081. No quiero dejar de mirarte.

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En una tarde tranquila que comienza a despedir el invierno

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En una tarde tranquila que comienza a despedir el invierno. Hoseok acepta la sugerencia que le hace Seokjin de tomarse una semana como viaje de trabajo para salir junto a Yoongi y estar a su lado. De no ser porque la quimioterapia continúa aplicándose tres veces por semana, lo habría llevado a la cabaña donde estuvieron el día de la lluvia de estrellas y un par ocasiones pasajeras más. Quizás una noche de observatorio le vendría bien para recomponerse de sí mismo. Y estar a solas sin ajetreo les viene bien a ambos.

Debe hacer malabares emocionales para ello. No es el mejor generando algún tipo de manipulación para lograr lo que desea, pero logra convencer a Yoongi de abandonar la cama y respirar algo de aire fresco.

El primer día, lo carga hasta la azotea del edificio, de madrugada, para ver juntos el amanecer. Sentados en el borde, con las manos entrelazadas, en absoluto silencio, respirando profundamente la paz del otro.

—Estar aquí me recuerda a cuando sólo éramos amigos —comenta Yoongi con una pequeña sonrisa, apoyado en el hombro de Hoseok.

—Y siempre terminábamos tocándonos las manos y fingiendo que no sucedía nada —menciona él—. Mi corazón se aceleraba mucho, y ni siquiera asimilaba por qué. Sólo me sentía nervioso y bien al mismo tiempo.

—Te gustaba mucho —vacila Yoongi y ahoga una pequeña risita.

—No —corrige Hoseok—. Me gustas mucho.

—¿Sí? ¿Te sigo gustando así? ¿Mientras me voy quedando sin cabello y apenas puedo caminar?

—Claro que sí. Me gusta cargarte. Y lo del cabello tiene solución y también es temporal.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque soy un adivino del futuro. Y nada hará que cambie de opinión sobre lo que siento por ti.









El segundo día, Hoseok acompaña a Yoongi al hospital como cada vez que debe hacer la terapia. Aprieta su mano todo el tiempo y le cuenta historias para que olvide el dolor que le genera una tras otra. Intentando olvidar él mismo que al día siguiente será peor.

En la salida pasan por algo de comida chatarra, algo que no comen desde el inicio de la quimioterapia y se permiten estar en un restaurante atestado de personas, hablando sin problemas y mirándose a los ojos con las mejillas llenas de hamburguesa.

De regreso a casa, Hoseok le da un baño a Yoongi con cuidado, ambos ignorando el cabello que queda flotando en el agua y yendo a dormir juntos como cada noche. Aferrados el uno al otro.









El tercer día, Yoongi permanece en su cama todo el día. Hoseok se encarga de limpiar y de mantenerlo aseado y bien alimentado, casi rogándole, pero bien alimentado al fin. Lo observa dormir la mayor parte del día y le entrega sus medicamentos para que logre relajarse y continuar descansando. Por momentos también cae dormido a su lado, completamente agotado.

Dulces de humo ✎ yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora