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Trastorno explosivo intermitente.

O como lo llama mi madre.

Ataques de ira.

A según ella, así suena menos feo y más comprensible ante las personas.

Como si yo necesitara que las personas me comprendieran.

Menuda mierda.

Esa estúpida expresión no le quita el hecho de que sigue siendo un trastorno, un trastorno que le debo a los malnacidos de la preparatoria. Según mi psicólogo, mi trastorno que dio inicio a mis catorce años de edad, fue debido a los abusos físicos y verbales de mi entorno. Tras descubrir mi trastorno, la medicación no se hizo esperar y por un tiempo estuve en tratamiento como si de una loca se tratará, culpandome a mi de lo que ellos habían ocasionado. Pero no podían mantenerme drogada para siempre, o eso me dije en el momento que deje de tomar las píldoras, dando por sentado mi propio tratamiento, el cual es darle rienda suelta a mis oscuros deseos.

Pero hoy, después de tantos años me veo en la situación de tratar de controlar algo que es más fuerte que yo.

Ira.

Irritabilidad.

Pensamiento acelerados.

Hormigueo.

Temblores.

Palpitaciones.

Opresión en el pecho.

Son algunas de las sensaciones que me recorren el cuerpo en este momento, con mi vista fija en la pared tratando de no pensar en James con esa mujer, tratando de controlar mis demonios por la mujer que me ve desde el umbral de la puerta, tratando de ver lo que no soy.

_ Necesitas algo, mi niña?

Niego, y llevo mis rodillas a mi pecho para pasarle los brazos en un especie de abrazo.

_ Déjame sola.

Mi voz sale totalmente diferente, pareciera que no fuera yo la persona que hablará. Mi madre afirma, y da un paso hacia atras para dar media vuelta.

_ Cierra la puerta.

El sonido de la puerta al cerrarse, me hace apretar los puños con tanta fuerza que por un momento se vuelven blancos. La sombra en el balcón de mi habitación no me sorprende, a este punto de mi vida ya nada me sorprende.

_ Debo confesar que te ves fatal.

Lo observo por el rabillo del ojo, es obvio que me debo de ver horrible. El cuerpo me tiembla, estoy empapada de sudor, y solo observo a un punto fijo como si estuviera poseída.

_ Vete.

Quisiera decir que me obedeció pero al contrario, comenzó a caminar hasta mi cama y se sentó sin ninguna invitación.

_ Deberías dejarlo salir.

_ Si entiendes que mi madre está en la habitación de al lado.

Su mano se posa en mi brazo y lo observo de mala gana haciendo que aparte su mano.

_ Entonces, vámonos.

Bien se dice, que la mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella.

Me pongo de pie sin decir ni una palabra, tomo mi chaqueta, mis llaves y algo de dinero. Y camino hasta la ventana, primero saco los pies y después mi cuerpo para comenzar a descender a pasos rapidos y seguros. Cuando mis pies tocan el suelo, algunos segundos después lo hace Yoshua y comenzamos a caminar en absoluto silencio, no vale la pena preguntar a donde me llevará porque seria una pregunta a la cual ya le tengo respuesta.

Insegura (#1 De La Bilogía Emocional)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz