Flames of passion

Cap 5

—¿Vas a teñirlo?—cuestiona Christopher entrando al baño del avión y me sobresalto—. No lo hagas, te luce el castaño.

Dejo a un lado el sobre con tinte para el cabello antes de darme la vuelta para encararlo.

—¿Qué diablos? Hay gente afuera, Christopher—siseo—. Tienes que salir de aquí o van a creer que estamos follando.

—Si estuviéramos follando lo sabrían, créeme—sus ojos recorren mi cuerpo y trago sintiendo que mis shorts de mezclilla y mi franela sin mangas me dejan demasiado descubierta—. Lindos piercings.

Maldigo antes de tapar mis pechos notando que los piercings se marcan en la tela. «Tenía veinte y creí que se verían sexys»

—¿Quiere algo, Coronel?—cuestiono—. Si es así dígame que necesita y por favor salga del baño.

Parece que le encantan los jodidos baños. ¿Es a caso un fetiche o algo así?

—Necesitamos fotos, Patrick dijo que las que tomamos se ven demasiado formales—me pasa su celular y leo el mensaje de mi cuñado

Parece que no se soportan, necesito algo más creíble.

—No podemos hacer nada en este momento, estamos en un avión—suspiro—. Cuando aterricemos y nos instalemos en el hotel, lo resolveremos.

—Bien.

Se queda ahí parado mirándome con una diversión que solo me frustra. Actúa como si no estuviera invadiendo mi maldito espacio personal.

—Bien, maldición, supongo que tú no saldrás así que lo haré yo—intento pasar por su lado pero toma mi brazo y su mero toque hace que mi cuerpo se encienda—. ¿Qué?

—Debes acostumbrarte a mi toque, Adeline—sus dedos recorren la piel de mi brazo antes de que sus manos tomen mi cintura haciéndome jadear—. No voy a follarte, tranquila.

Trago grueso sintiendo mi piel hormiguear y mis mejillas calentarse mientras se inclina, llenando mi olfato con su delicioso perfume.

«No vayas por ahí, Adeline»

—No me interesa que me folles, no te preocupes—pongo mis manos sobre su pecho sintiendo sus firmes músculos debajo de mis palmas—. No sé si lo dejé claro, Christopher, pero tengo novio y no estoy interesada en tus... ofertas.

—¿En serio? ¿Por qué tus manos se aferran a mi camiseta?—se burla y noto que tengo su camiseta entre mis puños, así que la suelto—. No mientas, sé que te encantaría que te folle. Pero no lo haré, esperaré que tú vengas a mi.

—En tus sueños—bufo antes de salir del baño y volver a nuestros asientos de primera clase en busca de alguna chaqueta que me cubra durante el vuelo

Maldición, por supuesto que no hay chaqueta, vamos al jodido Marruecos con un calor del infierno.

—Toma—Christopher se sienta a mi lado y me entrega la chaqueta que reposaba sobre su asiento—. No la necesito.

—Gracias—la tomo y la paso por mi cuerpo antes de respirar profundo y mirarlo—. Escucha, podemos ser amigos o no serlo, y no es que me interese, pero quiero llevar la fiesta en paz durante la misión. Si tú dejas de coquetearme, yo dejaré de comportarme distante.

Tenemos una misión en la que debemos actuar como esposos, y no se me da bien fingir cuando una persona no me cae bien, así que lo mejor para ambos es una tregua temporal. «Puedo volver a odiarlo cuando acabemos con esto»

—No me interesa tu comportamiento distante—bufa antes de extenderme su mano—. Pero está bien, acepto una tregua hasta que decidas...

—Si terminas eso voy a hacer que te tragues la maldita copa de champaña—advierto y sonríe divertido mientras estrecho su mano—. Bienvenido, Coronel, ahora somos amigos.

—Claro.

***

—Señor y Señora Dahmani—un botones del hotel se acerca junto a la encargada y sonrío tomando el brazo de Christopher—. Bienvenidos al hotel Fortune, es un honor para nosotros hospedarlos.

Ibrahim y Rose Dahmani. «Debo admitir que el nombre de Christopher me causa un poco de gracia. No tiene cara de Ibrahim»

—¿Nuestra habitación está lista?—cuestiona Christopher sin rodeos y les ofrezco una sonrisa de disculpas. «Este papel es muy natural para él»

—Por supuesto, mi nombre es Jessica, síganme—nos pide con una sonrisa amistosa y ambos la seguimos por el ostentoso vestíbulo del hotel. «Es demasiado lujo, tanto que duele verlo y le quita elegancia»

—¿Te gusta?—pregunta Christopher y me encojo de hombros

—Mucho lujo y poca elegancia—murmuro y asiente de acuerdo mientras entramos al elevador recibiendo las tarjetas de la habitación que la encargada nos entrega

—El jacuzzi de su habitación ya se encuentra encendido para su disfrute—dice la chica y le ofrezco una falsa sonrisa de agradecimiento—. Hay champaña y tendrán a un botones exclusivo para encargarse de sus necesidades.

Que maravilla.

Noto que la chica nos mira a través del reflejo de la puerta del elevador. Sus ojos recorren mi mano en el brazo de Christopher y pronto me encuentro sabiendo lo que hace.

—Eso es genial, ¿no te parece?—me doy la vuelta apoyando mis manos en el abdomen de Christopher y la duda brilla en sus ojos mientras yo mantengo mi mirada coqueta—. Podremos pasar un largo tiempo en el jacuzzi y...

—Muñeca, no seas indiscreta—rodea mi cintura con su brazo antes de inclinarse y besar mi mandíbula haciéndome jadear—. ¿Qué pasa?—pregunta en mi oído

Sonrío volteando mi rostro para dejar un casto beso en sus labios y ocultar mi rostro en su cuello.

—Ella nos mira demasiado, trabaja para ellos—le aseguro y tararea en aprobación antes de enderezarse—. Saldremos de este elevador y acabaremos con este show.

—Maldición. Bien—toma mi barbilla entre sus dedos y cierro los ojos cuando mi rostro se calienta. «Joder, Adeline»

Estar cerca de Christopher es como encender el interruptor de mi deseo. Su mero toque causa estragos que nadie jamás había causado en mi.

«No quiero. No debo. Estoy con Arthur»

Escucho las puertas del elevador abrirse y me aparto de Christopher tomando su mano antes de tirar de él fuera del elevador y lanzarle una sonrisa de agradecimiento a Jessica.

—Te llamaremos si te necesitamos, gracias—pulso el botón y las puertas se cierran de nuevo haciéndome suspirar aliviado—. Joder, necesito una maldita ducha.

—Con gusto—se burla Christopher y le lanzo una mala mirada—. Es broma, guarda tus garras.

—Idiota.