021. Herido.

Depuis le début
                                    

—¿Por qué? ¿Yeun está bien? ¿Mi bebé?

La señora Song niega con su cabeza y su mirada de lástima se intensifica. Yeun entró en trabajo de parto la noche apenas pasada, y tras horas incontables de pura agonía, el fallido trabajo de parto se transformó en hemorragia y debió entrar a pabellón con urgencia. Las punzadas en la cabeza de Hoseok se triplican, asimilando un millón de cosas de manera demasiado rápida. Apenas la semana anterior ha recibido la noticia y en menos de doce horas se lo han arrebatado todo otra vez.

—Lo lamento, Hoseok.

—No puedo creerlo... —Se lleva las manos al cuello e inclina la cabeza hacia adelante—. Apenas me lo ha contado.

—Me sorprende que lo haya hecho siquiera.

Su exsuegra siempre ha sido muy extraña cuando se trata de él, quizá porque siempre ha sido un muerto de hambre que salió de un hogar de menores y ella no quería eso para su hija. Debió ser la más feliz cuando Yeun lo dejó. Y Hoseok tiene la sospecha de que probablemente ahora, aunque muy en el fondo, también está feliz de que no alcanzaran a compartir una larga vida de paternidad. Y le hierve la sangre de sólo pensarlo.

—¿Cuándo podré pasar a verla?

—El médico saldrá en un momento. Están buscando la ayuda psicológica necesaria para ella. —Hoseok asiente con suavidad, tal vez él también lo necesite—. Tengo que pedirte algo, Hoseok.

—Lo que sea, dígame.

La señora Song se lleva el vaso de café a los labios durante unos segundos.

—Quiero que te alejes de ella —sentencia más que nada, con voz totalmente dura—. Ya no tienes nada que ver con ella, ni con nuestra familia. Después de esto, Yeun necesitará recuperarse y estar lejos de ti le hacía bien hasta que decidió contarte lo del bebé. Verás, ya no está, así que necesito que, por favor, la dejes en paz.

Sumar dos más dos es sencillo, y sabiendo cómo es la señora Song desde siempre, no comprende cómo es que nunca tomó en cuenta que las decisiones de Yeun siempre pasan por ella primero. Hoseok va a comenzar una discusión que nadie podría detener, pero su atención se ve desviada por el médico que acaba de pedir a los cercanos de Song Yeun. Se pone de pie y camina detrás de su exsuegra.

—¿Usted es la pareja? —le pregunta el médico.

—No —responde la señora Song por él, dejándolo con la boca abierta—. Es su exesposo. Yo soy su madre, ¿cómo está mi hija, doctor?

—Fuera de peligro, le daremos el alta en unos días. Estará bien, no debe preocuparse por ello. —Hoseok asiente, aunque no le está hablando directamente a él—. La señorita pregunta por Jung Hoseok, ¿sabe usted si se encuentra aquí?

—Soy yo.

La señora Song bufa por lo bajo y se aleja de ambos antes de que el médico le permita caminar junto a él en dirección a la habitación que Yeun ha mencionado en la llamada. Siente su cuerpo estremecer cuando la ve recostada sobre una camilla, con agujas clavadas en su cuerpo, el cabello perfectamente peinado en una larga trenza y la mirada puesta en la televisión frente a ella.

Las habitaciones de las clínicas difieren mucho de los hospitales comunes, y de alguna forma, sumado a la presencia de Yeun que parece de cualquier forma menos destrozada por la pérdida de su bebé, le causa a Hoseok una clavada de molestia que apenas puede ocultar y se pregunta una y otra vez qué tan mala idea ha sido venir de sopetón.

—Hola —saluda desde el borde la puerta, con una timidez que apenas reconoce de sí mismo.

—Hola —dice Yeun con una pequeña sonrisa, dándole su atención.

Dulces de humo ✎ yoonseok.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant