077. Vivir tu dolor.

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Las semanas posteriores a la partida de la señora Park son una carga pesada que Hoseok ha tenido que aprender a sobrellevar de manera doble para evitar que la fatiga se expanda mucho más sobre el cuerpo de Yoongi

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Las semanas posteriores a la partida de la señora Park son una carga pesada que Hoseok ha tenido que aprender a sobrellevar de manera doble para evitar que la fatiga se expanda mucho más sobre el cuerpo de Yoongi.

Las quimioterapias han comenzado a ser dolorosas y cada semana Yoongi se ve más cansado y aburrido de ello. Pero Hoseok hace lo posible por mantenerlo animado. Al menos, buscando el pequeño lado positivo, Yoongi no ha perdido el apetito de verdad y tampoco ha tenido que sobrellevar las náuseas, por lo que, a pesar de su debilidad, no ha perdido más peso de lo esperado, pues se mantiene bien (y a la fuerza, porque es terco) alimentado.

En el hogar todo marcha cuesta arriba. Seokjin ha persuadido a Namjoon para firmar un contrato de reemplazo por un año completo, así que no ha tenido que pagar nada de más ni lamentar malas salidas de mes, porque el trabajo de su mejor amigo es impecable.

Yoongi le ha mencionado que le da igual quién tome su puesto, y en ocasiones, cuando está de mal humor o demasiado agotado, habla de mala gana acerca de ello para disculparse después. De alguna forma, Hoseok sólo intenta continuar con la esperanza de que todo mejorará pronto. Cuenta los días restantes para que acaben los seis meses de terapia inicial y que el tumor desaparezca y deje a su novio en paz para siempre. Claro que es el más esperanzado de todos.

Jimin le ha dicho en ocasiones que la señora Park se encuentra decaída y deprimida, y que le ha pedido muchas veces que venga a Jaepil a ayudarlo con el cuidado de Yoongi para que ninguno de los dos pierda demasiado la energía. No obstante, Hoseok le dice que todo está bien y no debe preocuparse, sólo para arrepentirse cada noche en que Yoongi no puede quedarse quieto en la cama debido al dolor muscular.

—¿Cómo va todo con Yoongi? —pregunta Namjoon sentándose frente a él en el comedor del centro, justo cuando Seokjin también se les une—. Te ves cansado.

Hoseok mueve el tenedor en su ensalada sin ánimo de probar bocado.

—Regular —murmura cabizbajo—. No logra conciliar bien el sueño por el dolor muscular, que encima parece empeorar con cada sesión. Te juro que no doy más viéndolo sufrir así, pero intento fingir que todo está bien para calmarlo.

—¿Le dan algo para calmar eso?

—Sí, un par de medicamentos de los que no puede abusar. Sólo los toma cuando ya no puede más del dolor y eso es peor todavía.

Seokjin lo observa con tristeza e intercambia miradas con Namjoon en búsqueda de palabras de apoyo que ninguno sabe dar.

—¿Al menos está respondiendo bien? —cuestiona Seokjin, ganándose una patada en la pantorrilla por debajo de la mesa que lo sobresalta, pero no alcanza a reclamar nada, pues Hoseok lo mira y responde:

—Los últimos análisis han salido bien. —Sonríe a medias con algo de esperanza que por momentos se pierde—. La próxima semana le harán unos nuevos para ver si continúa en su sitio.

—Saldrá todo bien —asegura Seokjin con una pequeña sonrisa—. Ya verás que dentro de un tiempo lo volveremos a tener aquí.

—¿Gracias? —cuestiona Namjoon.

—Tú te fuiste, así que cállate —sentencia Seokjin.






Llevar a Yoongi a la azotea jamás ha sido tan complicado. El cansancio le ha pegado tan duro hoy que a duras penas ha dicho que sí a su petición de subir.

—Hoseok, no vayamos.

Sus miradas se encuentran y ambos terminan por compartir una sonrisa, entonces Hoseok comprende que ha sido un tonto al pensar que Yoongi podría subir la escalera sin problema. Así que le da espalda y se agacha un poco.

—Arriba —ordena.

—Claro que no. Debes estar agotado.

—Arriba —repite la orden—. Podría estar aquí toda la noche.

Mascullando palabras que Hoseok no comprende del todo más que un «como te quiero maldito idiota», Yoongi sube a su espalda con todas sus fuerzas y él lo toma firmemente por los muslos para después abrir la puerta de su apartamento y luego la puerta prohibida de la azotea con el pie.

El aire fresco de la sexta planta del edificio en pleno inicio de noviembre les congela y enrojece las mejillas, pero cuando Hoseok sienta a Yoongi en el borde y luego hace lo mismo para estar a su lado y entrelazar sus manos, los recuerdos de días pasados les hacen sonreír y reír a carcajadas.

—Es sólo eso, mi amor —dice Hoseok—. Te juro que me haces olvidar que vivo en guerra.

 Te juro que me haces olvidar que vivo en guerra

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Dulces de humo ✎ yoonseok.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz