012. Detener el dolor.

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Esta mañana Hoseok encuentra una pila de papeles y archivadores encima de su escritorio

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Esta mañana Hoseok encuentra una pila de papeles y archivadores encima de su escritorio. Todos figuran casos nuevos y antiguos que deben ser registrados, analizados y reenviados al centro principal. Apenas ha podido conciliar el sueño la noche anterior y le duele la cabeza, justo donde le ha golpeado la maldita pelota la tarde anterior. Al menos, no se ha encontrado a Min Yoongi esta mañana por ningún sitio, así que se mantiene más tranquilo.

Con música a un volumen moderado que no traspase las paredes, Hoseok inscribe a los quince menores nuevos que se encuentran en el archivador del mes. Piensa con desgano en lo doloroso del abandono, y en como perdió el tiempo todos estos años sin tomar la decisión sobre adoptar a un pequeño o no. Aunque Yeun jamás le dijo nada al respecto después de la última discusión sobre el tema.

El dilema inicial es que, por más intentos que tuvieron, jamás pudieron concebir un hijo propio. Después de varios exámenes, supieron que Hoseok era el verdadero problema, y aunque estaban decepcionados y comenzaron un tratamiento fallido, pensaron en la adopción que nunca llevaron a cabo. Ahora mismo, mientras revisa el expediente de Park Junkyo por enésima vez, piensa en que tal vez Yeun lo ha dejado por ello.

Le llena de rabia que personas que pudieron lograrlo, decidan abandonarlos, o que no los cuiden lo suficiente hasta el punto trágico en que la seguridad social opta por quitarlos de su lado. No sabe cuál es peor. De haber tenido un hijo propio, Hoseok hubiese sido el hombre más feliz del mundo. Quizá su matrimonio seguiría en pie.

Pierde la mañana en eso, más sobrepensando como un experto, que haciendo el trabajo para el que le están pagando. Hace un par de llamadas al asistente social para saber si hay más trabajo del que tenga que ocuparse antes del almuerzo. Ante la negativa, cierra el archivador del mes anterior y gira hacia la ventana que tiene detrás, con los ojos empapados.

—Permiso, buen día —dice Seokjin dentro de su despacho sin siquiera haber tocado la puerta—. ¿Hoseok?

—¿Sí? —pregunta con la mirada puesta en un punto inexacto.

—Traigo unos documentos que debes firmar para el contador. —Escucha con atención como un montón de hojas caen con fuerza sobre su escritorio, algo que Seokjin hace cuando quiere llamar su atención—. ¿Me estás escuchando? Necesito que firmes e...-

—Sí, Seokjin, te escuché. Gracias.

—¿Gracias? —pregunta con una risa de por medio—. Necesito que firmes ahora, debo llevárselos al contador.

—Ya lo sé, te escuché, ¿algo más?

—Bien —masculla Seokjin—. Se los lleva usted mismo, jefe. Nos vemos.

Lanza un suspiro cuando la puerta cierra a sus espaldas y finalmente gira, limpiándose las mejillas y la nariz para eliminar el rastro de su patético llanto. De mala gana firma un par de papeles, entre ellos el contrato de Min Yoongi que figura para un año completo. Una obligación de parte de la directora Lee, porque no pueden darse el lujo de buscar otra persona igual de competente.

Dulces de humo ✎ yoonseok.Where stories live. Discover now