027. Código 286.

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—Nam, estoy trabajando y tengo mucho que hacer, por favor, que sea rápido

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—Nam, estoy trabajando y tengo mucho que hacer, por favor, que sea rápido.

Hoseok anota un par de reuniones que debe hacer para la semana subsiguiente y se preocupa por el poco tiempo que le queda para finalizar su trabajo pendiente. Se siente un abusivo por haber renovado el contrato de su asistente con el único fin de mantenerse tan despejado de sus obligaciones como le sea posible. Ahora que ha recapacitado, ya no hay vuelta atrás.

¡Llevas dos semanas sin hablarme!

—Estoy ocupado.

Pero, Hobi, ni siquiera me respondes una mísera llamada y después de que no me dijiste nada al respecto de lo de Yeun, además de unos mensajes de voz. Te esfumaste. Tengo mucho que decir al respecto.

Rueda los ojos con histeria, al borde de colgar la llamada. No tiene ganas de aguantar berrinches de bebé por parte de un hombre de veintisiete años y casi dos metros de altura como Kim Namjoon.

—Precisamente por eso. No quiero escuchar tu opinión. Sólo quería que lo supieras. Ya es un tema cerrado. Sucedió lo que tenía que suceder y ahora estoy bien, ¿puedes vivir con eso?

El silencio a través de la línea se convierte en protagonista durante varios minutos. Hoseok continúa con el celular en su oreja, mientras continúa trabajando con normalidad, aguardando a la reacción de su mejor amigo.

¿De verdad estás bien? —Es casi un murmullo. Namjoon no puede creerse esas palabras con tanta facilidad.

—Lo estoy —asegura Hoseok—. En serio, ni siquiera yo me lo creo, pero estoy bien.

Eso me hace muy feliz.

—También a mí. —Hoseok sonríe al igual que Namjoon desde Erila.

Ambos quedan con la palabra en la boca cuando las puertas del despacho de Hoseok se abren de golpe por un asustado Kim Seokjin.

—¡Director! ¡Código doscientos ochenta y seis!

Sin despedirse, Hoseok cuelga la llamada y se pone inmediatamente de pie. Por primera vez desde hace cinco años, vuelve a suceder.


Código 286

Un menor ha escapado del hogar.


Corre detrás de Seokjin, gritando en el trayecto que se cierren todas las puertas del centro, incluida la principal y el estacionamiento. Aun si sabe que las personas del hogar ya lo hicieron como cumplimiento de uno de los protocolos más importantes.

—La policía está en camino —le explica Chaewon apenas llega al patio del hogar, donde todo el personal reúne a los niños y a sí mismos. Nadie puede salir del lugar a menos que se los permita la autoridad máxima: él, o en su defecto, la policía.

Dulces de humo ✎ yoonseok.Where stories live. Discover now