Cap 10

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—¿Dónde estás?—le pregunto a Arthur a través de la video llamada mientras termino de maquillarme

—Aterricé hace unas horas en Marruecos, tengo que cerrar un trato—suspira—. Te llamo en la noche, ¿si?

Asiento lanzándole un beso antes de tomar el celular y colgar, justo a tiempo para ver a Christopher salir del baño con ropa informal.

Tenemos una cena con Hasan hoy. Al parecer logró convencerlo de que nada había pasado, que la chica lo había intentado pero no lo consiguió; y le pagó una generosa cantidad a la chica para decir lo mismo.

¿Sigo enojada? Como la mierda, y justamente por eso anoche cuando llegó apenas le dirigí la palabra. Solo le desee buenas noches y me fui al sofá. No toqué la cama hasta hoy, cuando vi con mis propios ojos como cambiaban las sábanas.

No quería arriesgarme a tener fluidos de otra persona sobre mi.

—¿Lista?—pregunta y asiento levantándome, dejando notar la camisa de vestir que cubre mi cuero de forma descuidada

Uno de mis hombros queda descubierto, y mis botines negros hasta la rodilla me estilizan, haciéndome lucir casual y sexy al combinar con el brallete que se ve debajo de la tela blanca.

—Si, vamos—guardo el celular en el cajón y sigo a Christopher fuera de la habitación—. Será mejor que no cometamos ningún error esta noche, será decisivo para el trato.

—Ya sé—arregla su Rolex de oro—. Cuando acabemos y los encarcelemos, podrás librarte de mi.

—Gracias a dios por eso.

—Podrías fingir no estar tan feliz—sisea y río—. Y ahora te ríes luego de haberme ignorado durante todo este tiempo. ¿Eres bipolar?

—Soy madura—corrijo—. Enmendaste tu error, está bien, seguiremos adelante y nos cuidaremos de no meter la pata.

—Ajá—bufa mientras entramos al elevador—. Y dime, ¿cuál fue la reacción de Arthur cuando lo supo?

—No jodas, que hayas enmendado tu cagada no significa que me tratarás como te venga en gana—mascullo.

—Solo es una pregunta, Adeline.

Este hombre parece experto en sacarme de mis casillas. Es un cínico, pero admiro su descaro; y quizás me causa un poco de gracia.

—Una pregunta que no me da la gana responder, Coronel—lo miro a los ojos, notando la satisfacción brillar en ellos—. Quizás peleamos, o quizás sabe que fue exactamente lo que le dije, una aventura de una noche que no pasaría de nuevo.

—Mmm, tengo el presentimiento de que no lo dices todo.

La expresión burlesca de su rostro solo me enciende la sangre, y al mismo tiempo hace que mi cuerpo cosquillee de una forma en la que nunca lo había hecho.

—Porque no es tu problema.

—Ya, claro—las puertas del elevador se abren y nos encaminamos al restaurante del hotel—. ¿Sigo siendo tu amigo? Porque voy a darte mi opinión como uno.

—¿Sabes lo que es la amistad? Wow, creí que odiabas a todos—me burlo rodando los ojos y él niega

—No a todos—enarca una ceja mirándome

—Si te refieres a Patrick, no lo pareciera—bufo y se encoge de hombros

No es un secreto que su trato hacia mi cuñado no es el mejor; y no entiendo porqué Patrick sigue soportándolo.

—No soy un maldito osito cariñosito—gruñe—. No ando por la vida ofreciendo sonrisas, abrazos y apretones de mano amistosos a todos. Me da asco toda esa mierda cursi e hipócrita.

Flames of passionWhere stories live. Discover now