquisita.

»¿Ve algo que le guste, capitana?—enarca una ceja y parpadeo rápidamente antes de ofrecerle una sonrisa de disculpas

—Disculpa, no era mi intención quedarme embobada—me burlo, haciéndolo sonreír. «Y vaya que es una sonrisa sexy. ¿Por qué todos se quejan de Parker?»

»¿Por qué te cuesta dormir?—pregunto en un murmullo

—Recuerdos—contesta, y entonces recuerdo que él estuvo en la guerra. La vivió en primera mano, y debió ser horrible.

—Pasé por eso—asiento—. Aún lo hago, increíblemente, pero con una situación distinta.

—¿Once de septiembre y el secuestro?—pregunta y asiento—. Lo siento mucho.

—¿Sabes? Reece Morgan me enseñó un par de técnicas para dormir como un bebé—me levanto—. Ven, te servirá descansar un poco.

—Permíteme dudarlo—se levanta a regañadientes, pareciendo darse cuenta que no voy a aceptar un no por respuesta

Ambos entramos a mi habitación y voy directo al cajón en mi mesita de noche, sacando los aceites esenciales hidratantes para masaje antes de mirar a Parker.

—Ven—señalo la orilla de la cama—. Siéntate, voy a darte un masaje.

Parpadea, sus ojos brillando con la duda mientras mira el colchón como su fuera un arma sin seguro que puede dispararse en cualquier momento.

»No muerdo—me burlo—. Vamos, Parker, no te estoy ofreciendo un matrimonio, es solo un masaje.

Asiente, acercándose lentamente a la cama para tomar asiento de espaldas a mi, dejándome ver la piel limpia y dorada de su espalda fornida que casi me hace babear.

Abro uno de los frascos de aceite y echo un poco sobre su espalda, viendo el líquido resbalar mientras vuelvo a enroscarle la tapa al pequeño frasco antes de que detenga el desastre con mis manos.

En el momento en que mis palmas tocan su piel, el cuerpo de Parker se tensa, haciéndome bufar mientras comienzo a esparcir el aceite por su piel, comenzando a masajear con la presión suficiente para acabar con cada nudo en su espalda. «Y vaya que son muchos, este hombre siempre está tenso»

Me enfoco en el masaje, ignorando sus músculos bajo mis manos a medida que subo por su espalda hasta llegar a sus hombros, donde verdaderamente necesita un poco de presión.

Mis pulgares presionan un punto en su hombro derecho, que lo hace gemir del dolor antes de que el nudo se disuelva, haciéndolo suspirar aliviado.

Sonrío.

—¿Cómo lo usas tú?—pregunta mientras subo a la cama—. ¿Reece Morgan te hace los masajes?

Río, haciendo lo mismo en su otro hombro, deshaciéndome de un par de nudos, manteniéndome en silencio hasta que tengo que pasar al abdomen.

Flames of passionWhere stories live. Discover now