Cap 9

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—Vaya, te dignas a aparecer—suelta Christopher cuando entro a la habitación del hotel y ruedo los ojos dirigiéndome al baño—. Ni se te ocurra huir, Adeline, soy tu superior y debes darme la cara.

No quiero discutir en este momento, y sé que no habla como mi superior, sino como el hombre con el que tuve un momento hace un par de noches.

—Pedí permiso en la central, Gauna lo aprobó—me encojo de hombros—. Usted es un coronel, y él es un general, el permiso se hizo dentro de las reglas.

No puede reprocharme por ello, hice las cosas como se debían.

—¡Yo debía autorizarlo!—grita y frunzo el ceño volteándome a encararlo—. ¡No puedes ser una impertinente, pudiste joder la misión!

¿Impertinente? Maldición, él ni siquiera me caía bien cuando me metieron a todo este jodido desastre, cualquier otra persona no hubiera aceptado.

Cuando entro a una misión, me comprometo al cien por ciento con ella sin importar la mierda que tenga que soportar, y no voy a permitir que él me trate como si eso no fuera así.

—Primero que nada, baja tu tono—siseo enojada—. Segundo, yo no me iba a ir por tres semanas, fueron veinte horas y pudiste decir que estaba enferma; y en tercer lugar, ¿cuál es tu problema?

—Mi jodido problema es que huyes como una cobarde—se acerca dando zancadas—. No puedes huir de lo que hiciste, acéptalo.

—¿Qué?—bufo—. Lo acepté, hablé con mi prometido y le dije lo que pasó. No fui una cobarde, te dije que no iba a pasar de nuevo y luego fui a admitir lo que hice. No me jodas.

No sé por qué diablos se supone que soy una cobarde, pero es obvio que solo habla desde su enojo, lo que solo me enoja más.

—¿Te pesó la conciencia?—bufa con burla—. Bien, ¿vas a seguir con tu relación de cuento de hadas? Porque te informo, que si tienes pensamientos sobre otro hombre follándote, quizás no ames tanto a tu prometido.

Le volteo el rostro de una bofetada.

Mi sangre hierve por lo cínico que puede llegar a ser este hombre, y la forma en la que utiliza esto en mi contra como si mereciera la cárcel por esto.

Él ya ha hecho eso, todos sabemos que Christopher Morgan no sabe lo que es fidelidad, y no le permito que me reproche como si él fuera un jodido santo.

—Eso no es tu problema—hablo con una fría tranquilidad—. No voy a permitir que te burles como si esto fuera ridículo, porque no lo es. Una cosa es deseo, otra cosa es amor, y lo segundo es lo que siento por mi prometido; y eso supera cualquier maldito deseo que sienta por ti.

—Sigue repitiéndote eso, Adeline—se encoge de hombros—. Si lo haces una vez, lo harás dos, tres y cuatro. Y eso no es amor.

—¿Tú que sabes sobre el amor, eh?—me burlo—. Nunca has pasado más allá de folladas. Sin novias, y la única vez que te comprometiste con una mujer, fue por una mentira. Y por cierto, todo el mundo sabe que le fuiste infiel a Sabrina Lewis incluso antes de casarse. No sabes lo que es el amor.

¿Qué va a saber de amor un hombre tan frío como él? Solo se ama a si mismo, a nadie más, y podría meter mis manos al fuego por el echo de que ninguna mujer podría llegar a amar a alguien tan prepotente e insoportable.

—Quizás—pasa por mi lado en dirección al baño—. Pero tú tampoco, y puedes intentar vivir en una mentira, pero vas a hundirte si sigues con eso.

—Jódete.

Cierra la puerta detrás de él y respiro profundo cerrando los ojos mientras intento calmar mi enojo.

Supongo que la amistad se fue a la mierda, ¿no?

***

—Volviste—Hasan toma asiento frente a mi en el restaurante del hotel y le ofrezco una pequeña sonrisa asintiendo—. Ibrahim dijo que tuviste una emergencia familiar.

—Mi hermano causando problemas—me encojo de hombros—, pequeñas cosas, pero siempre vuelvo a dónde pertenezco, junto a mi esposo.

—Eso es bueno—asiente con aprobación—. Sabes, ayer vi a tu esposo con... una mujer.

Oh no.

Él jodidamente no se atrevió.

Maldita sea, mandó a la mierda toda la información que le dije sobre ellos considerando el matrimonio la alianza más importante. Simplemente le supo a mierda y se folló a una chica en la misma maldita cama en la que se supone que yo voy a dormir esta noche.

Que asco.

—¿Y bien?—finjo estar confundida mientras siento el enojo recorrer mi cuerpo por el fallo de Christopher—. Él puede hablar con ellas, no veo nada de malo.

—La llevó a la habitación, y tal parece que hubo algo más allí—suelta con suavidad y aprieto los labios fingiendo sentirme traicionada

Parpadeo rápidamente, fingiendo conmoción mientras mis ojos se llenan de lágrimas y empiezo a respirar de forma agitada

—No, él no haría eso—niego—. Seguro solo estaba limpiando, o estaban hablando...

—Quizás deberías hablar con él—propone y respiro profundo—. O no, ¿quieres que te pida un trago? ¿Algo?

Sé lo que hace, intenta ganarse mi confianza y ponerme en contra de Christopher. Probablemente quiere usar esto para no cerrar el negocio con su padre.

—Un té, por favor—pido en un murmullo y él asiente levantándose para encaminarse a algún lugar que no noto porque Christopher se sienta frente a mi—. Maldito imbécil de mierda.

—¿Qué?—rueda los ojos con despreocupación

—Te vieron con quién sea la chica que llevaste ayer a la suite—siseo—. Creen que me fuiste infiel y si verdaderamente fuéramos esposos, también lo creería.

Oh, jodido dios, no entiendo por qué diablos Sabrina Lewis aguantó algo como eso durante el tiempo que estuvieron casados. Pero si a mi, y ni siquiera soy su maldita esposa.

—Voy a negarlo, no importa.

—Te dije que el matrimonio era importante para ellos—le reprocho—. ¿Sabes qué? Vas a sacarnos de esto, porque tú nos metiste, y será tu culpa si cancelan el negocio.

—Deja el drama.

Por dios, no puedo creer que actúe como si nada de esto fuera importante. ¿Por qué tiene que ser tan inmaduro? Es un maldito adulto de veinticinco años.

—En la habitación me reprochaste por arriesgarme y ahora tú lo haces—jadeo ofendida—. ¿Sabes una cosa? Resuélvelo tú, me largo.

—Hola—Hasan llega de nuevo y le ofrezco una dulce sonrisa antes de levantarme

No voy a resolver esto, que él lo haga.

—Lo siento—me disculpo—, debo volver a la habitación, cosas de trabajo. Pero gracias por buscar mi té, me lo llevo—tomo la taza y dejo un beso en la mejilla de Christopher antes de alejarme

Maldito sea él y sus ganas de follar con cada mujer que se le atraviesa. Maldición, me reprochó por casi joder esto y fue él quien lo hizo.

Que se vaya a la mierda.

Flames of passionWhere stories live. Discover now