017. Buena compañía.

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¿De qué color es el viento? Esa es la pregunta que baila en la mente de Hoseok esta mañana, con todas las cortinas cerradas y un dolor de cabeza insoportable incluso después de darse una ducha fría y tomar dos tazas cargadas de café con azúcar

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¿De qué color es el viento? Esa es la pregunta que baila en la mente de Hoseok esta mañana, con todas las cortinas cerradas y un dolor de cabeza insoportable incluso después de darse una ducha fría y tomar dos tazas cargadas de café con azúcar. El viento sopla con fuerza, lo escucha golpear los techos, las ramas de los árboles, las hojas al volar. La primera tormenta de verano ha iniciado hace pocas horas en que acaba de despertar. Cada sonido le escuece los sesos. El golpetear de las gotas de lluvia se siente diez veces más fuerte que en un día normal.

Con un ardor profundo en la boca del estómago, Hoseok decide levantarse por tercera vez de la cama para hacer algo de comer. Tal vez así podrá sostenerlo de mejor manera y lograr ir al supermercado en busca de las provisiones de la semana.

A duras penas hierve agua nuevamente y se cocina una olla llena de fideos instantáneos que sin dudarlo comerá completa. Es su complemento preferido para los días como este, aunque antes Yeun solía estar a su lado sobre el sofá, ambos cubiertos por la misma manta, una taza de café y una película dominguera y muy family friendly en la televisión. Hoy Hoseok escucha y abre las cortinas finalmente para ver la lluvia caer en su balcón, con la olla de fideos sobre su regazo cubierto por una manta y la taza de café sobre la mesita. Y solo, muy solo.

No sabe si es la soledad o la melancolía que generalmente aparece en los días de resaca, tal vez ambas, pero durante todo el tiempo en que come y la lluvia cae, Hoseok deja que sus mejillas se empapen sin preocupación de que alguien pueda verlo. Sus párpados de por sí ya están inflamados.

Un momento en que la tormenta se detiene, se despierta en el sofá con un horrible dolor de cuello debido a mantenerse tanto tiempo en la misma posición incómoda que ni siquiera recuerda en qué momento cayó. Se despereza haciendo ruidos extraños y le suenan los huesos al mismo tiempo, al parecer está más tenso de lo que esperaba.

Al ponerse de pie para salir al balcón un segundo y tomar aire limpio y fresco, dos golpecitos en la puerta principal lo detienen. Deja la ventana medio abierta para que pase aire y camina para abrir también la puerta. Asoma parte de su cabeza para encontrarse a Min Yoongi cubierto de negro y una expresión de cansancio probablemente peor que la suya.

—Hey —saluda entonces.

—Hola, Hoseok. —La mano de Yoongi viaja hasta la parte trasera de su cabeza para despeinarse más de lo que ya está—. Lamento... molestarte a esta hora un domingo, pero ¿no tendrás algún medicamento que pueda quitarme el dolor de cabeza?

Por alguna razón, aquello a Hoseok le hace gracia y exhala una pequeña carcajada que Yoongi responde con un entrecejo arrugado. Abre la puerta un poco más y mueve su cabeza para dar una afirmativa a su petición. En silencio, gira sobre sus talones para caminar hasta su baño en búsqueda de su botiquín, pero luego se detiene y gira un par de grados su cabeza para mirar a Yoongi que yace de pie en la orilla de su puerta.

—Estás hecho un desastre —dice.

Puede notar como Yoongi lucha contra la sonrisa que quiere formarse en su rostro.

Dulces de humo ✎ yoonseok.Where stories live. Discover now