014. Kim Tae-hyung.

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Cuando deja a Taehyung en su mesa, listo para comer, le da una rápida sonrisa a Chaewon en señal de despedida para volver a la parte aburrida de su trabajo.

Hoseok pasa el resto del día dentro de su despacho, persistiendo en la meta que se ha propuesto de terminar de ingresar a los menores nuevos de este mes, esperando que no ingrese ninguno jamás, como cada día de su vida. Hoseok vive con la esperanza de que los niños dejarán de sufrir en este mundo por padres inútiles e irresponsables.

Su celular vibra con insistencia desde el rincón donde lo ha dejado para evitar distracciones durante varios minutos hasta que decide tomarlo en caso de cualquier emergencia que tenga que ver con su apartamento.

Sólo es Namjoon.

Namjoon y veinte mensajes de indignación.


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16:50: ¡Seokjin dice que no has comido!


Hoseok sólo lee ese y blanquea los ojos para volver a su trabajo. La mención de comida le revuelve el estómago por el hambre, pero no hay una pausa, es más, se esmera mucho más en lo que hace.

El mes finaliza, duda que más de alguno haya salido a la hora del almuerzo para cumplir con ese cometido. Está acostumbrado a ver a sus compañeros rondar por los pasillos gimoteando de cansancio y hambre la mayor parte del día. Generalmente, quienes salían a comer eran Namjoon y Seokjin. Namjoon jamás se pierde las comidas ni sus horarios, es muy estricto con su autocuidado, si contamos con que su atractivo físico es una de sus mayores armas, su inteligencia lo es el doble, por eso siempre se mantiene bien alimentado. Hoseok no comprende por qué siempre pierde el tiempo intentando encontrar una nueva pareja.

Son las siete y media cuando el sol comienza a reflejarse en la ventana de su despacho, anunciando que está por marcharse para acabar con el cálido día. Hoseok siente sus ojos arder mientras teclea respondiendo el último correo que queda pendiente. Estira los brazos y piernas para desperezarse, satisfecho con su desempeño el día de hoy. Su nivel de autoexigencia es el triple desde que posee un puesto mayor, pero eso le genera tan buenas sensaciones sobre sí mismo, que se lo permite, el hambre y el cansancio no logran abatirlo por encima de su satisfacción.

Deja el despacho ordenado, caminando entre los pasillos semi iluminados y vacíos. Su secretaria se ha retirado en su horario correspondiente, ella no es una idiota que se autoinflige dolor y cansancio.

Se adentra en el elevador con desgano, de pronto el agotamiento ha comenzado a pesarle sobre los hombros. Lanza un quejido interno cuando se detiene y no es la primera planta, sino la sexta. Las puertas del elevador se abren mostrándole a un hombre delgado que conoce, pero que no debería encontrarse aquí a estas horas, porque su turno terminó hace una hora. Luce tan cansado y harto como él, tanto así que ni siquiera le dirige la mirada, entra en el elevador como un zombi.

—Quiero arrancarme los ojos y fingir que las facturas no existen y jamás existieron—dice Yoongi con su tono de voz tan usual, pero más ronco que de costumbre.

Hoseok lo mira, tiene los ojos cerrados y los labios entreabiertos que relame con una suavidad y lentitud, una acción tan y común que lo hace mantenerse atento.

—Necesito un asistente, director Jung.

Debe desviar la mirada cuando Yoongi abre los ojos y lo enfrenta.

—Me temo que no puedo darle lo que necesita —responde cuando las puertas del elevador por fin se abren en la primera planta—. Estamos contra el presupuesto. Además, tengo otros proyectos pendientes que poseen mayor prioridad.

—Que mal —murmura Yoongi, abriéndose paso delante de él sin decir nada más y sin siquiera volver a dirigirle la mirada.

Hoseok camina detrás de él y luego se desvía en dirección al estacionamiento donde su adorado vehículo, que hoy no quiere conducir, lo espera.

Dentro del condominio, Hoseok estaciona donde le corresponde y más que perezoso se encamina hacia la entrada del edificio donde vive.

—¡Hoseok! —grita alguien detrás de él y lo obliga a detenerse en seco.

Gira hacia quien que ya se encuentra a menos pasos de distancia y sonríe de forma inconsciente al ver la que se dibuja en el rostro de Min Yoongi.

—¿Hoseok? —cuestiona con tono de burla. No se acostumbra al cambio de actitud tan extraño que tiene una vez pisan la calle lejos del edificio del centro. Es como si se tratase de otra persona.

—Así se llama, ¿no? —pregunta Yoongi con fingida inocencia—. Que, por cierto, ¿cuántos años tiene? —Pega la espalda a la pared a un lado de la entrada donde lo ha detenido y mete las manos dentro de sus bolsillos, buscando algo que encuentra al instante.

—Veintisiete —responde Hoseok, atento a sus acciones que le hacen arrugar el entrecejo.

—¿En serio? —Yoongi luce más que sorprendido mientras se lleva un cigarrillo a los labios—. Pues, adivina qué...

—Ya lo sé. —Hoseok blanquea los ojos.

Yoongi se ríe cuando él se queja por lo bajo, mientras enciende el cigarrillo y exhala una extensa cantidad de humo con aroma mentolado y desagradable. Echa un pie atrás, moviendo la mano para disipar el humo que no le parece justo tener que inhalar.

—¿Le molesta? —pregunta Yoongi, él asiente—. Lo siento. Estoy demasiado estresado. Lo apago de inmediato.

—No, no —dice Hoseok antes de que Yoongi tire el cigarrillo al suelo—. Yo me voy.

—Sólo es un cigarrillo.

—Tengo que cenar y todo eso —vacila.

—No comió hoy.

—Pues no, así que me retiro a ello. —Yoongi se ríe—. ¿Qué?

—Habla chistoso.

Hoseok vuelve a quejarse y termina por entrar al edificio, con Yoongi siguiéndole los pasos, se percata de ello cuando lo tiene a su lado, oliendo a humo dentro del elevador.

—¿Puedo invitarle la cena? —pregunta Yoongi cuando las puertas se abren en la quinta planta.

—Háblame sin formalidad fuera del trabajo, por favor.

—Bien, bien. ¿Entonces puedo?

—Estoy muy cansado... sólo quiero llegar a dormir.

Yoongi suspira.

—Está bien.

Caminan en silencio hasta sus respectivas puertas, cuyas abren al mismo tiempo y se adentran en sus apartamentos después de dirigirse una rápida mirada.

Caminan en silencio hasta sus respectivas puertas, cuyas abren al mismo tiempo y se adentran en sus apartamentos después de dirigirse una rápida mirada

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Dulces de humo ✎ yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora