Cap 20

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Christopher

—Hola—la puerta de mi oficina se abre dejándole paso a Adeline, luciendo cansada e irritada por alguna razón

Esa mujer es como... una bomba de sentimientos. Puede cambiar de estado de ánimo en cualquier momento de una forma tan fácil que empiezo a creer que está loca.

—¿Por qué traes esa cara?—pregunto, sabiendo que si no lo hago me lo dirá de todas formas

A pesar de que usé una amistad como una excusa para acercarme a ella, Adeline se lo tomó más en serio de lo que esperaba y empiezo a creer que me considera su mejor amigo.

Es como Patrick, pero mucho más sexy y hermosa.

—Los amigos de Arthur vendrán a cenar mañana—rueda los ojos sentándose frente a mi—. Ya tengo suficiente con él, ¿crees que quiero lidiar con ellos? Por dios.

—¿Y qué harás?—pregunto, notando que aún tiene la marca de la jeringa en su cuello

Es un pequeño moretón, más bien, por lo tanto que nos tardamos en suministrar la cura. Supongo que desaparecerá en un par de días.

—No sé, no quiero hablar de eso—se levanta y camina hacia mi, haciéndome levantar las cejas cuando le da la vuelta a mi silla—. Te necesito.

—¿Ahora?—me burlo, llevando mis manos a sus caderas mientras me inclino a besar su vientre

Asiente

—Por favor—suplica y gruño. «Esa maldita palabra»

No me podría importar menos, pero cuando ella la usa es como si un maldito interruptor se encendiera en mi cabeza, haciéndome tener la necesidad de cumplir cualquier mierda que pida si usa mi amor y por favor en la misma oración.

—Quítalo—tiro del pantalón de su uniforme y ella comienza a desabrocharlo

Me gusta eso de ella. Siempre dispuesta a follar, y comienzo a creer que sus deseos son incluso más grandes que los míos.

Es como el sueño de cualquiera, mujer u hombre, cualquiera que vea a Adeline desearía poder tocarla y besarla. La mujer tiene algo que la vuelve imposible de no desear, todos la miran aunque no quieran hacerlo y ella lo sabe. Por supuesto que lo sabe.

Queda solo en lencería de encaje negro frente a mi, y no hace falta que la vea para saber que tengo una maldita erección presionando contra mi uniforme. Mi polla reacciona a su presencia como si Adeline fuera su maldita dueña.

Se inclina hacia mi y toma mis labios entre los suyos, yo tiro de su cuerpo a mi regazo mientras correspondo a su beso, ambos devorándonos como si supiéramos exactamente lo que necesitamos. Lo que queremos.

Esta mujer va a matarme. Es malo. Pero bajo ninguna circunstancia pienso soltarla.

Solo... buscaré otra que me quite las ganas como ella lo hace.

***

Adeline

—Entonces...—mi hermana sonríe con complicidad y enarco una ceja—. ¿Qué pasa entre tú y Christopher? ¿Salen?

Una vez a la semana mi hermana y yo nos sentamos a hablar sobre cualquier cosa. Pendientes, familia... chismes.

Al parecer el chisme de esta semana somos Christopher y yo.

—¿Salir?—aprieto los labios, pero una carcajada se me escapa, haciendo que mi hermana ruede los ojos—. ¿En serio? ¿Christopher Morgan siquiera conoce el término "novio"?

Christopher no es la clase de hombres que espera una relación o se enamora. ¿Enamorarse de su amiga con beneficios? Eso no va a pasar. Jamás.

Estoy bien con eso; es decir, estoy comprometida, solo hago esto por diversión y porque dios sabe que el hombre es irresistible. Pero no me hago ninguna idea.

Su carácter es difícil, no es romántico ni mucho menos un príncipe azul. Sería más como el villano buenísimo que siempre termina gustándoles a las chicas.

No digo que no me gusten los villanos, lo hacen, pero Christopher no es esa clase de villanos que cambian por amor o lo que sea. Christopher Morgan es... Christopher Morgan. No es romántico, detallista, dulce, paciente... incluso dudo que pueda llegar a amar a una mujer más allá del sexo.

Y tampoco creo que seré yo quien cambie eso. Me conformo con lo que tengo hasta que me aburra. Simple.

—Nunca ha tenido novia—mi hermana asiente de acuerdo—. Pero ¿has pensado en qué quieres hacer a la larga? ¿Qué pasará cuando quieras algo más que solo sexo?

—Saldré con alguien que me dé eso—me encojo de hombros—. Mira, Christopher podrá ser muy bueno en el sexo, pero no es la clase de hombres que se comprometen. Buscaré uno que si quiera hacerlo y ya está.

No soy centro de rehabilitación ni una mierda parecida. ¿No quiere una relación? Bien por él, encontraré a alguien que si pueda ofrecerme lo que quiero y merezco.

—Es tan fácil para ti—rueda los ojos y río—. ¿Cuándo terminarás con Arthur?

—En una semana—me encojo de hombros—. Se irá de viaje luego de la visita de sus amigos, así que se lo diré cuando regrese.

Es hora de acabar con este pequeño show de mierda. Empiezo a asquearme de la presencia de Arthur, y solo quería darle un poco de su propia medicina. Lo hice, es hora de acabar con esto.

—¿Por qué?

—Porque terminar con Arthur también significa terminar mi aventura con Christopher—suspiro—. Dejará de ser divertido, así que cortaré ambas cosas al mismo tiempo. Al menos Christopher y yo seguiremos siendo amigos.

No quiero que él malinterprete las cosas. Está bueno, folla como los dioses, pero estamos en esta extraña situación solo por mi capricho de darle una lección a mi prometido. Se acaba el compromiso, también las folladas.

—Claro—se burla y ruedo los ojos—. Cómo sea, no olvides que mamá y papá vendrán dentro de diez días—niega—. Papá sigue mandándome la cuenta regresiva para que no lo olvide.

—Mejor que te lo mande a ti y no a mi—me encojo de hombros—. ¿Qué hay del cumpleaños de Patrick? Es el próximo viernes, ¿no?

—Así es—sonríe—. Haremos un desayuno familiar en la mañana con Abby y nuestros padres presentes. Luego, en la noche, iremos a un club en el que Christopher es accionista.

—¿Qué? ¿Te hizo descuento?

—No seas tonta, es por la exclusividad—bufa y me encojo de hombros—. ¿Vas a ayudarme con eso? Quiero que sea sorpresa.

—Por supuesto.

Flames of passionWhere stories live. Discover now