Atrapado (SasuNaru) (BoruShin)

Prisionero

SHINKI

—¡Déjame en paz! ¡Eres un maldito!

Rugía mientras mi padre me observaba con gran calma. Ambos estabamos en el despacho de Gaara junto a Sakura, quien se limaba las uñas sintiendose mejor que una reina.

Gaara me había ordenado que solo podría hablar con él, con mi hermana y con quienes ellos así lo decidan. Tampoco podría salir de la mansión sin permiso y con la debida compañía de mi padre, mi hermana o de los dos gorilas que mi padre solía estar.

Ésto se debió a que intenté comunicarme con mi primo Shikadai, pero Sakura se enteró antes y le avisó a Gaara.

Cuando me encontraba en Recreación esperando a mi primo quien llegó fue mi padre, para mayor asombro mío.

Gaara me llevó a la fuerza de allí justo cuando Shikadai llegaba. Mi primo fue testigo de la escena, pero no pudo hacer nada.

Gaara me llevó a la mansión donde ahora me encontraba encerrado. El muy maldito me estaba asfixiando, me sentía tan desesperado que quise suicidarme.

—Shinki deja de gritar, sabías cuales eran las reglas y estuviste de acuerdo — me decía Gaara

—No era ésto, solo debía alejarme de Boruto y su familia. ¡No del mundo! ¡Y menos aún de Shikadai! ¡Es mi primo por dios!

—Cambio de planes Shinki, eres mío. Me perteneces solo a mí y a nadie más. No quiero que hables con nadie que no sea yo o quienes te ordene.

Sakura reía burlistamente tras oír a nuestro padre decime eso, aquello me hacía compadecerme de Naruto.

—¿Sabes qué? No soy como Naruto, a mí no me controlarás por el miedo...maldito enfermo. ¡Pudrete!

Cuando quise irme uno de sus secuases me sujetó arrastrándome a mi habitación, por más que forcejeaba no me fue posible soltarme. Me encerraron en mi habitación sin posibilidad de escape.

Tenía todo lo que el dinero podía comprar menos libertad. Aquello me desesperaba en verdad. Intenté usar mi poder de arena negra, pero no me fue posible destruir nada ya que mi padre me recordó nuestro trato al entrar minutos después.

—Traeré a Naruto y lo intercambiaré por tí. Él ocupará tu lugar. Pero me lo llevaré conmigo y no importa lo que hagan, nunca nos encontrarán. ¿Quieres eso?

Cerré los ojos con gran pesar. ¿Cómo podría considerarlo siquiera? Naruto ya había padecido bastante, no podía permitir que el enfermo de mi padre siga destrozándolo.

—No — dije quebrándoseme la voz — Pero dejame salir, por favor.
— Sakura te acompañará
— No, a esa perra la quiero lejos.

Mi padre me permitió salir, pero debería soportar a los dos gorilas con que él suele salir. Era preferible eso a permanecer aquí encerrado.

Sakura se había recibido de doctora también, la muy maldita estaba loca y era la verdadera causante de ésta cruel actitiud de mi padre, cuando él había cambiado ya.

Era ella la que le calentaba la cabeza intensificando su obseción por Naruto. Desapareciendo ella quizas mi padre vuelva a ser aquel con quien crecí, a quien en verdad admiraba.

—Padre — Dije — Por favor, alejate de Sakura ¿no te das cuenta que ella es la culpable de tu actitud? Por favor padre...

—Sakura es tu hermana, tan hija mía como tú.
—Padre, habías cambiado y yo te admiraba tanto...hasta que Sakura apareció y todo se vino abajo.

— Ya acabamos Shinki
— Padre por favor
— Solo saldrás con mis escoltas
—¡Padre!

Pero él se fue dejándome más que angustiado. Padre. Él no solía ser así, maldita sea. Me arrojé a uno de los sillones que adormaban mi habitación más que angustiado. Desholado.

Los recuerdos de los diversos momentos vividos junto a mi amado Boruto se agolparon en mi mente. Durante mi estadía aquí, junto a mi padre, él me pagó un psicólogo para poder superar mi trauma después de lo vivido con Momoshiki.

Gracias a eso ya no tenía ese trauma ni soñaba con ello. Fue un excelente psicólogo quien me trató. Mi padre me dijo que nadie se merece vivir con ese tipo de traumas.

¿Por qué se empeña en comportarse como un monstruo si en verdad es un gran padre? Pero luego aparecen éste tipo de órdenes suyas que me causan una desesperación intensa, seguida de angustias y dolores que me inducen a querer suicidarme.

—Boruto, mi vida ¿cuándo podré volver a verte? Deseo poder tocarte, besarte, abrazarte. Mi vida....te extraño tanto... — las lágrimas humedecieron mi rostro.— Te necesito más que nunca...mi vida.