048. Porque no es no.

272 82 12
                                    

Con una pequeña sonrisa y una sensación de tranquilidad en el pecho, Hoseok guarda con cuidado su celular en un bolsillo con cierre de su chaqueta para que no se pierda durante la noche

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Con una pequeña sonrisa y una sensación de tranquilidad en el pecho, Hoseok guarda con cuidado su celular en un bolsillo con cierre de su chaqueta para que no se pierda durante la noche. Pretende emborracharse hasta caerse de culo hoy. Se da una última mirada en el espejo, acomodando la camiseta limpia que ha tenido que cambiarse con una sonrisa embobada, y sale.

—¿Listo? —pregunta Namjoon cuando lo ve bajar las escaleras—. Acke está por llegar, iremos en su auto.

—¿No bebe?

—Sí, pero Seungki no, por eso la llevamos.

—Efectivamente, soy la que utilizan —comenta la chica apareciendo detrás de él—. ¿Nos vamos, Hoseokkie? ¿No estás ansioso? Creo que no sales desde que te casaste —añade lo último con burla.

Hoseok presiona sus labios formando casi una línea recta y después forma una mueca de disgusto para terminar de bajar las escaleras con las risas de sus hermanos llenando sus oídos.

Cuando dos golpes suaves resuenan en la puerta, Namjoon por poco corre para abrirla y salta sobre alguien que no se ve hasta que ambos entran a la casa. No sabe qué esperaba de Acke, pero definitivamente no era lo que ve. Ni siquiera sabe por qué le sorprende tanto su apariencia, es el tipo de persona con quien su mejor amigo sale siempre: más bajo que él, pálido a morir y de ojos rasgados; sólo que esta vez tiene el cabello rizado y rubio. Sus ojos son de un color azul intenso y una linda sonrisa con brackets. Es lindo y muy agradable a primera vista, pero con una actitud un tanto distante de él, a pesar de que le sonríe cuando un entusiasmado Namjoon los presenta.

Los cuatros suben al enorme vehículo de Acke y se dirigen al club. Lugar tan plagado de personas como de otros enormes vehículos, y se le olvida que Namjoon aquí es él mismo, porque su entorno es tan adinerado como él. Le agrada que pueda ser así y no se sienta intimidado. Ni siquiera deben hacer una fila, porque Acke parece conocer al de seguridad. Hoseok entra al ruidoso y plagado club con los dedos enredados a los de Seungki, quien le sonríe con burla, porque se encuentra demasiado ansioso por más que intenta no demostrarlo.

—¿Qué vas a beber? —pregunta Namjoon cerca de su oreja para ser escuchado por encima de la música—. ¿Lo de siempre?

—Lo de siempre —contesta Hoseok con una sonrisa, liberando por fin la mano de su hermana y sentándose junto a Acke en unos sofás color carmesí.

—Que gusto conocerte —menciona el chico rubio a su lado, mirándolo con la misma distancia inicial—. He escuchado más de ti de lo que quisiera. Sin ofender.

—Nam también me habla mucho sobre ti —dice sin saber cómo responder a esas palabras en realidad.

—Tú y yo sabemos que eso no es cierto.

—¿Qué no es cierto? —cuestiona Namjoon en un grito extendiendo un vaso goteante hacia Hoseok.

—¿No me pediste nada? —inquiere Acke con una ceja alzada hacia lo que tiene entre sus dedos.

Dulces de humo ✎ yoonseok.Where stories live. Discover now