Christopher
—Lindo departamento—comento cuando Adeline cierra la puerta detrás de nosotros
Mis ojos recorren el lugar buscando algo fuera de lo común, me apresuro hacia las ventanas y comienzo a cerrar las cortinas en caso de que estén vigilándola para hacerle algo.
Una vez el lugar está a oscuras, con la única luz viniendo de una lámpara en la mesa junto a su sofá, me doy la vuelta.
Pero al aliento se me atasca en los pulmones cuando la veo frente a mi, mirándome con los ojos dorados que me atraviesan el pecho, brillando con una rabia contenida que me hace retroceder un paso.
Mis ojos recorren su rostro, sus delicadas facciones que ahora se ven más bronceadas, más... hermosa. Es impactantemente hermosa a pesar de estar enojada.
Desde que la conocí he estado consciente de su belleza, pero verla en persona dos semanas después se siente como... un jodido alivio. Su cabello ondulado cubriendo un poco de sus hombros, enmarcando su delicado rostro; sus labios carnosos con un labial rojo que comienza a desaparecer, sus largas pestañas rozando su piel con cada parpadeo... no hay belleza que haya visto en mi vida que se compare con la de ella.
Adeline tiene una mezcla bellezas que la vuelven impactante. Es elegante, clásica, pero al mismo tiempo natural y angelical.
—Tu herida sangra—resopla, tomando mi mano para tirar de mi en dirección al sofá
Mi pecho salta con ese tacto que extrañaba. Con la sedosidad de sus manos al contraste de las mías, una suavidad poco común en un soldado.
Al verla ahora me maldigo a mi mismo por alejarla, por volver mi propia vida un infierno al impedirme estar con ella cuando todo pudo haber sido fácil.
Maldigo esa etapa de negación en la que quise creer que no sentía nada por ella a pesar de querer matar a cualquier hombre que se le acercara, cuando quise quemar el maldito mundo las dos veces que la secuestraron, cuando cada noche que la veía deseaba sus besos más que a nada. La amo, lo he hecho desde el momento en que ella enfrentó mi actitud sin retroceder.
Su primer te amo me llenó el pecho de orgullo y aún así me empeñé en no escucharla.
—Te extrañé—las palabras se me escapan cuando me obliga a sentarme en el sofá
Ella se endereza, fijando sus ojos en los míos con una dureza que poco a poco comienza a desaparecer para dejar paso a mi Adeline. La que nunca tiene sus barreras arriba, la tranquila que sonríe a cada nada dejándome helado por su hermosura.
—¿Tomaste?—pregunta y bufo
—Estoy sobrio—aseguro y ella rueda los ojos antes de apartar mi brazo, examinando la herida por el vidrio de la explosión—. ¿No me extrañaste?
—Calla, Christopher—resopla—. Voy a curar tu herida y vas a irte a dónde sea que te estés quedando, ¿bien?
—No—tomo su mano y tiro de ella, tomándola tan por sorpresa que no puede evitar cuando llevo mi mano su nuca para acercar su rostro al mío—. Voy a quedarme y vamos a hablar. No es una pregunta, no es una opción. Te estoy avisando.
—Oh, ¿quieres hablar?—levanta las cejas—. Bien, hablaremos—se zafa de mi agarre, alejándose por un pasillo
Respiro profundo, mentalizándome para su negativa, su dureza para abrirse a mi de nuevo. «Bien, me lo merezco, pero eso no va a quedarse así»
Vuelve un par de minutos después con un kit de primeros auxilios, así que tiro de la camisa fuera de mi cuerpo, obligándome a contener la sonrisa cuando ella traga grueso, evitando a toda costa mirar mi pecho desnudo.
BINABASA MO ANG
Flames of passion
FanfictionÉl es un imbécil, prepotente. Nada con lo que quiera relacionarme en ningún punto de mi vida. Pero hay deseo entre ambos, llamas de pasión que parecen no querer apagarse sin importar mis intentos de poner distancia. Y hay un problema. Christopher Mo...