🪶CAPÍTULO 9: La bruja de cabello azul🪶

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Calix cerró los ojos, escuchando el bosque, en busca de todo aquello que sirviera como arma.

Pero las voces de aquellos tres seres hablando, abrumaban los sonidos del bosque. Sin querer escuchar sus ideas para torturarla y sacarle información, se concentró en escuchar más allá de ellas.

Después de unos segundos, pudo identificar el sonido de una corriente, señal de que había un rio cerca. Abrió sus ojos al escuchar el viento soplar, elevando su mirada a las copas de los pinos para intentar calcular la fuerza de este, pero al ver que solo movía las copas ligeramente, se dio cuenta que no serviría de mucho.

Soltó un suspiro, el agua y el viento no eras los mejores aliados en esta ocasión, pero servirían de distracción, así que ya era un punto bueno.

Espero que los chicos se separaran un poco, pero al ver que estos se adentraban al bosque y dejaban a la chica de cabello azul sola, vio su oportunidad.

Calix salió de su escondite y corrió hacia ella, con una velocidad tan impresionante que lo único que cruzo en su cabeza fue «un poder más», ya que no tenía tiempo de asimilar este nuevo poder, que bien le hubiera servido en aquella ocasión en donde casi la asesinan.

Se arrodillo frente a la chica, desatando apresuradamente sus manos y pies.

—¿Estas bien? —preguntó, observando como masajeaba las muñecas de sus manos.

—Sí —contesta, quitando el pañuelo que cubría su boca.

—Aunque tú no lo estarás —escuchó detrás de ella.

Al voltear, se encuentra al chico de la cicatriz en la cara, el cual la sujeta del brazo con fuerza y la lanza al aire.

Su cuerpo impacto contra un pino, y el dolor inmediatamente invadió cada musculo de su cuerpo. Se retorció en el suelo, ante la falta de aire que había sido abruptamente liberado de sus pulmones.

El dolor comenzó a disminuir lentamente, concentrándose en su cabeza. Se llevó la mano a ella en un intento de reprimir el dolor, pero su mano fue empapada por un líquido pegajoso. Era sangre, y si esa estaba siendo expuesta de su cuerpo solo significaba que era una herida grave y sería difícil ocultarla de sus padres.

Poniéndose de pie, observo como el chico rubio con rostro deforme tomaba del cuello a la bruja murmurándole unas palabras antes de lanzarla al fuego.

Guiada por un impulso, corrió hacia ellos, pero fue derriba con brutalidad por un desconocido.

—¿Acaso quieres morir? —preguntó Esteban encima de ella, mientras sujetaba sus manos a sus costados.

—Tal vez —contesto, intentando escapar de él. Lo que ocasiono que el chico la sujetara con más fuerza.

—Si te atreves a enfrentarlo, él no tendrá compasión de ti —advierte.

—No quiero que la tenga —dijo Calix.

Desvió su mirada la fogata, en donde los dos seres seguían discutiendo, pero solo uno estaba cerca de la muerte. Necesitaba pensar en algo pronto.

Una idea cruzo por su mente, y dejo de forcejear.

—Es interesante ver que eres valiente, pero ciertamente no vale la pena que luches en una guerra en donde perderás —expone—. Esa bruja merece que la quemen, protegerla solo es una pérdida de tiempo.

—Una pérdida de tiempo fue charlar conmigo en vez de asesinarme.

Tan pronto dijo aquello, el chorro de agua que había traído del rio se impactó contra el cuerpo de Esteban, quien salió disparado a unos metros de ella.

Mi Secreto: La Rosa De Cristal. (Libro I)⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora